J. D. Vance, vicepresidente de EE.UU., la conexión de los nuevos republicanos con los duros de Silicon Valley

Francisco Espiñeira Fandiño
FRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

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Vance y su esposa, este lunes en Washington.
Vance y su esposa, este lunes en Washington. Chris Kleponis | REUTERS

El multimillonario Peter Thiel, rival de Zuckerberg y Musk, es su mecenas

21 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El ex senador republicano James David Vance (Middleton, Ohio, 1984) tomó posesión este lunes como nuevo vicepresidente de Estados Unidos, instantes antes de que Donald Trump jurara su cargo. Vance, de 40 años, se convirtió así en el primer vicepresidente de la generación millennial y en el tercero más joven de la historia después de John C. Breckinridge, que asumió con 36 años en 1857, y de Richard Nixon, que lo hizo con 40 años en 1953.

El nuevo vicepresidente, al que desde niño le llaman JD (léase Yeidí) tiene tres hijos de su matrimonio con su esposa, Usha, y es un ejemplo de superación personal, pero la llegada a la Casa Blanca podría ser el penúltimo paso de su exitosa carrera. Si a Trump le ocurriera cualquier cosa durante los próximos cuatro años, sería su relevo natural. Y, si agotan el mandato, será el mejor situado para levantar la mano en la carrera de la sucesión.

Nacido en Ohio, Vance tuvo una infancia marcada por la pobreza y la adicción a las drogas de su madre, por lo que fue criado principalmente por su abuela. Tal es su devoción hacia ella, que eligió su apellido.

Joven y hecho a sí mismo, creció sin padre en el llamado «Cinturón de Óxido», un suburbio de una de las zonas industriales más azotadas por la crisis. De ese pozo, con talento y esfuerzo, llegó a la Universidad de Yale y se hizo rico con las nuevas tecnologías. Además, sirvió en los marines en la guerra de Irak.

En el 2016, publicó el libro Hillbilly Elegy, unas prematuras memorias de su familia en los montes Apalaches adaptada años después al cine. El libro se convirtió en un superventas y la notoriedad que ganó le permitió hacerse con un escaño para el Senado en las elecciones legislativas del año 2022.

Trump, «idiota» y «Hitler norteamericano»

En el camino hacia Washington, J. D. Vance ha tenido que borrar muchos de sus insultos hacia el que ya es su jefe, al que tachó de «idiota» y «Hitler norteamericano». «Estaba equivocado respecto a Donald», rectificó tras ser elegido por el magnate como su número dos, aunque mantiene algunas discrepancias como en el tema del asalto al Capitolio y los indultos a sus perpetradores.

La irrupción de Vance en la pasada campaña supuso un impulso en las filas republicanas, sobre todo, entre la clase trabajadora blanca, que ve en él un modelo de éxito a seguir. Además, en el viaje junto a Trump hacia la Casa Blanca, trató de atraer a otros votantes y rebajó el tono que había mantenido en el inicio de su carrera política, como cuando en el 2021 dijo: «El país estaba gobernado por un montón de mujeres sin hijos y amantes de los gatos que se sienten miserables con sus propias vidas y las decisiones que han tomado y por eso quieren hacer que el resto del país también se sienta miserable».

El político, conocido por su visión extremista y conservadora de la sociedad estadounidense, ha sido criticado por su falta de flexibilidad y su tajante oposición al aborto, que pide prohibir a partir de las 15 semanas. Se define como una persona provida que desea «salvar el mayor número posible de bebés».

En cuestión migratoria, apoya finalizar la construcción del muro en la frontera con México, acelerar las deportaciones y poner fin a los programas que facilitan el establecimiento de los migrantes en suelo estadounidense.

Crítico con la ayuda a Ucrania, pero incondicional de Israel, la otra gran fortaleza de JD Vance es su conexión con el núcleo más duro de Silicon Valley. Uno de sus principales patrocinadores es Peter Thiel, que siempre encabezó el ala más derechista de los empresarios tecnológicos y siempre fue crítico con las derivas woke de otros multimillonarios como Mark Zuckerberg o Jeff Bezos. Thiel impulsó a diversos pensadores de corte populista y financió la carrera de Vance. Ahora que los otros magnates tecnológicos se han rendido al empuje de Trump, Thiel, que maneja un fondo de inversión de más de 9.200 millones de dólares, confía en que su patrocinado le ayude a frenar el poder de Musk. Y él conoce mejor que nadie al dueño de Tesla y X. Fue su socio en PayPal y la relación acabó con ciertas tensiones. JD Vance es su gran apuesta de futuro para la era posTrump.