Antonio Piña, nuevo magistrado de la Audiencia Nacional: «No voy a buscar exposición mediática ni crear macrocausas donde no las hay»

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE / LA VOZ

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Antonio Piña, magistrado de la Audiencia Nacional.
Antonio Piña, magistrado de la Audiencia Nacional. ALEJANDRO CAMBA

El juez asumirá el juzgado que lleva causas como la Púnica o la Lezo tras una década como presidente de la Audiencia Provincial de Ourense

05 ene 2025 . Actualizado a las 17:09 h.

Antonio Piña Alonso tomará posesión a finales del mes de enero de su plaza como titular del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional. Nacido en Tui en 1965, el magistrado llega al puesto tras haber sido presidente de la Audiencia Provincial de Ourense durante los últimos diez años. Vuelve a la primera línea, aunque sabe que a partir de ahora será diferente.

—¿Da un poco de vértigo hacerse cargo de un juzgado con tantos asuntos?

—Voy a un sitio en el que llevan seis meses sin juez y en el que antes tenían a uno titular y dos de refuerzo. Yo no sé si me van a reforzar o no, pero sí sé que hay muchísimo trabajo nuevo, que no concuerda con lo que hacíamos aquí. Por lo que me han contado los profesionales, trabajan de una forma distinta y además el volumen de causas es brutal. Ahí está la Púnica, la Lezo o la Tándem. Luego hay operaciones de narcotráfico, terrorismo yihadista... la verdad es que da un poco de vértigo pero también es un salto, una oportunidad profesional en el sentido de adquirir conocimientos. Yo durante todos estos años no he parado de formarme y me parecía que el siguiente paso tenía que ser estar en un sitio donde pudiera aplicar todo ese aprendizaje.

—Dimitió como presidente de la Audiencia a finales de octubre y en noviembre ya se hizo público su nuevo destino. Parece que estaba todo muy bien pensado...

—Yo la idea que tenía al principio era la de terminar aquí el mandato y luego con calma ir a la Audiencia Nacional, pero ir a la sala; no tenía una intención clara de ir a los juzgados de instrucción. Lo que más me preocupa de todo esto es la exposición pública, como a todos. Y luego yo juego con una carta marcada porque he tenido cargos de responsabilidad dentro de la Asociación Profesional de la Magistratura, de la que sigo siendo miembro. Para muchos eso me señala como un juez conservador, aunque yo creo que aquí en la justicia que hemos tenido todos estos años no se ve que uno sea conservador o progresista.

—Pero a partir de ahora va a tener sobre la mesa casos con repercusión política...

—Yo veo muy claras dos cosas. La primera es tener menos presencia pública que la que existía en el juzgado y la segunda trabajar con la ley en la mano. Voy a aplicar la legalidad, como he hecho toda la vida, sin presiones y con valentía. Es lo que se le pide a un juez, por otro lado. Entrar en esas componendas de admitir presiones, eso es horroroso.

—Hay una judicialización cada vez mayor de la política, eso es claro, ¿cree que también la justicia está politizada?

—Hemos visto casos de distintos partidos y los jueces han sido siempre los mismos. Se han llevado asuntos de derechas y de izquierdas. Bueno, la manera en la que los llevas también puede influir, pero yo insisto en que hay que ajustarse a la ley. Al fin y al cabo, nosotros hablamos por las resoluciones y estas no tienen que ser tendenciosas. Si unos hechos no tienen trascendencia penal, no se puede construir una montaña con ellos. Yo no lo voy a hacer.

—Es consciente de que la Audiencia Nacional es una fábrica de jueces estrella, como Garzón, Pedraz o Grande-Marlaska. ¿Eso le asusta o le atrae?

—La idea que tenía de marcharme a Madrid era, sobre todo, porque tengo allí a mis hijos y me da la sensación de que por sus estudios y por sus trabajos no van a volver. Quiero estar cerca estos años de carrera que me quedan. Cuando surgió esta posibilidad de ir a la Audiencia Nacional con los primeros que lo hablé fue con ellos, porque es evidente que va a haber una exposición mediática por los casos que voy a llevar. Otra cosa es que yo la busque, y eso no lo voy a hacer, lo tengo clarísimo, porque creo que al final no reporta nada más que estar todo el día en conflicto, retrasar los asuntos y crear tensiones. Las resoluciones gustarán o no y las criticarán o no, pero que no sean objeto de reproche por estar en medio de una batalla.

—Habrá una fiscalización enorme sobre su trabajo, ¿es consciente?

—Allí se trabaja con muy buenos fiscales y tendré también que apoyarme en ellos para que se haga justicia. Yo lo que no voy a hacer son monstruos. No voy a hacer macrocausas de hechos que no los sean o archivar asuntos que son notorios. Eso no lo voy a permitir. Tengo un compromiso

de hacer las cosas como las veo, con justicia, aplicando la ley.

—¿Alguna vez le ha llamado un político para pedirle algo?

—Nunca, ni tampoco un compañero, y tampoco lo voy a admitir a partir de ahora. Entrar en esa dinámica de permitir que te llamen de un lado o de otro es una postura muy mala y no voy a entrar en ella. Mi carrera ya no depende de beneficios personales. No debo favores y tampoco tengo que beneficiar ni perjudicar.

—¿Va preparado para sobrellevar las críticas?

—Sé que habrá presiones, pero hay que tener claras algunas cosas: ¿Con qué idea vas? ¿Quieres tener líos y que te pongan querellas o afrontar problemas con la inspección? Yo quiero vivir tranquilo.

—Pero admita que le gustan las emociones fuertes, si no habría escogido otra juzgado, ¿no?

— Sí, me gustan y este trabajo me apetece. Colaboras con los mejores equipos de policía, hay muchísima cooperación internacional y todo eso me apetece mucho. A quién no le gusta llevar un macrocausa, y luego, como el juzgado está tan mal, creo que se puede mejorar mucho.

—¿Qué cree que puede aportar?

—Eso es algo que yo me he estado preguntando. Bueno, siempre he trabajado con buen ambiente y voy a dar pasos para ello. Luego, organización, porque sin ella te mueres, y trabajo, las horas que sean. Intentaré aportar un poco de racionalidad y no meterme en locuras. Con los años que tengo y con todo lo que he vivido soy capaz de discernir lo que tiene relevancia de lo que no lo tiene. Si me hubiesen ofrecido esto hace unos años, igual hubiese dicho que no, pero en una Audiencia Provincial ves todos los errores que se cometen en la instrucción, y he aprendido mucho.

—¿Ha hablado con su predecesor, Manuel García-Castellón?

—Sí, lo conozco y he hablado con él. Cada uno tiene una manera de trabajar y es cierto que a veces lo que marca el carácter polémico son los asuntos que tienes. Por ejemplo, con el caso de los CDR

cualquier resolución que pusieras iba a ser objeto de controversia. Ahora parece que el juzgado ya no está en primera plana, el foco lo tienen otros.

—¿Siempre quiso ser juez?

—Cuando era muy joven quería ser político, pero bueno, eso se me pasó rápido (ríe). Al terminar la carrera de Derecho me preparé para ser registrador de la propiedad, pero al final acabé en judicatura; estudié la oposición cuando ya había nacido mi primer hijo, era solo un bebé, y recuerdo que le cantaba a él los temas He tenido muy de cerca la sensación de no ser juez y por eso valoro mucho el respeto a todos los operadores.

—¿A quien ve mejor posicionado como su sucesor en la Audiencia de Ourense?

—Tiene que venir alguien que tenga ganas de seguir con el proyecto. En estos años creo que se han conseguido cosas y me parece que hay que mantener esa línea, estar en los sitios y buscar soluciones a los problemas.