Macron se pliega a las exigencias de Bayrou y lo nombra primer ministro
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Solo los izquierdistas de La Francia Insumisa se oponen claramente a él
13 dic 2024 . Actualizado a las 21:55 h.El centrista François Bayrou, una de las figuras más longevas de la política francesa, ha sido nombrado primer ministro en un intento desesperado de poner fin a la crisis que abrió Macron el pasado mes de junio cuando anunció la disolución de la Asamblea Nacional. «Creo que nuestro deber como ciudadanos, como padres, nuestro deber como republicanos, es obsesionarnos por dar oportunidades a quienes no las tienen. Para mí, es un deber sagrado», dijo Bayrou en la toma de posesión. Y se comparó con Enrique IV, símbolo de la «reconciliación» de los franceses. Sin embargo, el día no había comenzado tan sereno.
Este viernes, sobre las doce y cuarto del mediodía, Le Monde informó en una última hora de que Emmanuel Macron había llamado a las cinco de la madrugada a François Bayrou para anunciarle que no iba a ser primer ministro. Pero poco después, el cofundador del Partido Demócrata Europeo permaneció durante casi dos horas en el palacio del Elíseo, donde mantuvo una acalorada discusión con el presidente. Media hora más tarde, a la una menos cuarto, cuando todo parecía indicar que su candidatura estaba definitivamente descartada, la presidencia de la República emitió un escueto comunicado con el nombramiento del centrista como jefe de Gobierno.
Una revancha
El presidente del MoDem quería el puesto, lo había dicho públicamente, y acabó convenciendo al jefe del Estado, que pasó mucho tiempo evaluando varias hipótesis alternativas hasta el último momento. Ha sido una especie de revancha. En el 2016, François Bayrou se presentaba por tercera vez a unas elecciones presidenciales, pero un joven Emmanuel Macron, salido de la nada, se interpuso en su camino ocupando el espectro político que el centrista había estado cultivando. Sin embargo, en unos meses, este pasó de mostrarse «absolutamente escéptico» ante la candidatura de Macron, el aspirante de «las fuerzas del dinero», a anunciar una «alianza» inesperada. El sacrificio de Bayrou dio al candidato de En Marcha el aliento decisivo que dos meses más tarde le permitiría ganar las presidenciales.
Sin embargo, durante estos años, el exministro de Justicia no ha renunciado a su libertad y ha denunciado en varias ocasiones los errores de Macron, como el desprecio con el que acogió al movimiento de los chalecos amarillos, las prisas por imponer la reforma de las pensiones o el gastar a manos llenas disparando la deuda pública.
Ahora, su primer trabajo será elegir un nuevo Gobierno cuya composición mostrará su capacidad de tender puentes con otras formaciones. O tal vez siga la línea de su predecesor y forme un equipo cerrado de macronistas y conservadores, como los que apoyaban a Michel Barnier. De momento, solo La Francia Insumisa ha optado por una oposición frontal y ha anunciado una moción de censura en cuanto sea posible, para provocar la caída de Macron.
Sin embargo, sus aliados del Nuevo Frente Popular, socialistas, comunistas y ecologistas no quieren echar mano de la moción de censura de forma automática. Todos manifestaron ayer su deseo de buscar compromisos con el nuevo Ejecutivo, comenzando por obtener de Bayrou la promesa de que no usará el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar leyes sin el voto de la Asamblea.
La Agrupación Nacional (RN) siguió la misma línea que adoptó con Barnier. «No habrá censura a priori», declaró Jordan Bardella.
El centrista debe triunfar donde Barnier fracasó
Los franceses se preguntan cómo va a lograr François Bayrou «subir al Himalaya», como él dijo ayer, en medio de la crisis que atraviesa el país. Porque los retos siguen siendo los mismos que los que afrontaba Barnier y cuenta con los mismos apoyos. No tiene otra salida que la de alcanzar compromisos con la izquierda, sin descuidar a los conservadores.
El primer reto será intentar crear un Gobierno «de interés general», como dijo Macron, en el que participen los socialistas; algo que no logró Barnier. Pero quizás pueda encontrarlos a través de acuerdos sobre temas diversos como la reforma de las pensiones, que la izquierda quiere enterrar y que Bayrou siempre ha considerado «mejorable».
También espera obtener un pacto de «no censura» de parte de las fuerzas políticas, a cambio de renunciar a utilizar el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar las leyes sin el voto de los diputados.
Seguirá de inmediato la elaboración de un presupuesto para el 2025. Barnier ha caído porque no tuvo los apoyos suficientes para aprobarlos, pero Bayrou, que defiende una «justicia fiscal», podría ampliar su base. De hecho, los diputados centristas votaron, igual que la izquierda, a favor de una enmienda para perennizar el impuesto sobre los altos salarios. Una maniobra en contra del Gobierno, que quería limitarlo a dos años.