Buscan celdas subterráneas ocultas en la prisión siria de Sednaya, símbolo de los abusos del régimen
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En esta cárcel, denunciada durante años por organizaciones de derechos humanos y conocida por el uso de la tortura, estaban detenidos numerosos prisioneros políticos
09 dic 2024 . Actualizado a las 17:14 h.La Defensa Civil siria, conocidos como los cascos blancos, llegaron este lunes a la infame prisión de Sednaya, que estaba gestionada por el Gobierno sirio y conocida por el uso de la tortura contra los miles de presos, para rescatar a los detenidos en «celdas subterráneas ocultas».
Al menos dos equipos, informa Efe, llegaron esta madrugada a la prisión, al norte de la capital siria, mientras que otros tres se les han ido uniendo «acompañados por un guía familiarizado con la disposición de la prisión. Se espera que el resto de los equipos lleguen gradualmente, retrasados por las difíciles condiciones de seguridad en las carreteras y la grave congestión del tráfico», dijeron los rescatistas que operaban fuera del control de Damasco.
Los cascos blancos han comenzado la misión en la cárcel, también para «investigar celdas subterráneas ocultas, en las que al parecer se encuentran detenidos, según los supervivientes».
«Los equipos están formados por unidades de búsqueda y rescate, especialistas en abrir muros, equipos de apertura de puertas de hierro, unidades caninas adiestradas y personal sanitario», aseveró.
Ayer, los insurgentes declararon «libre» Damasco y el presidente sirio, Bachar al Asad, huyó a Moscú junto a su familia en el marco de una ofensiva insurgente que comenzó el pasado 27 de noviembre y liderada por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) y que es heredera de la exfilial siria de Al Qaeda.
Con el control de cada ciudad, el grupo fue abriendo las puertas de las cárceles, donde se encontraban numerosos prisioneros políticos, como han ido denunciando durante años organizaciones de derechos humanos, entre ellas la de Sednaya.
El jefe de los cascos blancos, Raed al Saleh, dijo en su cuenta oficial de X que ya han abierto «varias zonas del interior de la prisión, incluida la cocina y el horno», pero hasta ahora no han «encontrado nada».
«Estamos trabajando con toda nuestra energía para alcanzar una nueva esperanza, y debemos estar preparados para lo peor», aseveró.
Asimismo, pidió a «las familias de los detenidos y desaparecidos forzosos en las cárceles del difunto régimen de Al Asad» que no vayan a la prisión ya que es «inútil y dificulta» su tarea.
La misión de expertos de la ONU que desde 2011 investiga las violaciones de derechos humanos en Siria calificó ayer, domingo, la caída del régimen de Bachar al Asad como «un histórico nuevo comienzo para un pueblo que ha sufrido 14 años de atrocidades» y lo consideró una oportunidad para que se dé paso a una era más respetuosa con los derechos humanos en el país.
La nota celebra especialmente la liberación de prisioneros que se ha producido en la prisión de Sednaya, a las afueras de Damasco: «Es una imagen que millones de sirios no podrían imaginar hace apenas unos días y es importante que las autoridades actuales se aseguren de que las atrocidades allí no se repitan».
La prisión militar de Sednaya está situada a 30 kilómetros al norte de Damasco (Siria), y estaba gestionada por la Policía Militar.
Se hizo terriblemente famosa por el uso de tortura y fuerza excesiva tras un motín de detenidos en 2008, un lugar en los que podría haber entre 10.000 y 20.000 presos, de acuerdo a Amnistía Internacional.
Desde el comienzo de la crisis en Siria en 2011, la prisión se ha convertido en el destino final tanto de opositores pacíficos a las autoridades como de militares sospechosos de oponerse al régimen.