Al Asad despliega la diplomacia y la fuerza contra los insurgentes sirios

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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Varios combatientes opositores sirios, ayer en Alepo después de tomar el control de la ciudad.
Varios combatientes opositores sirios, ayer en Alepo después de tomar el control de la ciudad. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

El ministro de Exteriores iraní visitó Damasco y ofreció ayuda al presidente

01 dic 2024 . Actualizado a las 21:48 h.

Irán dio este domingo un paso al frente para colocarse al lado de Bachar al Asad y contra los insurgentes sirios. El ministro de Exteriores de la República Islámica, Abás Araqchí, ofreció este domingo desde Damasco al presidente «diversos tipos de ayuda» para luchar contra la ofensiva que los grupos islamistas iniciaron el pasado miércoles en el noroeste del país. Siria «se ha enfrentado anteriormente a muchas más dificultades de las que afronta hoy, y es capaz de lograr la victoria contra el terrorismo y sus patrocinadores», dijo Araqchí, antes de reiterar el compromiso de Teherán con «la integridad territorial y la estabilidad de Siria».

Así se ha retratado uno de los dos principales aliados de Bachar al Asad, mientras el otro, Rusia, parece guardar más silencio. Según algunos analistas, el Kremlin podría estar buscando debilitar a Al Asad para forzarlo a distanciarse de los iraníes y acercarse a Turquía. Y a Turquía precisamente —un valedor clave de la alianza rebelde— tiene pensado viajar hoy Araqchí. Los insurgentes han llegado a tomar toda la provincia de Idlib, su bastión, y gran parte de la ciudad de Alepo, la segunda más grande del país, donde ahora solo queda un puñado de reductos kurdos.

Un día después de retirar sus tropas de Alepo, el Gobierno de Damasco reaccionó este domingo. Activó la vía diplomática para obtener todo el respaldo posible y la mano dura para detener la ofensiva de los grupos islamistas, capitaneados por la milicia Hayat Tahrir al Sham. Llamadas, visitas, declaraciones y contactos directos se sucedieron durante la jornada, mientras el Ejército se volvió a desplegar y aparentemente frenó la ofensiva al norte de la ciudad de Hama.

Bachar al Asad ya indicó el sábado que Siria podría vencer a los rebeldes con ayuda de «aliados y amigos». Además de recibir al jefe de la diplomacia iraní, consiguió el respaldo de los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, así como la atención del Consejo de Cooperación del Golfo y la Liga Árabe, que manifestó su «inquietud» por la violencia en Siria y advirtió de un posible «caos» que los grupos «terroristas pueden aprovechar para reanudar sus actividades».

El lenguaje de la fuerza

En su primera declaración pública desde el comienzo de la crisis, Al Asad anunció que el Gobierno continuará «defendiendo la estabilidad e integridad territorial» de Siria frente a los «terroristas y sus patrocinadores». En unas manifestaciones que en nada satisfacen a la ONU —cuyos portavoces piden una desescalada para no agravar la crisis humanitaria en la región—, el mandatario advirtió de su apuesta por una respuesta militar contundente porque «el terrorismo solo entiende el lenguaje de la fuerza».

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos estima que al menos 417 personas han muerto —entre ellas 44 civiles— en los cinco días de ofensiva. E Italia ha avisado de que se avecina una nueva crisis migratoria.