Los rebeldes liderados por Hayat Tahrir al Sham aprovechan la debilidad de Moscú y Hezbolá para tomar cinco barrios de la ciudad y 64 pueblos
30 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La guerra civil siria abre otro capítulo en Alepo. Hayat Tahrir al Sham (HTS), el principal grupo armado que gobierna de facto en las zonas opuestas al régimen de Damasco, comandó este viernes la invasión de la ciudad de Alepo, la segunda más grande del país, después de haberse hecho con 64 localidades limítrofes y de la vecina provincia de Idlib, en la que ya es la principal ofensiva contra Bachar al Asad desde el 2020.
Según el grupo, los combates habrían llegado a cinco barrios de la periferia de Alepo: 3000 Appartments, Jamiliya, Hamdaniya, Salah al Din y Nuevo Alepo, donde tienen lugar los principales enfrentamientos. El Ejército Nacional Sirio (ENS), también de corte yihadista y auspiciado por Turquía, mantenía operaciones de apoyo en el norte de la ciudad. La principal carretera a Damasco fue bloqueada por los rebeldes. HTS también difundió vídeos en los que ilustraban su rapiña de material militar arrebatado, principalmente, a Hezbolá: kalashnikov, tanques, drones y lanzacohetes. Además, el oficial a cargo de la operación bautizada como Disuasión de la Agresión, Hasán Abdel Ghani, anunció un «fuerte despliegue de refuerzos» para hacer presión sobre las posiciones del régimen.
El alto el fuego rubricado entre las partes enfrentadas en el 2020 nunca se cumplió. Los bombardeos sobre Idlib fueron constantes y la mayoría de civiles que vivían en esa zona tuvieron que encontrar atención médica o un futuro mejor en la vecina Turquía.
Abu Hamza, oficial de HTS, explica a La Voz que «los bombardeos sobre población civil» de las últimas semanas por parte de Al Asad y sus aliados fueron el detonante del lanzamiento de la ofensiva. Los yihadistas aprovechan la debilidad tanto de Rusia, ocupada en el frente ucraniano —tuvo que sacar tropas del país árabe para compensar las numerosas bajas—, como de Hezbolá en el Líbano, donde actuaban muchos oficiales y soldados afincados en Siria. «No hay duda de que la situación regional y la confusión de los rusos, Hezbolá y los iraníes, influyeron en la decisión de emprender una acción militar», explica Hamza.
Los combates se saldan, de momento, con más de 200 muertos, de ellos veinte civiles, a causa de bombardeos rusos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Y también con 14.000 desplazados, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Ganarse el favor extranjero
Los rebeldes han conseguido en tres días abatir a generales de renombre del Ejército sirio, Hezbolá y la Guardia Revolucionaria iraní, tomar bases militares importantes y ganarse el favor de los civiles «liberados». El combatiente Abu Qatada espera que estos logros consigan el favor de Occidente y los países del entorno, del que carecieron a principios de la guerra (2011) y que consideran esencial para derrocar a Al Asad .«Es deber de los países vecinos apoyar la causa y la revolución», asegura desde la localidad de Saraqib.
Conseguir este apoyo es complicado. Abu Mohammad al Golani, líder de HTS, intentó sin éxito lavarle la cara a su grupo, escindido de Al Qaida, argumentando que renunciaría «a la yihad internacional» para centrarse «exclusivamente» en Siria. Ahora, lo intenta decretando la protección de los cristianos, así como su libertad de culto. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó la ofensiva como un «atentado contra la soberanía siria», para mostrar su apoyo a Al Asad. Este, mientras, se mantiene en silencio.