El PSOE exalta a Sánchez en plena crisis por las acusaciones de corrupción

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela SEVILLA / LA VOZ

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Joaquin Corchero | EUROPAPRESS

Ferraz culpa al PP de orquestar «un ataque sin precedentes» a un presidente

01 dic 2024 . Actualizado a las 10:23 h.

Pasaron más de quince minutos con el himno del PSOE poniendo épica a la entrada en el congreso federal de los miembros de la ejecutiva, seguidos por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, omnipresente en el cónclave que se cierra hoy en Sevilla. La música de Muse interrumpió esa banda sonora, y al pasillo que dividía el plenario se adentró el secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aclamadísimo por los más de mil delegados e invitados que ocupaban sus asientos desde hacía casi una hora antes de dar paso a una cita congresual que sirve para sellar su liderazgo absoluto en el partido. No intervino —lo hará hoy—, pero la unidad en torno a su figura hizo innecesario que cogiese el micrófono.

Y es que a pesar de las acusaciones de corrupción que agitan al Gobierno y al partido, el congreso federal ha supuesto para Ferraz un oasis en medio de la tempestad. «Es una oportunidad para reponer las pilas y salir con fuerzas. Hacía tiempo que no veía a la gente tan contenta», respondía ayer un destacado miembro autonómico. Esa es la consigna durante el fin de semana.

La recordó, con su primera intervención de la jornada, la número dos socialista y vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, que se sacudió también las críticas sobre la bunkerización alrededor del presidente del Gobierno. «Tenemos el claro convencimiento de que el progreso se construye juntos, todos somos imprescindibles», defendió.

«Vamos a salir de este congreso nuevos, comprometidos, fortalecidos, como siempre. Y vamos a parar esa derecha y esa ultraderecha en los discursos machistas, xenófobos, en la deslegitimización de la política», enumeró para volver a centrar la diana en el Partido Popular. Esa es la estrategia que ha seguido la cúpula del partido para responder a los casos que empiezan a acumulársele al PSOE, para los que Ferraz ha identificado un responsable directo: el PP de Alberto Núñez Feijoo.

«Nos atacan», zanjó desde la tribuna del plenario el responsable de organización, Santos Cerdán. Los socialistas ya no pasan por resistir a los embates judiciales, convirtiendo en ataques las denuncias que les llegan desde el principal partido de la oposición. «Hay una industria del odio generando fango, ruido y bilis sin parar con el objetivo de generar caos», continuó Cerdán, que fue aún más allá: «Nunca antes hubo en democracia un ataque similar contra un presidente legítimo».

Ese rearme estratégico se evidenció por la tarde, en una ponencia donde Montero y Zapatero alertaron contra la desinformación y esa «maquinaria del fango». El exmandatario advirtió que este es «el Gobierno que más ataques ha sufrido sin fundamento», después de recordar «fake news» como las que rodearon al 11M en su primer mandato. «Estos están atacando a lo loco», resumió Zapatero, que en línea con la senda marcada el viernes por Montero y Cerdán, razonó que el PP así replica a su «falta de alternativas».

Arropado por los barones

Los barones socialistas que han ido entrando en el recinto del Palacio de Congresos han evitado abordar la crisis en la federación madrileña tras la dimisión de Juan Lobato. Incluso el ministro para la Transición Digital, Óscar López, quien apunta a sucederle en Madrid, descartó abordar su futuro y rechazó que la investigación por revelación de secretos al fiscal general del Estado pueda salpicar a Moncloa.

El secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, dijo «respectar» su decisión, sin ir más allá, y ratificó el «apoio sen fisuras» de la delegación gallega al «proxecto de futuro» que, aseguró, representa Pedro Sánchez. Salvador Illa, líder del PSC, subrayó el objetivo de consolidar el mando del secretario general, a quien calificó como un referente de la socialdemocracia en Europa, mientras enfatizaba la necesidad de centrarse en la política útil y decente frente al «ruido» de las polémicas.

Otros líderes, como el vasco Eneko Andueza y el asturiano Adrián Barbón (uno de los cuatro presidentes autonómicos del PSOE) exhortaron a alejarse de las distracciones y centrarse en el fortalecimiento del partido y su capacidad de servir al país. También la navarra María Chivite, quien afirmó que el partido «está fuerte en torno a Sánchez».

El secretario general se mantuvo ausente en las ponencias y comisiones, limitando su aparición pública al arranque del congreso por la mañana. Al mediodía, reunió a sus líderes territoriales en un almuerzo donde esbozó su propuesta para la nueva ejecutiva. Hoy sí se dirigirá al congreso, ya proclamado secretario general para los próximos cuatro años.

Críticas de García-Page

El contrapunto a ese ambiente de exaltación al líder socialista fue, como es habitual, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Se mostró molesto con la ausencia de autocrítica en el congreso, argumentando que, «en algún momento», al PSOE «le vendría bien decir que en algunas cosas» han podido equivocarse. Page abogó también por evitar el victimismo ante los bulos.

Y a las puertas del recinto, la expresidenta de Andalucía y rival de Pedro Sánchez en las primarias del 2017, Susana Díaz, sirvió de recordatorio a tiempos más plurales. Pero ella misma reconoció que «cuando el secretario general es presidente del Gobierno, el liderazgo no se cuestiona». Así lo expresó en la primera de las dos veces que se dejó preguntar por los medios antes de entrar al congreso, invitada por el propio Sánchez después de que la federación andaluza no lo hiciese. Insistió, en ambas ocasiones, en que el congreso sirva para que el partido sea «habitable y respirable».