La cumbre del clima se centra ya en evitar el fracaso más que en lograr avances serios
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Los recursos que los países ricos tienen que transferir a los del sur para impulsar la transición ecológica son el principal punto en el que todavía no hay acuerdo
22 nov 2024 . Actualizado a las 09:18 h.«El fracaso no es una opción», aseguró ayer el secretario general de la ONU, António Guterres, para espolear a los países para que «suavicen sus líneas duras» en esta recta final de las negociaciones de la cumbre del clima COP29 que se está celebrando en la capital de Azerbaiyán.
«Insto a todas las partes a que den un paso al frente, aceleren el ritmo y cumplan lo prometido», pidió Guterres para evidenciar que «la necesidad es urgente, las recompensas son grandes y el tiempo apremia».
Las palabras del secretario general de la ONU, para quien «todavía hay tiempo, todavía es posible» ponen de manifiesto que el guion ambicioso, de grandes aspiraciones, si es que alguien lo tenía todavía en mente, ha quedado relegado. La cumbre debería terminar hoy, aunque es habitual que este tipo de citas se alarguen para llegar a algo que se puede presentar como un acuerdo, y por el momento las negociaciones están encalladas. Lo fundamental en esta ocasión, que es cómo se va a financiar la costosa transición energética para hacer frente a la emergencia climática, sigue sin resolver. El New Collective Quantied Goal (NCGG) debería ser el instrumento y eso es lo que están negociando, pero las posturas siguen más que distanciadas. Prácticamente todos dan por hecho que debe haber una transferencia de fondos en los países más industrializados y lo que se conoce como el Sur Global, pero ni siquiera se ponen de acuerdo en la manera de hacerlo. Los países ricos abogan por fuentes de financiación múltiples, lo que daría entrada a las empresas privadas con sus lógicos intereses mercantiles, y esto genera muchas suspicacias en el G77, el grupo que engloba a los países en vías de desarrollo junto con China.
Dictadura petrolera
Tampoco las entidades de la sociedad civil están ni mucho menos satisfechas con lo que ven. Ya de inicio criticaron con dureza que un encuentro de esta naturaleza tuviese como escenario Bakú, la capital de una dictadura petrolera, y ahora están poniendo el grito en el cielo porque entienden que la retahíla de documentos presentados ayer adolecen de falta de concreción y entierran por completo los objetivos más ambiciosos.
«El último borrador del texto del NCQG sigue siendo claramente insuficiente mientras no tenga las cifras concretas para el objetivo financiero, la piedra angular de cualquier acuerdo en la COP29 y la demanda inquebrantable de los países en desarrollo a lo largo de esta cumbre», se quejaba ayer Tasneem Essop, directora ejecutiva de Climate Action Network International, una red que engloba a casi 2.000 entidades de más de 130 países.
El dinero es fundamental, porque la Unión Europea estaría dispuesta a aportar entre 200.000 y 300.000 millones de dólares al año, pero las entidades y algunos países del sur calculan que haría falta por lo menos un billón anual. Una cantidad nada desdeñable pero que relativizan porque no llega siquiera al 1,5 % del PIB de los países ricos, cuando la OTAN les está exigiendo que destinen el 2 % a gasto militar.
La posición española
La directora general de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), Valvanera Ulargui, ha avanzado en una entrevista con la agencia Efe que el texto presentado por la presidencia de la Cumbre del Clima de Bakú «no es positivo» y no refleja el equilibrio en términos de ambición buscado por España y por la Unión Europea (UE) al inicio de las reuniones.
Es cierto que hay temas muy importantes para España que han avanzado en la «buena dirección», como la adaptación, transición justa y género, y que estaban bloqueados la semana anterior, ha precisado Ulargui, quien, sin embargo, ha aclarado que los bloques más importantes como mitigación y financiación están muy lejos de ser aceptables.
El texto sobre mitigación, la gran demanda de la UE en esta cumbre, está «vacío de contenido» y no ofrece una señal política potente para que la siguiente ronda de compromisos que presenten los países estén en línea con los 1,5 grados del Acuerdo de París, con la ciencia y con el aumento de las inversiones en renovables, ha observado la directora de la oficina de cambio climático.
Asimismo, Ulargui ha manifestado que ha echado en falta en el texto cómo trabajar en elementos que ayuden a conseguir la expansión de fuentes renovables, como es el almacenamiento o la construcción de redes, que hay que hacerlo de forma cooperativa y en colaboración con los países en desarrollo.