
Igual que no se empieza la casa por el tejado (salvo en el caso de las Torres de Colón de Madrid del gran Antonio Lamela), tampoco la sostenibilidad comienza por el garaje: los edificios contribuyen al 56 % de la contaminación de nuestras ciudades, hasta cuatro veces más que los coches, así que haríamos bien en no demonizar el sector del automóvil y preocuparnos más por optimizar el consumo de energía en el hogar. Según el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), el 41 % del gasto energético en las casas corresponde a la calefacción. Regular correctamente la temperatura es más determinante en la lucha contra el cambio climático que conducir un coche eléctrico, que por otra parte tiene unas emisiones de CO2 enormes durante su fabricación. Pero esa es otra historia...
Afortunadamente, el IoT (internet de las cosas) nos ha traído dispositivos inteligentes que permiten adaptar la temperatura de cada habitación por separado, en función de las necesidades. El FRITZ!DECT 302 de AVM es un termostato con una pantalla de tinta electrónica que muestra los grados que hace en la estancia y facilita encender y apagar el radiador, así como ajustar el calor con solo pulsar en los botones. Cuando se añade a la red inalámbrica es posible gestionarlo de forma remota por medio de una aplicación móvil, de forma que los usuarios pueden ajustar la temperatura de cada termostato —o de un grupo— desde su teléfono o tableta, incluso antes de llegar a casa.
Este producto de domótica ofrece otras funcionalidades avanzadas, como el reconocimiento de ventanas abiertas, que ajusta automáticamente la calefacción al detectar cambios bruscos de temperatura. Puede combinarse con el FRITZ!DECT 440, un interruptor inteligente que integra un sensor de temperatura y humedad y permite gestionar hasta doce dispositivos conectados al rúter, y así desde encender o apagar un dispositivo a controlar la temperatura o la iluminación de una habitación.
Supongo que en la COP29, la cumbre anual del clima que concluye mañana en Bakú, volverán a darnos la brasa con los combustibles fósiles y los vehículos, en vez de pedir a la gente que baje la calefacción de sus viviendas. O que se pongan un jersey.
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