El hombre más rico del mundo lleva desde la noche electoral instalado en Mar-a-Lago
14 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Era un secreto a voces. Elon Musk, el hombre más rico del mundo, formará parte de la nueva administración de Donald Trump. Lo hará al frente de un departamento de eficiencia de nueva creación que estrena su andadura con nombre de meme y criptomoneda: DOGE.
El empresario sudafricano, instalado en Mar-a-Lago desde la noche electoral, asiste a muchas de las reuniones que el presidente electo mantiene en Palm Beach. Estuvo al teléfono cuando Trump habló con Volodímir Zelenski y con el turco Recep Tayyip Erdogan, y se reunirá con Javier Milei cuando el argentino visite al magnate en las próximas semanas.
A la vista de su implicación hasta el momento, no está claro el papel que Musk podría tener en una segunda administración de Trump. Por ahora, el neoyorquino ha confirmado que contará con él y con su exrival en las primarias, el también emprendedor Vivek Ramaswamy, para un «departamento de eficiencia gubernamental» de próxima creación. Según Trump, ambos estarán encargados de «desmantelar la burocracia gubernamental», reducir regulaciones, recortar «los gastos innecesarios» y reestructurar el entramado de agencias federales estadounidenses. En otras palabras, Trump cuenta con la ayuda del hombre más rico del mundo para reducir el Gobierno a su mínima expresión. Una misión para la que Musk ha afirmado que quiere contar con «la dedicación maníaca de revolucionarios del gobierno pequeño».
Los dos empresarios se pondrán así al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, bautizado como DOGE, según sus siglas en inglés. Este término saltó a la fama hace un par de años a raíz del éxito de un meme y fue adoptado como nombre para una criptomoneda. Una divisa digital que Musk llegó a calificar como la criptomoneda «del pueblo» y cuyo valor hizo aumentar desmesuradamente a base de publicaciones en sus redes sociales en el 2021.
El caso de Twitter
El sudafricano no es ajeno a las reducciones extremas de plantilla. Cuando compró Twitter y lo convirtió en X, implementó una agresiva política de despidos que, según él mismo afirmó en el 2023, se llevó por delante a más del 80 % de los trabajadores. Una maniobra que puso fin a los guardarraíles de moderación contra las noticias falsas, convirtiendo la red social en una fuente desinformativa de primer orden. La gestión de Musk al frente de X ha redundado, según análisis de la firma de inversión Fidelity, en la pérdida de un 80 % de su valor, de los 44.000 millones de dólares que pagó Musk en el 2022 a los 4.200 millones que valdría hoy.
El nuevo cargo de Musk podría conllevar, además, una retahíla de flagrantes conflictos de intereses. Tesla, de su propiedad, ha recibido considerables beneficios fiscales en Nevada y SpaceX tiene contratos públicos que superan los 2.000 millones de dólares. Ahora, el dueño de estas empresas podrá decidir cómo se articula el gasto público en EE.UU.
Además de tomar parte en la nueva Casa Blanca, Musk ha afirmado que su comité de acción política, America PAC, seguirá activo. De momento, la plataforma de Musk habría gastado cerca de 200 millones de dólares en devolver a Trump al despacho oval. Ahora, en palabras del sudafricano, su organización se prepara para ayudar a los republicanos con «las elecciones de medio mandato y con cualquier elección intermedia».