Las mascarillas regresan a la calle en Valencia para frenar las posibles infecciones

L. Balado

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Una mujer con guantes y mascarillas hace un descanso durante las tareas de limpieza.
Una mujer con guantes y mascarillas hace un descanso durante las tareas de limpieza. Kai Försterling | EFE

Las autoridades piden prevención ante los patógenos presentes en el lodo

04 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La imagen trae reminiscencias de hace no tanto. No van con batas esta vez, como hacían los protagonistas de las fotos de hace casi cinco años. Ahora el atuendo más repetido es el que se vende en el pasillo de montañismo de la tienda de deportes. Menos impoluto, más impermeable. Eso sí, de nuevo, solo la mitad de sus rostros. La mascarilla obliga a leer el cansancio en los ojos; la boca se protege. No es un virus esta vez, son bacterias, esparcidas sobre el alquitrán del firme tras emerger, muchas de ellas, del alcantarillado, reventado por la fuerza del agua.

Las autoridades recuerdan la importancia de las medidas de protección para evitar infecciones durante las tareas de limpieza, especialmente a nivel gastrointestinal. E. Coli, Salmonella o Shigela son las sospechosas habituales. Se busca proteger a todo aquel que esté teniendo contacto directo con el lodo, un mejunje en el que se mezcla lo caído del cielo con las aguas residuales que, hasta la llegada de la dana, circulaban por debajo de la tierra. Lo que se marchaba por las cisternas forma ahora parte del paisaje de los pueblos, así de claro. «Es muy probable que mucha gente haya tragado agua durante todos estos días y de ahí es de dónde vienen todo este tipo de gastroenteritis», adelanta José Ramos Vivas, profesor de microbiología en la Universidad Europea del Atlántico (Santander).

«Por suerte, hay zonas donde el agua que estaba estancada ha migrado. Pero sigue habiendo ciertos lugares, como túneles u otras zonas subterráneas, donde todavía existe acumulación de metros de agua. Ahí sí han llegado aguas residuales a través del sistema de alcantarillado. Todas estas infecciones intestinales vienen por ahí, un montón de bacterias coliformes procedentes de las heces; bacterias intestinales que estaban en alcantarillas o depuradoras», apunta el experto.

La severidad de los cuadros no se espera que sea grave, aunque sí gastroenteritis lo suficientemente incapacitantes como para obligar a los voluntarios a parar. También contagiosas. «Si un niño pequeño tiene diarrea, por ejemplo, hay que cambiarle y es un riesgo de contaminación para las personas que están con ellos», comenta Ramos Vivas.

Los vecinos de la Horta Sud miran de nuevo al cielo. Se anuncian lluvias que, esta vez, podrían ayudar a limpiar las calles y diluir el riesgo de infecciones.

Tétanos, patologías vectoriales o virus como la hepatitis A también están entre los riesgos

Leptoespirosis, el virus de la hepatitis A, el tétanos, y las enfermedades transmitidas por vectores como los mosquitos son, junto a las infecciones intestinales, las principales amenazas.

Desde instituciones como el hospital Clínico de Valencia han hecho un llamamiento a la población para recordar a todas aquellas personas que estén sobre el terreno, trabajando en las tareas limpiezas, que tengan al día sus cartillas de vacunación para evitar amenazas como el tétanos. Bacterias como la Clostridium, causante de la infección, pueden penetrar al organismo a través de heridas ya existentes u otras nuevas causadas por roces o cortes sufridos a consecuencia de ser arrastrados por la corriente. Es fundamental limpiar las heridas a conciencia con agua y jabón.

Del mismo modo, José María Martín-Moreno, doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Harvard y catedrático en la Universitat de Valencia recuerda que el riesgo por la presencia de agentes infecciosos aumenta de manera exponencial una vez transcurridas 72 horas tras una inundación, por lo que, una vez más, se recalca la importancia de las medidas de protección —las botas, mejor de suela gruesa; los guantes, que sean de trabajo, impermeables y resistentes a productos químicos; la ropa de manga larga, al igual que los pantalones—, así como la importancia de disponer de puntos de acceso a agua potable.