María del Mar Tomás, microbióloga: «El riesgo está en bacterias que, en otro contexto, no originarían problemas»
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La especialista recuerda la importancia de las medidas de prevención para proteger la salud de las personas que trabajan para limpiar los estragos de la dana
04 nov 2024 . Actualizado a las 08:44 h.María del Mar Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) y microbióloga del hospital de A Coruña, está estos días de guardia perenne. Las peticiones de información que recibe a través de la sociedad son constantes. Y responde, porque las medidas de prevención son claves en estas horas posteriores a la catástrofe.
—¿Por qué son esta vez importantes las mascarillas?
—Las inundaciones arrastran, con toda probabilidad, aguas residuales, que implican la presencia de un montón de patógenos procedentes de la tierra. Hablamos de bacterias capaces de sobrevivir en las superficies de los objetos durante largos períodos de tiempo. También en el agua. Es importante entender que no solo la ingesta de alimentos o de agua contaminada provoca gastroenteritis. También el contacto con las mucosas. Sobre la boca directamente, pero también si se quedan en la mano y, sin lavarlas, nos tocamos. Incluso deben protegerse los ojos, porque también pueden causar infecciones oculares.
—¿Qué tipo de material y medidas son necesarias?
—Principalmente mascarillas, mejor si son del tipo FFP2. También guantes y ser cuidadosos con el lavado de manos. Por supuesto antes de comer, pero también antes de coger el móvil, por ejemplo. También el uso de botas, para evitar las sobreinfecciones de heridas. La ropa que se utilice debe ser lavada a sesenta grados para desinfectar y eliminar estos patógenos de las prendas, porque son capaces de sobrevivir largos períodos de tiempo en estas superficies.
—Además de las aguas residuales, ¿aumenta el riesgo la posibilidad de que existan cadáveres que no se han localizado?
—El riesgo no va por ahí. Este tipo de bacterias saprofitas están presentes en todos los ambientes, no tienen porque proceder de animales o de posibles víctimas. La tierra tiene patógenos de este tipo que pueden provocar gastroenteritis. Son bacterias que en otro contexto no originarían problemas, pero estamos ante un escenario de agua estancada en grandes cantidades, durante períodos largos que, al mezclarse con aguas residuales, pueden acabar siendo patógenas.
—¿La presencia de mosquitos en aguas estancadas puede favorecer también la aparición de enfermedades vectoriales?
—Correcto. En Cataluña ya se habían registrado brotes de dengue por la presencia de mosquitos. El estancamiento de agua favorece la hiperproducción de estos insectos, que pueden aumentar la probabilidad de transmisión. También se está advirtiendo de que se tenga cuidado con la leptospirosis. Una enfermedad zoonótica cuyo principal vector de transmisión son los ratones y que tiene capacidad para sobrevivir en el agua. Puede provocar fiebre, dolor muscular, de cabeza; síntomas gripales, en general. Su presencia es habitual en catástrofes como las inundaciones. Y aunque sea menos probable, habrá que esperar a la evolución de las próximas semanas, porque no se puede descartar la aparición de casos de cólera o tifus. Aunque en España son enfermedades erradicadas, se han hallado episodios de cólera el año pasado en Inglaterra en menores de cinco años. Vamos a ver si pudiese aparecer algún caso aislado.