La apertura de accesos a zonas anegadas y los rescates continúan en medio del caos

M. Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

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BIEL ALIÑO | EFE

Efectivos de la Axencia Galega de Emerxencias, submarinistas, bomberos, motobombas y personal de Medio Rural partieron esta madrugada a Valencia

04 nov 2024 . Actualizado a las 10:05 h.

«Es un caos organizativo». Ese rápido resumen de lo que está pasando sobre el terreno lo hace una de las voluntarias de Ribadeo que, después de estar desde el viernes buscando supervivientes con su perro, regresaba ayer por la mañana a Galicia: «Hay mucha voluntad de ayudar, mucha ilusión a la hora de buscar personas, pero el caos es tan grande que hay gente que ha ido a ayudar y ha acabado marchándose».

Mientras ella regresaba de la zona cero, en Galicia estaban reuniéndose los medios humanos y técnicos, sobre todo motobombas y cisternas, que esta madrugada, tras juntarse en Ponferrada, partieron rumbo al sur: «Despois do envío do helicóptero Pesca 1 este mércores, Galicia envía un dispositivo cos profesionais e medios materiais que necesita a Comunidade Valenciana. Inclúe efectivos da Axencia de Emerxencias, submarinistas, bombeiros, motobombas, persoal de Medio Rural... Esta madrugada agruparase en Benavente para emprender o seu camiño cara á zona afectada pola dana», avanzaba el domingo por la tarde el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en su cuenta de X.

El conselleiro de Presidencia, Diego Calvo, especificó esta mañana en la Cadena Ser que este contingente formado por efectivos de la Axencia Galega de Emerxencias, submarinistas, bomberos, motobombas y personal de Medio Rural se quedarán sobre el terreno entre 7 y 10 días. Calvo aseguró además que se está organizando personal de bomberos de las siete grandes ciudades que podrían salir en las próximas horas.

Cadáveres en playas

Lo que se encontrarán esta lunes por la mañana al llegar resulta impredecible. Según recogieron algunos medios, el mar comienza a devolver cadáveres que le había llevado la tromba de agua en playas como Sueca, El Saler y Pinedo. Muchos aparecen sin ropa o desgarrada por una corriente que probablemente los haya arrastrado durante kilómetros.

Son cuerpos de gente sin nombre que, probablemente, serán llevados a la morgue habilitada en la Feria de Muestras de Valencia. Allí es, según informa el Centro Integrado de Datos, donde los médicos forenses trabajan en la identificación. Solo en la provincia de Valencia, entre el 30 de octubre y las 21 horas del sábado se había procedido ya al levantamiento de 188 cadáveres. A 183 ya se les había practicado la autopsia, mientras que las personas plenamente identificadas por la Policía y la Guardia Civil ascendía a 67. Y la cifra oficial de muertos, por el momento, es de 216.

Doce kilómetros fueron los que, al parecer, recorrió el cuerpo de Antonia, una vecina de Letur, un ayuntamiento de 900 habitantes de la provincia de Albacete, encontrado este domingo. No se sabe el viaje realizado por los cuerpos de un matrimonio inglés y de otro ciudadano español hallados por los vecinos en el ayuntamiento de Pedralba, en la provincia de Valencia. Ese es solo parte del goteo de gente que va a apareciendo. Muerta o viva. Como la mujer de 87 años que, como recoge Las Provincias, fue rescatada en Massanassa tras convivir durante tres días con el cadáver de su cuñada por los bomberos forestales que participan en las labores de achique de agua y limpieza de los pueblos afectados.

Son también los bomberos los que repasan, tocando puerta a puerta, edificios donde hay riesgo. Y detrás de cada una de las puertas que tocan encuentran también una historia.

«Cesen todas las labores de limpieza y refúgiense en casa, en los pisos altos»

Volvió a llover en la zona cero de la tragedia. Eran las cinco de la tarde —poco después de que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) hubiese informado de la activación del nivel rojo por chubascos intensos en el litoral sur de Valencia— cuando por las megafonías de los municipios más afectados por las lluvias y riadas del pasado martes comenzó a sonar el mismo mensaje: «Cesen las labores de limpieza y métanse en casa, suban a los pisos superiores». Al mismo tiempo que la alerta de la Generalitat llegaba puntual a los móviles de todos los valencianos, haciéndose eco del aviso meteorológico, la policía municipal de Aldaia desalojaba las viviendas cercanas al barranco y la alcaldesa de Carcaixent recorría las calles del municipio, altavoz en mano, rogando a los vecinos que se refugiasen en zonas altas. A media tarde, ya casi sin luz, los núcleos de población del radio afectado por el temporal parecían pueblos fantasmas.

Con el nivel rojo ya activado y los primeros truenos sonando a lo lejos, en la calle solo la UME, el Ejército y la Guardia Civil continuaron con las labores de rescate, limpiando y recuperando cadáveres, achicando el agua acumulada, despejando de lodo el asfalto y retirando los muebles y el esto de objetos dañados que los vecinos habían ido sacando de sus hogares. Desde Protección Civil y Emergencias, su directora, Virginia Barcones, se apresuró a enviar un mensaje firme a los ciudadanos: «Si ven que el agua entra en casa, desconecten el suministro eléctrico. Tienen que subir a las plantas elevadas. Si están en el coche, abandónenlo y localicen la zona más alta posible y hasta llegar allí eviten cualquier espacio por donde haya podido transcurrir el agua, sobre todo, los bajos. Avisen al 112 si creen que están en una situación de peligro y recuerden, la serenidad y la calma van a ser nuestras mejores aliadas para recordar todos estos consejos y minimizar posibles daños».

La alerta, de roja a naranja

Alrededor de las ocho y media, la Aemet rebajó su aviso de rojo a naranja. «Desactivamos el nivel rojo, pero en las próximas horas seguirá el peligro importante por lluvias fuertes en la Comunidad Valenciana y en el sur de Cataluña», informaba a través de las redes sociales. Si este domingo se insistió tanto en que la gente permaneciese en lugares elevados fue principalmente porque tras las inundaciones de la semana pasada los desagües pueden verse fácilmente comprometidos, generando importantes balsas. El suelo no es capaz de absorber más agua.