La ciencia lanza un nuevo aviso sobre el estado de la corriente del Atlántico norte
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Investigadores de 15 países firman una carta abierta que advierte sobre el «grave riesgo de un cambio profundo»
29 oct 2024 . Actualizado a las 14:49 h.La evolución de la corriente del Atlántico norte en el escenario actual de calentamiento se ha convertido en uno los asuntos más trascendentales en la ciencia del clima. Las publicaciones son constantes en revistas académicas y los resultados apuntan casi todos en la misma dirección. El aumento de la temperatura de la Tierra puede llegar a provocar que el transporte de aguas cálidas que suministra calor a Europa se paralice.
Los avisos sobre esta amenaza se repiten desde hace décadas. Incluso se ha hecho una película. En el 2004 se estrenó el largometraje El día de mañana que describe un mundo tras el colapso de la corriente atlántica. El filme exagera los efectos, pero describe muy bien el problema.
Dos décadas después nada parece haber cambiado. El planeta sigue calentándose y la comunidad científica continúa alzando la voz sobre las causas y los efectos. A comienzos de este mes de octubre un grupo de 44 investigadores de 15 países firmaron una carta abierta en la que advierten de que «un cambio en la circulación oceánica tendría impactos devastadores e irreversibles, especialmente para los países nórdicos, pero también para otras partes del mundo», menciona el documento.
Los investigadores que firman el escrito reconocen que los sucesivos informes del Panel de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC) han subestimado este problema y que la posibilidad de que este mecanismo de regulación climática alcance un punto de inflexión puede ocurrir en las próximas décadas.
Precisamente por ello, los autores señalan que el propósito de la reciente carta es «llamar la atención sobre el hecho de que tener solo una confianza media de que no colapsará no resulta tranquilizadora ya que deja abierta la posibilidad de un colapso en este siglo», cita textualmente. Algunos estudios ya han señalado que podría suceder alrededor del 2050. En este sentido, los científicos también subrayan que si la corriente se paralizara, los efectos se notarían rápido, pero permanecerían durante siglos. Es decir, sería un cambio climático abrupto y duradero.
A diferencia del escenario que retrató El día de mañana, no habría una edad de hielo global. La región más afectada serían los países nórdicos, pero tal y como destaca el documento, las consecuencias sí se percibirían en otras zonas del mundo.
«Los impactos sobre los patrones climáticos, los ecosistemas y las actividades humanas podrían amenazar potencialmente la viabilidad de la agricultura en el noroeste de Europa. Es probable que se sientan muchos otros impactos a nivel mundial, incluido un cambio en los cinturones de lluvias tropicales, una reducción de la absorción de dióxido de carbono oceánico que provocaría un aumento atmosférico más rápido, así como un importante aumento adicional del nivel del mar, particularmente a lo largo de la costa atlántica estadounidense, y una alteración de ecosistemas marinos y las pesquerías».
Este pasado domingo se publicó además un importante artículo en la revista Nature Communications que refuerza los argumentos expuestos en la carta científica abierta. La investigación aporta nueva evidencia sobre el mecanismo que puede propiciar la paralización de la corriente. Y lo ha hecho retrocediendo 130.000 años, hasta el Último Máximo Interglaciar, cuando la temperatura media era más alta que la actual.
Los resultados del trabajo extraídos a partir de sedimentos marinos sostiene que «las entradas de agua dulce procedentes del derretimiento del hielo marino del Ártico en los mares nórdicos afectaron significativamente a la circulación oceánica, provocando una caída de las temperaturas en el norte de Europa».
«Nuestro hallazgo de que el derretimiento del hielo del Ártico probablemente provocó un enfriamiento significativo en el norte de Europa en el pasado de la Tierra es alarmante. Esto nos recuerda que el clima del planeta es un equilibrio delicado, fácilmente alterado por los cambios de temperatura y la capa de hielo», afirma Mohamed Ezat investigador del Centro de Investigación Polar iC3 de Noruega y autor principal del estudio.
Al igual que ocurre actualmente, el calentamiento derritió el hielo del Ártico y el agua dulce invadió el extremo norte del Atlántico, alterando tanto la salinidad como la temperatura que mantiene el delicado equilibrio del que depende la corriente. «Comprender la dinámica del Último Interglaciar es crucial, Los períodos cálidos pasados en la historia de la Tierra subrayan la importancia de los mecanismos de retroalimentación en el sistema climático», concluye.