Las lágrimas de Sara Carbonero al hablar por primera vez de su cáncer: «Voy a ser siempre una paciente oncológica»
ACTUALIDAD
«Esta es la primera vez que hablo a corazón abierto y públicamente sobre mi enfermedad: el cáncer. Una palabra de la que he huido durante años porque creía que si no la nombraba, no sería una realidad», dijo la periodista emocionada y sin poder contener el llanto
17 oct 2024 . Actualizado a las 15:27 h.Sara Carbonero habló la pasada noche por primera vez del cáncer del que fue diagnosticada en el 2019. Lo hizo al recoger un premio en la cuarta edición de la gala benéfica de la revista Elle, en apoyo a la lucha contra el cáncer, cuyo día mundial se conmemora en próximas fechas. Bautizada como Elle For Hope, tuvo lugar en el Palacio de Santoña, en Madrid, y a ella asistieron numerosos rostros conocidos como Eva González, Ana Obregón, Isabel Jiménez, Hiba Abouk, Amelia Bono, Cristina Pedroche o la protagonista de la serie Emily in Paris, Philippine Leroy-Beaulieu.
El momento más emotivo de la noche lo protagonizó la periodista Sara Carbonero, cuando subió al escenario para recoger el premio con el que era galardonada y habló públicamente por primera vez de su enfermedad, un cáncer de ovarios que le detectaron en el 2019.
Subía al escenario para recoger su premio y no podía contener las lágrimas. «Es la primera vez que hablo a corazón abierto y públicamente de mi enfermedad: el cáncer. Una palabra de la que he huido durante años y a la que no me gustaba hacer referencia porque creía que si no la nombraba no sería una realidad», decía. En ese momento Eva González se acercaba a ella para ayudarle con el premio y que pudiese seguir con su discurso.
«Me ha costado tiempo aceptar, comprender, que esto es una carrera de fondo, que yo voy a ser siempre una paciente oncológica, toda mi vida, y conviviré con la incertidumbre, incluso he aprendido a abrazarla», proseguía.
«Por eso quería darle las gracias a Elle y a Bennedetta por esperarme, por respetar mis tiempos. Y bueno ¿por qué este cambio? ¿por qué en esta cuarta edición estoy aquí? Porque he hecho un gran trabajo personal, en este tiempo y he mirado mucho para dentro y me he dado cuenta de que esta travesía, a lo largo de este desierto, se hace mucho mejor acompañada, que hay que normalizar el cáncer, que mostrarnos vulnerables no es malo, sino todo lo contrario, como decía Raquel antes, nadie es perfecto ni lo pretendemos», añadía.
«Pero, sobre todo, estoy aquí para lanzar un mensaje de esperanza, de aliento para todas las personas que estén conviviendo porque no me gustan nada los términos bélicos, lo siento mucho... batallar y así, pero aceptando esta cruel enfermedad. Os voy a contar una cosa: cuando en el 2019 me encontré con el diagnóstico del cáncer, lógicamente me quedé en shock. Era terrible, yo tenía 35 años, una vida sana, no entendía nada. Y eso que mi pronóstico fue bueno, pero mi cabeza estaba llena de porqués. Y, ¿por qué? Porqué todo el rato. Entonces me recomendaron ir a un psicólogo, ir a un psicooncólogo, que hacen una labor maravillosa, pero yo en ese momento necesitaba era hablar con mujeres que hubieran pasado lo mismo que yo y que 10 años después o 15 años después estuvieran vivas y fuertes y trabajando. Y eso es lo que hice, llamar a las diez mujeres que no conocía lógicamente de nada para que me contaran su historia», continúa.
«Aún recuerdo sus nombres, no todos pero Julia, Marta, Teresa me dieron el impulso que yo necesitaba y es lo que me gustaría que yo pudiera hacer hoy con toda la gente que pueda estar viéndome ahora mismo para decirles que hay salida», decía con un esperanzador mensaje.
«He aprendido mucho sobre el valor del tiempo, que es el tesoro más preciado que tenemos. Sobretodo a vivir el presente y, además, como decía nuestro querido Pau Donés: ''de manera urgente''. He aprendido que el poder del amor es tan potente, que es capaz de transformarlo todo. Y aquí es donde quiero acordarme de todas las personas que han estado a mi lado incondicional en estos años, que son ya muchos. No voy a decir todos sus nombres, pero ellos saben quiénes son. Sí que quiero destacar a mi familia, a mi madre y a mi hermana que quizá son las personas que más han sufrido conmigo. Ya que hay una representación de mis amigas, está Raquel, maestra y compañera de muchas cosas, mi amiga Isabel era la persona que más horas de hospital ha compartido conmigo. Vicky Marcos se encargaba de ponerme guapa cuando yo no me reconocía frente al espejo. Ana Rivera es la hermana mayor que nunca he tenido y Ana Carolina ha venido de Portugal, de Oporto, donde viví unos años, pero no solo hoy, sino cada vez que he tenido que ser operada o intervenida. Muchas gracias a todas y a todos», decía.
«Gracias a mis médicos y después a mi razón de ser, que ya podéis imaginar quiénes son. Pero aquí no quiero personalizarlo en mí. Quiero mandar un mensaje especial para esas mujeres, madres y enfermas de cáncer con niños pequeños que no entienden nada y que aún no le puedes explicar porque su madre está ocho días en la cama tirada después de cada quimio, y a los 21 días lo mismo, y a los 21 días lo mismo. Y porque su madre no tiene energía, como las madres de sus compañeros», añadía sin poder evitar de nuevo emocionar al hablar de sus hijos.
«Y por qué, porque a veces no puedes, no puedes ni llevarles al colegio, ¿no? Entonces, esos niños que no preguntan nada pero lo saben todo. Mi cariño especial para esas madres valientes, esas madres coraje, que vais a poder ver a vuestros hijos crecer, como lo estoy haciendo yo, Martín y Lucas sois mi motor y mis ganas», proseguía.
Sara Carbonero recordó que cada acción es un buen momento para pedir más investigación. «Necesitamos psicólogos, necesitamos que la recuperación de un proceso oncológico se aborde desde varios frentes: medicina, alimentación, deporte y salud mental, porque sin salud mental no hay salud», proseguía en su parte del discurso más reivindicativa.
«Yo estoy aquí gracias a la medicina y al amor», terminó recordando a Merche, una amiga que falleció hace un tiempo. El discurso lo cerró con unas palabras de Murakami, que ahora tiene mucho más sentido que entonces: «Y una vez que la tormenta termine no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste, ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente, pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. Y de eso se trata la tormenta».
Antes, una emocionada Sara atendía a la prensa y, a corazón abierto, hablaba como nunca de su enfermedad y reconocía, con la voz entrecortada, lo especial de este premio para ella: «Es una noche importante. Estoy bastante nerviosa, estoy emocionada porque es verdad, me cuesta hablar del tema y hoy vais a ver que es la primera vez que me abro un poco más y que he decidido que ahora era el momento».
«Y estoy nerviosa, claro, porque, bueno, a mí no me gustan nada los términos bélicos. Siempre que se habla de lucha, batalla, ganas, pierdes... no me gusta demasiado porque nadie gana y nadie pierde. O sea, quiero decir, no está en nuestra mano, no está en nuestra cabeza. Yo creo que todas y todos los que tenemos que enfrentarnos a dificultades en la vida somos resilientes y somos valientes. Y me gusta mucho una frase que dice que 'nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción», confesaba visiblemente emocionada.
Sin desgranar el discurso con el que poco después pondría a todo el mundo en pie aplaudiendo muy emocionado, Sara Carbonero sí ha destacado la importancia de la investigación a la hora de luchar contra el cáncer. «Tenemos que luchar para que siempre haya avances, que haya un plan porque te marca un camino u otro, que todo el mundo tenga oportunidades de confiar, porque también eso para la salud mental es muy importante y para afrontar la enfermedad te da otra fuerza», reivindicó.
Consciente de que como rostro conocido puede ayudar a muchísimas personas verbalizando lo que ella ha vivido, la manchega ha reconocido que aunque le hace «muy feliz» que se la considere una luchadora, «ojalá no me hubiera tocado luchar. Ojalá no me hubiera tocado recibir este premio porque eso significaría que no he tenido que atravesar esta enfermedad y convivir con ella, y que por supuesto me va a tocar convivir toda la vida», expresó, explicando que si hasta el momento no ha verbalizado su proceso ha sido porque no había sido «capaz».
«Ha sido muchísima gente la que me ha acompañado en este proceso, pero si tengo que dedicar el premio a alguien, sobre todo es a las personas que están en la plena, en plena, como no me gusta decir batalla, bueno, en plena aceptación de la enfermedad, a todas las mujeres, con niños, que es especialmente difícil, y a los hombres, o sea, se lo voy a dedicar a los pacientes oncológicos, en realidad, que son los protagonistas. Y a mis médicos también, quiero destacar mucho hoy el trabajo de los médicos, que para mí son como ángeles de la guarda», revelaba muy emocionada dando pistas sobre su discurso.
Sara Carbonero aseguró que ahora puede decir que está «bien, tranquila, en una etapa de calma. Muchas veces me preguntan, ¿qué proyecto? Y yo digo, pues es mi proyecto. Mi proyecto ahora mismo ha sido cuidarme mucho, estar en calma, y estoy bien, me siento bien, estoy fuerte, estoy bien como me veis, y bueno, con cositas siempre en mi cabeza para hacer, pero mi prioridad es cuidarme y estar muy presente en casa, con los niños, que tienen edades también muy, de estar encima. Estoy bien, de verdad, no me puedo quejar», reveló. .
«Estoy muy bien acompañada, muy bien rodeada, y todo bien, es muy importante el apoyo y el soporte, y así, me siento afortunada. Ayer mismo vi un vídeo de Luis Enrique y me ha gustado mucho, ¿no? Te puedes sentir desgraciado o afortunado según cómo enfoques las cosas, pues yo me siento afortunada, pese a todo», concluyó la que sin duda ha sido una de sus entrevistas más sinceras y complicadas en una noche en la que Sara dio una lección de auténtica resiliencia.
Sara Carbonero anunció en el mes de mayo del 2019, apenas unas semanas de que su por entonces marido, el futbolista Iker Casillas sufriera un infarto de miocardio, que tenía un tumor maligno en los ovarios. En los siguientes meses se enfrentó al tratamiento de quimioterapia posterior y apenas dos años después, tras insistentes rumores en los últimos meses, la pareja anunciaba su separación.