Sonia y Selena, juntas 23 años después en «La Revuelta» antes de regresar a los escenarios: «La del 2000 es la mejor época»

Paulino Vilasoa Boo
P. VILASOA LA VOZ

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Sonia y Selena, en «La Revuelta»
Sonia y Selena, en «La Revuelta» RTVE

El programa de David Broncano vuelve a firmar otro capítulo imprevisible, con conexiones con Shakira, la cueva de Altamira o la invitada, Paz Vega, comiendo lentejas en directo

15 oct 2024 . Actualizado a las 16:10 h.

Sonia y Selena, el mítico dúo de principios de los 2000, han elegido La Revuelta para volver a ponerse juntas encima de un escenario después de 23 años separadas. La presencia de la pareja de cantantes en el programa de David Broncano viene totalmente a cuento. Es la forma de ir abriendo boca de cara al anunciado regreso sobre las tablas del grupo, que comenzará este mismo 26 de octubre en el Palau Sant Jordi en un evento revival de la televisión de los años 90.

Precisamente a través de la nostalgia fue como Lalachus introdujo, para sorpresa de todos, al dúo en el escenario de La Revuelta, en otro de sus programas más imprevisibles hasta la fecha, ahí ahí con aquel de coincidencia farandulera entre Ana Mena, Carmen Lomana y la Esteban y la Patiño.

La colaboradora de Broncano dedicó su espacio a esa era, a principios de siglo, en la que cada año estaba marcado por un disco recopilatorio de las canciones del verano en versión remix. Esos míticos Rambo Total, Marbella Mix o Currupipi Mix que mezclaban a su modo los ritmos latinos con las bases makineras.

Su aparición en el escenario de La Revuelta pilló a todo el mundo por sorpresa. Y tirando de melancolía por esa época, Lalachus invitó a todo el público a cantar una de las canciones del verano que ha llegado, incombustible, a nuestros días. «Yo quiero bailar», gritó la cómica, mientras el público del teatro demostraba que se sabía al dedillo ese temazo.

Hasta ahí nadie sospechaba. Venía a cuento, y más surgiendo de Lalachús. Pero la humorista fingió no estar contenta con el resultado, así que, en un giro de guion, invitó a las mismísimas Sonia y Selena a entrar en el plató. Broncano se hacía el sorprendido, para sintonizar con los espectadores. Y el público entró en éxtasis mientras el dúo cantaba —en riguroso playback, eso sí— la canción que más se recuerda de ellas, Yo quiero bailar.

El tema fue el gran éxito del dúo, y con él consiguieron en su día vender más de 1 millón y medio de copias en España y Latinoamérica de su álbum debut, con ingresos millonarios para Sonia Madoc y Selena Leo en el año 2001 que les permitieron seguir con sus proyectos propios. Porque el grupo duró poco. Un año después ya estaban separadas. Solo volvieron puntualmente en el 2011, por su décimo aniversario, para grabar de nuevo otras versiones de su gran éxito. 

Que la canción sigue estando de moda ya lo demuestra la reacción del público en el teatro y de los usuarios de las redes sociales. Pero la cualidad del tema como definitorio de un momento concreto en España también se puede ver en otros productos. Ahí está la serie Mariliendre, creada por el lucense Javier Ferreiro y producida por Los Javis y que saldrá a la luz en unos meses. Yo quiero bailar es, en ella, la forma de la protagonista de expresar sus sentimientos en esa época.

Otro programa imprevisible de «La Revuelta»

La emisión de este lunes ha demostrado una vez más la aparente espontaneidad del programa de David Broncano. Nada como La Revuelta para definir lo que es un programa de variedades. Después de la irrupción de Sonia y Selena, aún hubo tiempo para ver a Shakira en vídeo, saludando al presentador y promocionando su nuevo single, Soltera.

Y si toda esta alternancia de estrellas musicales podía hacer presagiar un programa de fiesta desenfrenada, nada más lejos de la realidad. A continuación, el conductor del espacio dio un golpe de timón radical, y presentó una visita guiada por videollamada a la Cueva de Altamira, en Cantabria. 

Los problemas técnicos de la conexión no lastraron el ritmo de la emisión. Grison, que había ironizado con el playback previo de Sonia y Selena —«La verdad es que en más de 23 años no les ha cambiado la voz nada, suenan como en el disco», se burló tras la salida de las artistas del escenario—, aprovechó la falta de sonido en algunos momentos de la conexión con Altamira para ponerle voz, a su modo, a las investigadoras. 

El programa no dejaba de ser surrealista ni durante una visita cultural. Tampoco es que las responsables del museo en Santillana del Mar lo pretendieran, ya que antes de despedirse obsequiaron al presentador con un montaje de una pintura rupestre con su cara.

Llegó entonces el turno de Paz Vega. La actriz internacional ya pertenece a esa clase de invitados a La Revuelta que empiezan y acaban la entrevista desconcertados con la idiosincrasia del programa de Broncano. La intérprete iba a presentar Rita, película producida, dirigida y coprotagonizada por ella. Pero en el camino de su promoción le regaló un cactus al presentador, se llevó de recuerdo una navaja multiusos, se comió un plato de lentejas y acabó afeando al programa la nueva pregunta clásica, la que cuestiona al entrevistado sobre es más machista o más racista. «Se puede hablar de otras cosas», reflexionó Vega sobre la pertinencia de la consulta.

Ahí se la dejó botando a Broncano, que ya ha dicho que someterá la permanencia de la polémica pregunta a la votación de los siguientes diez invitados. «Vino Paz Vega después de ocho años a ponernos en nuestro sitio», bromeó el presentador.