Trump vuelve a Butler, donde en julio un disparo se quedó a milímetros de costarle la vida

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

Un francotirador del Servicio Secreto vigila el entorno del mitin, este sábado en Butler.
Un francotirador del Servicio Secreto vigila el entorno del mitin, este sábado en Butler. WILL OLIVER | EFE

Acompañó al expresidente su ahora inseparable Elon Musk

06 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Donald Trump sobrevivió a un intento de asesinato hace 84 días, Estados Unidos se encaminaba a unas elecciones diferentes. Se sentaba entonces sobre una cómoda ventaja, acababa de protagonizar un debate presidencial que dejó en evidencia las carencias de su rival, Joe Biden, y había sido coronado en la Convención Nacional Republicana como líder indiscutible de su partido. A su regreso al lugar de los hechos el sábado, Trump llegaba precedido de un tono mucho menos triunfal.

«El día en el que me dispararon, dije: volveremos. Vamos a volver. Estoy cumpliendo una promesa», decía el republicano esta semana cuando le preguntaban sobre el retorno a Butler. Desde el día en el que salió del escenario con el puño en alto y la cara ensangrentada, el expresidente y su equipo han querido explotar la épica del primer intento de magnicidio desde los años ochenta.

El magnate ha intentado subrayar la importancia de su vuelta a Pensilvania con un evento por todo lo alto. Este sábado, el republicano estaba acompañado por varios de los notables de su campaña. Allí estaba el candidato a vicepresidente, J. D. Vance, el cantante Lee Greenwood y el invitado estrella de la velada: el excéntrico dueño de Tesla y Space X, Elon Musk.

Esta vez, la vuelta deTrump a Butler estaba organizada bajo unas medidas de seguridad aumentadas. Según el fiscal del distrito, Rich Goldinger, «todo el mundo está haciendo un esfuerzo doble para asegurar que esto se organiza de una forma segura y adecuada». En julio, el intento de magnicidio ya se cobró el puesto de la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle.

A pesar de lo señalado del lugar para Trump, la campaña que acude ahora a Butler nada tiene que ver con la que se vivía a mediados de julio. La retirada de Biden y la presentación de la vicepresidenta Kamala Harris han configurado una campaña incómoda para el exmandatario. Harris ha recortado considerablemente la ventaja republicana en las encuestas: está en cabeza a nivel nacional y se mantiene competitiva en todos los estados bisagra. Además, sobrepasa con creces al magnate en recaudación.

En este contexto, la vuelta de Trump a Butler no solo implica el retorno al escenario de un intento de magnicidio. Es, también, parte de los esfuerzos por hacer mella en uno de los estados más relevantes en el camino a la Casa Blanca. Los 19 delegados de Pensilvania —que hacen que este estado sea el que tiene más peso entre los siete más disputados— fueron determinantes para la llegada de Biden a la presidencia y este año se distinguen como los más codiciados de todo el país. Un hecho que ha motivado a ambas campañas a invertir a lo grande en Pensilvania. Las encuestas, sin embargo, apuntan a que la región podría terminar decidida por la mínima.

Con todo, la media de encuestas de FiveThirtyEight refleja una diminuta ventaja (0,6 %) para Kamala Harris en el estado bisagra. Una diferencia que, no obstante, se parece más a un empate estricto, y que de aquí al 5 de noviembre podría inclinarse hacia cualquiera de los dos candidatos. Una realidad a la que las dos campañas han respondido con compras de anuncios millonarias (196 millones de dólares por parte de la demócrata y 78 millones por parte del republicano) y una apretada agenda de visitas por toda la región.