Los vídeos de Pelicot resultan cruciales para dejar en evidencia a sus violadores

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

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Uno de los acusados oculta su rostro al salir del juzgado durante un receso de la sesión de ayer
Uno de los acusados oculta su rostro al salir del juzgado durante un receso de la sesión de ayer Edgar Sapiña | EFE

La víctima defiende su publicación para que se vea que sabían lo que hacían

21 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La proyección o no de los vídeos en los que se evidencia que Gisèle Pelicot fue violada durante un decenio por al menos medio centenar de hombres invitados por su marido, se ha convertido en un asunto central en el juicio que se celebra en el Tribunal Criminal de Vaucluse, en el sureste de Francia. Al margen de la decisión de la propia víctima, que quiere que el asunto tengo la máxima difusión posible para, como ella dice, que «la vergüenza cambie de bando», tiene importantes implicaciones procesales.

«Sin estos vídeos, este juicio no habría existido, porque la señora Pellicot no recuerda nada, e incluso si hubiera recordado un fragmento de lo que fue víctima, su palabra habría sido impugnada. Por lo tanto, espero que para todos los acusados, el tribunal vea las imágenes más representativas de lo que pudo haber sucedido, tanto para quienes impugnan como para quienes admiten», aseguró ayer el fiscal Jean-François Mayet, según recoge Le Monde.

La importancia de la cuestión radica en que algunos de los acusados que están compareciendo ante el tribunal, aunque admiten su participación, se escudan al afirmar que creían que era parte de un juego sexual o que no podían saber que la víctima estaba dormida por el efecto de las pastillas en contra de su voluntad. Ayer mismo, Cyrille Delville, uno de los presuntos violadores, de 54 años, declaró que él había acudido a casa de la pareja para «hacer un trío donde una mujer toma algo para relajarse». Aunque posteriormente admitió que sabía que Gisèle estaba inconsciente —«es obvio, no hay duda»— fundamentalmente cargó contra el marido, que «es un buen tipo pero en el dormitorio es otra persona». Pero también trató de sembrar algunas dudas. De ahí el interés de la acusación para que se ven los vídeos tal como los grabó el marido y violador confeso. Unas imágenes que, a partir de ahora, los periodistas que siguen el juicio no podrán ver. Deberán ausentarse de la sala cuando se proyecten porque el presidente del tribunal, Roger Arata, tal como recoge Efe, dice que «esas imágenes son indecentes y chocantes para el público».

«Estamos protegiendo la indignidad», se quejó Stéphane Babonneau, uno de los abogados de Gisèle Pelicot, que insistió en que «no debemos tener miedo a mostrar las violaciones».

Antoine Camus, otro de sus abogados, añadió que Gisèle Pelicot ha querido que las audiencias fueran públicas «porque a nivel personal no espera nada de este juicio. Su vida está destruida y su ambición ahora es intentar cambiar la sociedad, en particular por el bien de sus nietos».

Al margen de los vídeos, la jornada de ayer, según informa Libération, la jornada de ayer del juicio se celebró en un clima especialmente tenso entre las personas —la mayoría mujeres jóvenes— que acudieron a respaldar a Gisèle Pelicot y los acusados, que al estar en libertad acuden a la sala por su propio pie.