Gisèle Pelicot, frente a los hombres que la violaron: «Son unos degenerados»

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

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La sala del juicio de Aviñón proyectó este miércoles los vídeos de las agresiones sexuales encontrados en el ordenador de Dominique

19 sep 2024 . Actualizado a las 16:41 h.

A los nietos de Dominique y Gisèle Pelicot se les quedó grabado a fuego el día en el que, a las seis de la tarde, su abuela todavía no se había levantado de la cama. Su abuelo la había atiborrado a pastillas para violarla mientras dormía. Lo hacía dos o tres veces por semana, de manera tan compulsiva que tanto le daba quién estuviese en casa y quién no, y tras dos años abusando de ella en soledad empezó a invitar a desconocidos para que se uniesen a él o contemplarlos penetrando su cuerpo inerte. Lo explicó el propio monstruo de Mazan ante el Tribunal Penal de Vaucluse (Francia) que lo juzga, a él y a otros 51 hombres, desde el pasado 2 de septiembre.

Nunca les cobró por participar, ni dinero ni favores, y tampoco forzó a ninguno de ellos a unirse a sus perversiones, subrayó durante su declaración. Al terminar, limpiaba las partes íntimas de Gisèle y la vestía con la misma ropa para que no se diera cuenta de nada. Ella, sin embargo, se despertaba abotargada, con sangrados abundantes y regulares y el cuello del útero inflamado. Ningún médico lo asoció con posibles agresiones.

«Se me trata de alcohólica»

Gisèle Pelicot volvió a tomar la palabra este miércoles frente al más de medio centenar de hombres que durante diez años desfilaron por su dormitorio para cumplir sus aberrantes fantasías sexuales. Tras escuchar los argumentos de sus defensas, admitió, molesta, sentirse humillada por las insinuaciones que sugieren que era cómplice de su marido. La estrategia de los acusados se basa en sostener que desconocían que ella no estaba al tanto de lo que pasaba, en asegurar que fueron manipulados por Dominique y en insistir en que si no hay voluntad de cometerla, no hay violación. «Se me está tratando de alcohólica, como si hubiese estado en un estado de ebriedad tal que no me hubiese dado cuenta de que me estaban agrediendo. Tal y como estaba no podía reaccionar, estaba en coma y las imágenes pueden corroborarlo —reprochó la víctima—. Hace falta tener mucha paciencia para escuchar lo que estoy escuchando. Es degradante».

La de este miércoles fue una jornada especialmente dura en los juzgados de Aviñón. Tras varias declaraciones y el interrogatorio a Gisèle, se procedió a proyectar —con su permiso— los vídeos de las agresiones encontrados en el ordenador de Dominique. Los únicos requisitos que puso la víctima fueron que no se reprodujese en la sala donde el público sigue la audiencia y que sus hijos no estuviesen presentes durante su retransmisión.

Tras verlas, Gisèle se reafirmó en su falta de consentimiento y, enfadada, sentenció que no había perdón posible para los hombres sentados en el banquillo. «Para mí son unos degenerados», consideró, y apuntaló: «Han cometido violación, no agresión».

En referencia al padre de sus hijos y a los abusos que adujo haber sufrido en su infancia, Gisèle Pelicot argumentó que todo el mundo ha tenido traumas en sus primeros años de vida y que no por eso uno acaba convertido en un criminal. «Yo misma los he tenido. Después, tomamos nuestras propias decisiones», estimó.