El hombre que drogaba a su esposa y la ofrecía para que otros la violasen, ¿lo hacía también con otras mujeres?
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La hija y la nuera de Gisèle Pélicot declararon este viernes en el juicio al monstruo de Mazan. Temen haber sufrido ellas también abusos y no saberlo. Sospechan que los nietos también pudieron ser víctimas
06 sep 2024 . Actualizado a las 19:19 h.A los 20 minutos de arrancar el martes la segunda sesión del juicio a Dominique Pelicot, el francés que durante al menos diez años drogó sistemáticamente a su esposa para que otros hombres la violasen, su hija, Caroline Darian, abandonó la sala entre lágrimas. Dentro, el juez exponía que, además de los vídeos de su madre, en el ordenador de su padre habían encontrado una carpeta con fotos suyas desnuda. Este viernes, quinto día del megaproceso que se alargará hasta mediados de diciembre, Darian testificó por primera vez. Lo hizo junto a su cuñada. Ambas temen haber sido también víctimas del ya conocido como monstruo de Mazan.
«Yo le quería, adoraba la imagen del hombre al que creía conocer: sano, amable y considerado. Nos unía una plena confianza», aseguró Darian frente al tribunal penal de Aviñón que, además de a Dominique, juzga a más de medio centenar de hombres, de entre 26 y 74 años, identificados en el material incautado. Según Le Monde, las violaciones superan las 200, la mayoría cometidas por el marido de Gisèle Pélicot, pero más de 90 perpetradas por desconocidos. En las imágenes se distinguen más de 70, pero solo han podido ser identificados 51.
Como la de su madre, la vida de Caroline Darian cambió para siempre el 2 de noviembre del 2020, cuando Gisèle llegó a casa y le dijo que venía de comisaría: «Tu padre me drogaba para violarme con desconocidos. He tenido que ver fotos». Eran las 20.25 horas. «Hay un antes y un después de ese momento», aseveró este viernes. Al día siguiente, la policía citó a los tres hijos del matrimonio para explicarles la situación y, al finalizar, les mostró una serie de imágenes.
«Vimos unas nalgas en primer plano de una mujer que dormía en posición fetal —explicó Darian—. No la reconocí». Fue un agente quien le hizo reparar en que el cuerpo que tenía delante era el suyo; era ella. Íntimamente convencida de que en el momento en el que se tomaron esas fotos estaba drogada, calificó, dolida, a Dominique como «uno de los mayores depredadores sexuales de los últimos 20 años». La respaldó la mujer de su hermano, de quien su suegro atesoraba también instantáneas tomadas sin su consentimiento en el baño de su casa. La mujer expresó en particular su preocupación por los posibles crímenes cometidos contra sus hijos y sobrinos, nietos del acusado, con quienes era muy cariñoso y con los que a menudo se quedaba a solas.
Tragedia para todas las familias
El caso ha conmocionado a toda Francia, generando tal grado de indignación social que los abogados de la víctima han tenido que pedir moderación en las redes, por las que estos días circula la supuesta lista de los nombres y apellidos de los 51 hombres sentados en el banquillo junto a Dominique. «Nuestros clientes comprenden perfectamente que esta es una tragedia para todas las familias, incluidas las de los acusados», advirtió uno de los letrados de Gisèle Pélicot. «La justicia serena no es justicia en 140 caracteres», añadió.