Los conservadores alemanes intentan mantener el bloqueo a la ultraderecha

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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El líder de la CDU, Friedrich Merz, este lunes en una rueda de prensa tras las elecciones de Sajonia y Turingia.
El líder de la CDU, Friedrich Merz, este lunes en una rueda de prensa tras las elecciones de Sajonia y Turingia. Liesa Johannssen | REUTERS

«Los electores quieren que gobernemos», denunció la copresidenta de la AfD

02 sep 2024 . Actualizado a las 22:21 h.

Los conservadores alemanes de la Unión Cristianodemócrata (CDU) están decididos a evitar que la historia se repita. Ellos asumieron este lunes el encargo de formar Gobierno en Turingia y Sajonia, dos estados del este alemán que han quedado sumergidos en la ola ultraderechista después de las regionales del domingo. En Turingia, la Alternativa por Alemania (AfD) se apoyó en su gran líder de facto, Björn Höcke, para imponerse con 32 escaños —de un total de 88— frente a los 23 de la CDU. Y aunque los democristianos consiguieron agarrarse al liderazgo en Sajonia con 41 asientos —de 120—, solo les sacaron uno a los ultras, que se llevaron 40.

El Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz siguió la trayectoria vaticinada y se precipitó. Apenas consiguió 10 escaños en Turingia y 6 en Sajonia. Lo mismo les sucedió a los otros dos miembros de la coalición de Gobierno en el país, los liberales (FW) y los verdes: en Turingia se quedan fuera del parlamento, y en Sajonia solo consiguen uno y siete puestos, respectivamente.

El último baluarte

Nuestra formación es «el último baluarte del centro democrático contra el populismo de extrema derecha», afirmó el líder de la CDU, Friedrich Merz, en una rueda de prensa para analizar los resultados. Es algo fácil de reconocer, dijo, y debería serlo incluso para aquellos más alejados de la política de su partido. «Pero asumimos este papel y estamos decididos a seguir desempeñándolo», añadió.

Michael Kretschmer, el actual jefe del Gobierno sajón y el candidato de la CDU que se impuso el domingo, declaró que estas elecciones significan «la oportunidad de un gobierno estable», aunque no será un proceso fácil ni rápido. Se mostró dispuesto a entablar conversaciones con todas las fuerzas políticas menos con la AfD, que «asumirá un papel de oposición». En cuanto a La Izquierda, recordó que existe una resolución de incompatibilidad que excluye para la CDU cualquier coalición con la formación. En ese caso, está abierto a una cooperación estructural, pero no a un diálogo. No sucede lo mismo con la reciente escisión de La Izquierda, la Liga Sahra Wagenknecht (BSW), que consiguió la tercera posición en ambos estados con 15 escaños.

Pero en el estado de Turingia no será suficiente sin La Izquierda. Entre la CDU, el BSW y el SPD no llegan a los asientos necesarios para la mayoría. Les falta uno.

Un cordón «antidemocrático»

«Los electores nos han dado un claro mandato para gobernar, tanto en Turingia como en Sajonia, y quiero advertir contra la tentación de no reconocerlo», dijo este lunes Alice Weidel, copresidenta de la AfD, y agregó que «el cordón sanitario es antidemocrático». Sea como sea, el partido se ha hecho con la llamada minoría de bloqueo en Turingia y se ha quedado a un escaño de ella en Sajonia, después de un cambio de última hora por un error informático. Es decir, que podrá paralizar la aprobación de determinadas leyes —o la elección de jueces constitucionales y otros cargos— que se deciden por mayoría de dos tercios.

Mientras tanto, Olaf Scholz y su renqueante coalición de gobierno con verdes y liberales fueron proclamados como los principales culpables del triunfo de la ultraderecha. No han prestado la suficiente atención a temas como la inmigración, que ahora han usado la AfD y el BSW para crecer como la espuma, sentenció Merz. Algo a lo que el líder socialdemócrata parece hacer oídos sordos. El lunes celebró «la unión en el seno del SPD» y aseguró que «no se han cumplido los más oscuros pronósticos» acerca de su formación.