Bill Clinton bromea sobre el narcisismo de Trump en la tercera noche demócrata

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

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Bill Clinton, el miércoles en la convención demócrata.
Bill Clinton, el miércoles en la convención demócrata. CAROLINE BREHMAN | EFE

«Cuando lo escuchéis, no contéis las mentiras, contad los yoes», recomendó

22 ago 2024 . Actualizado a las 22:23 h.

Tras la aparición de los Obama el martes, la Convención Demócrata Nacional recibió el miércoles de noche al otro expresidente demócrata más reciente: Bill Clinton. El «chico de la remontada [así lo apodaron después de su victoria electoral en 1992]» brilló en una noche en la que muchos delegados se emocionaron cuando su candidato a vicepresidente, Tim Walz, aceptó la nominación, un día antes que Kamala Harris. El discurso de la cabeza de lista se hizo de rogar hasta la última noche del encuentro, este jueves.

Era la décimo tercera vez que el expresidente Clinton participaba en una convención demócrata (desde 1976, cada cuatro años). Y la aprovechó para criticar con dureza al hombre que, hace ocho años, derrotó la intentona presidencial de su esposa. «Crea caos y después lo distribuye, casi como si fuese un arte», afirmó sobre el candidato republicano. Además, invitó a los votantes a tratar de observar el narcisismo de Trump. «La próxima vez que lo escuchéis, no contéis las mentiras. Contad los yoes», dijo para presentar a continuación el contraste con la candidata demócrata: «Cuando Kamala Harris sea presidenta, cada día comenzará con vosotros, vosotros, vosotros».

«Los EE.UU. reales»

Por su parte, Tim Walz pronunció un discurso en el que buscó separarse de la imagen de elitistas desconectados de «los Estados Unidos reales» que los republicanos han querido asociar a los demócratas en los últimos ciclos electorales. «Estamos todos aquí está noche por una bella y simple razón: amamos este país», dijo el gobernador de Minnesota al comienzo de su intervención. Con sus palabras, el segundo del ticket presidencial demócrata quiso no solo inspirar un cierto sentimiento patriótico sino también, y sobre todo, asociar su candidatura con la defensa de los intereses de los Estados Unidos más rurales.

Walz, al que los asistentes a la convención recibieron entre gritos de «coach» (una referencia a su pasado como entrenador de fútbol americano), afirmó que aunque los demócratas partían «un punto por debajo» de sus rivales republicanos en la ruta hacia la victoria en noviembre, ya están inmersos en una «ofensiva» para la que tienen «el equipo adecuado». Más allá de sus intentos motivacionales, el discurso de Walz reveló unas prioridades políticas marcadamente progresistas y a poca distancia de las que exhibe su nueva jefa. «Mientras que otros estados están prohibiendo libros en sus escuelas [por estados bajo control republicano como Texas o Florida], nosotros estamos prohibiendo el hambre infantil en los nuestros» sentenció desde el escenario.

La tercera jornada de la convención vio a los demócratas reclamar el concepto de libertad, una idea que ha estado durante largo tiempo cooptada por sus rivales políticos. Así, este año serán los progresistas los que aboguen por una libertad que contraponen al asalto republicano contra el derecho al aborto y que extienden a los derechos LGTBI y a los vetos a libros promulgados en circunscripciones dominadas por los republicanos.

El jueves, última jornada de la gran semana demócrata, la candidata Kamala Harris estaba llamada a subir al escenario. Iba a hacerlo, en primer lugar, para convertirse en la primera mujer negra y de origen asiático en recibir la nominación presidencial de uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos. E iba a hacerlo, en segundo lugar, para ofrecer el discurso de cierre de una convención en la que ha logrado aglutinar con éxito el apoyo de todo un partido que, tras meses encajonado detrás de una candidatura estéril, ahora parece dispuesto a ganar las próximas elecciones.

«Ese es mi papá», gritó emocionado el hijo de Walz en medio del fervor por la «libertad»

Marta Velázquez, A. R.

En la tercera noche de la Convención Nacional Demócrata se vivió un ambiente electrizante. Desde el principio, la energía en la sala era innegable. Los asistentes respondieron con entusiasmo a cada estímulo. Con Freedom, de Beyoncé, como himno oficial sonando de fondo, el lema de la noche quedó claro: libertad.

El punto álgido llegó cuando el candidato a vicepresidente, Tim Walz, salió al escenario. La multitud reaccionó con un estallido de aplausos y gritos de apoyo. «Coach Walz», se leía en cientos de carteles que llenaban el recinto. El entusiasmo era contagioso y cada mención de Walz era recibida con euforia.

Un gesto inolvidable

Especialmente fuerte aplaudía la familia del hasta ahora gobernador de Minnesota, que añadió una capa de humanidad y cercanía al evento cuando su hijo, Gus, se levantó entre lágrimas y gritó: «¡Ese es mi papá!». Un gesto inolvidable que capturó la atención de todos los presentes y se convirtió rápidamente en un fenómeno viral en las redes sociales bajo el hashtag #thatsmydad.

La ovación final, al ritmo de Rockin' in the free world, de Neil Young, culminó una noche en la que se pudo palpar, en cada rincón del recinto, una manifestación del deseo de cambio y progreso que Walz y Harris encarnan para los demócratas.