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La líder opositora venezolana, María Corina Machado, saluda a varios seguidores el pasado miércoles en Guanare, en el estado de Portuguesa.
La líder opositora venezolana, María Corina Machado, saluda a varios seguidores el pasado miércoles en Guanare, en el estado de Portuguesa. MIGUEL GUTIÉRREZ | EFE

23 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En pocos días el pueblo venezolano saldrá a votar masivamente decidido a construir un nuevo futuro democrático y próspero. Millones de hombres y mujeres harán largas filas con una idea en mente: reunificar a la familia venezolana, hoy desgarrada por el éxodo de más de ocho millones de personas. Estamos a horas de que comience una transición democrática que marque el inicio de una nueva época para Hispanoamérica, nuestra caída del muro de Berlín.

La dictadura ya está derrotada moralmente y esta es la derrota irreversible frente a cualquier dictadura. Maduro nunca se imaginó este escenario y hoy vive una tormenta perfecta: no pudo imponer al candidato opositor; no ha podido frenar la fuerza y el sentimiento que ha despertado María Corina Machado en un pueblo humillado y reprimido. Maduro jugó a que la apatía y la desesperanza haría el trabajo, a que la oposición jamás se uniría en torno a un candidato, que en este caso es Edmundo González.

No hay manera de que gane legítimamente la contienda electoral del 28 de julio, a pesar de que las condiciones de esta elección son bastante desiguales. Todos los sondeos señalan de manera sostenible que el candidato de la Unidad, Edmundo González, aventaja por 25 puntos al dictador. La encuesta de Delphos, que salió apenas este 17 de julio, indica que Edmundo tiene una intención de voto del 59 %, mientras Maduro apenas alcanza el 24 %.

Por todo lo anterior, a Maduro solo le queda refugiarse en la fuerza bruta. Por eso lo vemos en cada acto de campaña buscando meter una sobredosis de miedo al país, alegando que «si gana la derecha, habrá un baño de sangre o una guerra civil». Por eso lo vemos arrestando dirigentes políticos. Solamente en los últimos 16 días van 73 personas apresadas por las fuerzas del Estado por el simple hecho de participar en la campaña electoral de la oposición. Por eso vimos el ataque contra los vehículos que trasladan a la líder de la oposición y, por eso, no deja de cerrar negocios que le vendan alimentos o simplemente le ofrezcan estadía a Edmundo o María Corina en sus giras por Venezuela.

Maduro va a tratar de aferrarse a lo que le queda, que es el garrote. Probablemente, contemplen eliminar la tarjeta de la Mesa de Unidad Democrática, el principal partido por el que se puede votar por Edmundo González o incluso baraje la opción del fraude monumental para aplastar la voz de una sociedad que pide cambio. Pero mientras más se aferra a la violencia, más se equivoca. Mientras más reprime, la gente más se rebela. No cabe duda de que las dictaduras se equivocan y esta se está equivocando.

El 28 de julio haremos de nuevo el milagro de vencer democráticamente una dictadura. Llegó el momento de cambiar.