Rishi Sunak pide dejar a un lado la reforma de la Cámara de los Lores
19 jul 2024 . Actualizado a las 22:30 h.Con toda la pompa que caracteriza a la monarquía británica, Carlos III inauguró ayer el Parlamento electo en las elecciones generales del 4 de julio. La ceremonia conocida como el «discurso del rey», una de las tradiciones más vistosas del Reino Unido y en la que el monarca lee —con la llamativa corona imperial del Estado en su cabeza— el programa legislativo del Gobierno en ejercicio, ha servido para desgranar el plan del nuevo premier laborista, Keir Starmer, para lograr su prometida «renovación nacional», aunque a través de «un cambio determinado, paciente y calmado».
«Mi Gobierno estará guiado por los principios de seguridad, equidad y oportunidades para todos», leyó el soberano, quien reflejó que «la estabilidad será la piedra angular de la política económica». Y para probar esto, el rey dijo que el Gobierno buscará darle más poderes a la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés) para bloquear medidas que no cuenten con financiación o conlleven endeudamiento público.
Carlos III aseguró que el crecimiento económico será «la misión fundamental» de la nueva Administración laborista, la cual buscará establecer alianzas con empresarios y trabajadores para conseguir este objetivo. Sin embargo, algunos anuncios del discurso han comenzado a generar inquietud en algunos sectores empresariales. Uno de ellos es la propuesta de una ley para reformar el sector ferroviario y permitir su renacionalización. A partir de los próximos cinco años los contratos otorgados a partir de los años noventa a los distintos operadores ferroviarios comenzarán a expirar y el Gobierno laborista ha anunciado que no los prorrogará, sino que creará una nueva empresa para gestionar la red de trenes del país: la Great British Railways.
Leyes sin mencionar
Varias leyes como la que forzaría a los miembros de la Cámara de los Lores a renunciar tras cumplir 80 años o la que reduciría la edad de votación para los ingleses no fueron incluidas en el discurso que leyó el rey. Algunas de estas exclusiones fueron celebradas por la oposición conservadora. «Los ciudadanos saludarán que se prioricen los problemas reales, en lugar de meterse en asuntos constitucionales», dijo el líder de la oposición tory Rishi Sunak. El expremier pidió al Gobierno que cualquier reforma institucional sea consensuada con las demás formaciones.
Las ayudas tampoco figuraron en el mensaje real, en especial la revisión de la norma que establece que las familias con hijos solo reciban subsidios por los primeros dos descendientes. Desde distintos sectores, incluido una parte del laborismo, se ha pedido revisar este límite. Sin embargo, Starmer dijo que las cuentas públicas no lo permiten. El jefe del Ejecutivo anunció un grupo especial de trabajo para combatir la pobreza infantil, a pesar de que hay quienes advierten que esto pueda costarle su primera rebelión. Starmer dio otra sorpresa. Rescató la propuesta de su predecesor para prohibir progresivamente a las nuevas generaciones que puedan adquirir tabaco y vapeadores.
Rishi Sunak aprovechó para bromear sobre su derrota. «La vida en la bancada en el Gobierno es rápida, un día tienes la suerte de ser llamado al Gabinete y […] puede que acabes siendo llamado para el cargo más alto. Y antes de que te des cuenta [...] te quedas preguntándote si puedes ser un estadista a los 44 años».