Cruce de acusaciones sobre la autoría de la fallida sublevación en Bolivia
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El general golpista acusa al presidente de orquestar la asonada militar
27 jun 2024 . Actualizado a las 22:45 h.Bolivia vivió el miércoles un intento de golpe de Estado desconcertante: perpetrado por un polémico general sin el apoyo de la calle ni de los sectores políticos más prominentes, en un contexto de gran polarización por el enfrentamiento directo, duro y público en la izquierda oficialista entre quienes defienden al actual presidente, Luis Arce, y al exmandatario Evo Morales. Todo en medio de una crisis económica debido a la escasez de divisas y un desabastecimiento de combustible que ha generado huelgas y movilizaciones en los últimos días.
A las 15.50 hora local del miércoles (21.20 en España) una tanqueta del Ejército reventaba las puertas del Palacio de Gobierno después de que decenas de militares tomasen la plaza central de La Paz. El líder golpista era Juan José Zúñiga, comandante del Ejército destituido horas antes, después de amenazar con detener a Evo Morales si este decidía volver a presentarse a unos comicios. El militar entró en la sede del Gobierno y mantuvo un encontronazo con Arce, reclamando la salida de varios ministros y negándose a deponer las armas. Dos horas después el presidente había cambiado a la cúpula militar, los golpistas huían de la plaza Murillo y su líder era arrestado.
Dos son las principales teorías que circulan en Bolivia sobre el intento de golpe: una acción temeraria de Zúñiga tras conocer su destitución o un autogolpe orquestado por el presidente Arce para aumentar su popularidad ante la oposición y la escisión izquierdista leal a Evo.
Esa versión fue alimentada por el propio general golpista tras su detención. «El presidente me dijo que la situación está muy jodida, muy crítica. Es necesario preparar algo para levantar mi popularidad», señaló Zúñiga, añadiendo que Arce le dio permiso para sacar los tanques.
«Una novela de autogolpe»
Los seguidores de Evo, enfrentado desde el 2021 con Arce, su antiguo delfín, han comprado en bloque la versión de Zúñiga. David Veigaza, dirigente de una de las federaciones del Trópico de Cochabamba, leales al exmandatario, aseguró este jueves que la acción fue una «novela de autogolpe, dirigida por Arce». Como «teatro gracioso y bien organizado» por el Gobierno calificó la acción el senador evista Leonardo Loza. Similar postura ha tomado parte importante de la oposición tradicional, cuyos líderes más prominentes, los expresidentes Jorge Quiroga, Carlos Mesa y los encarcelados Jeanine Áñez y Luis Fernando Camacho censuraron de inmediato las acciones de Zúñiga.
«Lo que ha ocurrido es una especie de show armado por el ala arcista», comenta también el analista Rodrigo Quinallata. «No se puede perder de vista en este escenario que el país pasa por una crisis financiera muy fuerte. No se puede encontrar dólares en el mercado oficial y en el negro está casi al doble de su valor», añade.
El Gobierno aseveró el jueves que los militares planificaron durante tres semanas derrocar al Ejecutivo. «Cómo podemos hablar de un simulacro, de un fraudulento intento de golpe, cuando ya tenemos a las principales cabezas actualmente aprehendidas y cuando en este momento hay 12 heridos y [los militares] reprimieron a políticos de izquierda y de derecha azules y menos azules», exhortó el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.
El general del pueblo que odia a Evo Morales
La controversia rodea desde hace años a Juan José Zúñiga, el general nacido en Potosí que el miércoles protagonizó una página negra de la historia boliviana. Los registros militares certifican que no fue el oficial más brillante de su promoción, pero aún así su experiencia en inteligencia militar y conocimiento del mundo político (fue nombrado por el diario El Deber como el «general del pueblo» por sus buenas relaciones con algunos sindicatos) lo catapultaron, primero, a jefe del Estado Mayor y después, a comandante general del Ejército.
Fue el mismo presidente Luis Arce quien lo nominó para esa posición clave a finales del 2022, cuando el general ya había sido señalado por Evo Morales por supuestamente liderar un grupo de militares denominado Pachajcho que estarían preparando un «plan negro» para minar su popularidad.
En el 2013, Zúñiga fue acusado por un suboficial de haber desviado fondos públicos destinados a ancianos y a escolares. Fue castigado con siete días de arresto en un juicio militar. También fue acusado de contrabando transfronterizo e incluso narcotráfico por un general, que poco después fue suspendido.
Mientras se acumulaban los escándalos, Evo Morales siguió acusando a Zúñiga de conspirar en su contra, llegando a decir, hace unos días, que pretendía eliminarlo físicamente.