Juan Diego Botto carga contra «El Hormiguero»: «Que en un programa de máxima audiencia digan una y otra vez que están silenciados es irónico»

P. V. LA VOZ

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Juan Diego Botto, en una fotografía de archivo
Juan Diego Botto, en una fotografía de archivo Valero Rioja

El actor lanza un duro reproche contra quienes aseguran que hay menos libertad que antes y recuerda que en la última Feria del Libro «dos autores han tenido que ir con guardaespaldas por amenazas de la extrema derecha»

23 jun 2024 . Actualizado a las 17:10 h.

La supuesta falta de libertad de expresión actual y las críticas a la cancelación son un tema recurrente últimamente en España. La última ha sido Victoria Abril, que defendió hace unos días que cada vez somos menos «libres decir ni pensar lo que queremos». Un alegato que vertió, para sorpresa de nadie, en El Hormiguero. Y no resulta ya reseñable porque, en los últimos años, el programa conducido por Pablo Motos cuela ese discurso con bastante asiduidad. Lo hizo Alfonso Guerra también hace unos meses y lo hacen también con normalidad algunos de los tertulianos del programa.

A eso se ha referido, aunque sin nombrar concretamente al espacio de Antena 3, el actor Juan Diego Botto. «Que en un programa de máxima audiencia digan una y otra vez que las voces conservadoras están silenciadas no deja de resultar una ironía maravillosa», ha señalado con contundencia.

El hispanoargentino se refirió a este tema haciendo mención a un conocido sketch protagonizado por Lisa Kudrow —Phoebe en la serie Friends— en el que esta da vida a una política estadounidense que se queja precisamente de esto mismo: «Las voces conservadoras están siendo silenciadas», repite como mantra una y otra vez mientras su discurso se difunde, irónicamente, en todas las televisiones, periódicos y medios de comunicación del mundo y hasta llega a ser publicado en forma de libro.

Una paradoja que, cree Juan Diego Botto, también se está dando en España, donde observa que programas como El Hormiguero y otros medios de comunicación están inculcando en la ciudadanía que son las opinones conservadoras las que no se pueden expresar, cuando sucede precisamente lo contrario. «Esos discursos no tienen ninguna dificultad para llegar a todos los rincones de España ahora mismo», opina el intérprete, «cualquiera puede manifestarse en este sentido».

Como ejemplo para demostrar su parecer, Botto se refiere a lo sucedido en la última Feria del Libro de Madrid durante las firmas de los escritores. «El hecho cierto es que ha habido dos autores que han tenido que ir con guardaespaldas, porque gente de extrema derecha amenazó con ir a pegarles», recuerda el actor, que manifiesta que «esa es la realidad» y explica que tal situación contrasta con el lado contrario. «No me consta que haya habido ningún autor conservador que haya recibido amenazas de gente de izquierdas ni hayan necesitado guardaespaldas para firmar sus libros», dice.

«Tampoco me consta que haya humoristas conservadores que hayan visto cómo subía alguien a pegarles mientras estaban en el escenario representando», comenta sobre otro incidente reciente sufrido por el cómico Jaime Caravaca durante un espectáculo, cuando un hombre de ideología neonazi lo agredió en pleno show, tras unos comentarios del humorista sobre su hijo.

En su opinión, la propia realidad desmonta la pretendida «falta de libertad» que muchos en una parte del mundo de la cultura ven —incluso artistas como Jaime Vaquerizo o Miguel Bosé— en comparación a épocas pasadas. «Lo que sí era más complicado era, en los años ochenta, para una pareja homosexual caminar por la calle cogiéndose de la mano, eso sí que era complicado», indica Juan Diego Botto, «dos mujeres que se querían besar en público, eso sí era impensable en los años 80». Dos ejemplos que sirven como demostración de que, en épocas anteriores en España, esa mayor libertad que muchos perciben era solo cosa de unos pocos.

«Hay gente sin la nacionalidad que trabaja más por el país que los especuladores de la vivienda»

Juan Diego Botto presenta estos días 14.4, una obra escrita por él y Sergio Peris-Mencheta junto a Ahmed Younoussi, que además es el protagonista. La historia cuenta la propia vida del actor principal, su infancia en Tánger con una familia maltratadora y el salto que da a España, cruzando el Estrecho con tan solo 9 años.

La historia de Younoussi le ha dado pie a Juan Diego Botto a referirse también a los prejuicios cada vez mayores hacia los inmigrantes en nuestro país, a pesar de su tradición migrante en épocas pasadas mucho más duras.  

«Hay gente sin la nacionalidad que trabaja más por el país que los especuladores de la vivienda», ha dicho con contundencia plecara Juan Diego Botto, que además minimiza las críticas sobre la españolidad de Younoussi. Y la suya propia, ya que el propio Botto nació en Buenos Aires. Como Alaska, el rey emérito o Amenábar, todos ellos nacidos en el extranjero y de los que nadie cuestiona su nacionalidad.

«Ahmed sí tiene la nacionalidad española y la tiene desde hace mucho y es un tipo que ha trabajado duro toda su vida», asegura defendiendo a su compañero y anticipándose a las críticas, «lo único que hace es trabajar duro». Y anima a ponerse en el lugar de las personas que tienen que dejar atrás a su familia y a su lugar de origen para buscarse una vida mejor. «Tener que abandonar tu país es difícil para cualquier adulto, es obviamente triplemente difícil para un menor de edad», reflexiona.