Esther Jaurrieta, «Felizmente divorciada»: «La custodia compartida me permite tener dos semanas al mes para hacer mi vida»

ACTUALIDAD

Separarse no fue fácil «sobre todo cuando hay hijos de por medio», pero ahora que todo vuelve a su sitio considera que le ha traído cosas buenas. «La gente que lo enfoca como un fracaso, está equivocada. Para mí es un éxito. Fracaso es quedarte en un matrimonio donde ya no eres feliz»

28 may 2024 . Actualizado a las 16:37 h.

Esther Jaurrieta dice alto y claro que es una mujer «felizmente divorciada». Ese es el título del libro que escribió durante la pandemia para ayudar a las mujeres que en esa época estuvieran pasando por un divorcio, pero también lo suscribe personalmente: «Sí, sí. Claro. Estoy felizmente divorciada». Cuenta que hace seis años que tomó la decisión, porque «una vez que un matrimonio ya no funciona, y que no estás feliz en él, quedarte ahí es una amargura». Aun así, reconoce que le costó. No fue sencillo. «Sobre todo cuando hay hijos de por medio, es difícil — Esther tiene dos hijas de 8 y 10 años—. Pero una vez que pasas la fase de la negociación con la otra parte y tú te asientas, todo se pone otra vez en su sitio. Y ahora, claro, pues ya estoy muy feliz, porque vuelvo a ser la dueña de mi vida», dice esta mujer que reside en Vitoria, pero que siempre ha tenido un vínculo especial con Galicia. Incluso llegó a vivir en A Coruña.

«Me siento con el poder de hacer con mi vida lo que me apetece sin tener que dar explicaciones, sin tener que ponerme de acuerdo con nadie. Que un día me apetece salir, salgo. Y si no me apetece, pues no salgo», confiesa. Además, reconoce que la custodia compartida ha sido una ventaja para poder tomar las riendas de su vida: «Al principio fue un horror, porque yo quería la custodia total. Pero mi ex no me lo concedió y lo pasé fatal. Pero ahora mismo no cambio la custodia compartida por nada del mundo. Porque es verdad que si tú te quedas con la custodia total, es muy difícil que encuentres huecos para ti, para salir con amigas, para tener una nueva pareja... Y yo ahora mismo tengo dos semanas al mes que soy totalmente libre para hacer lo que me apetezca en todo momento, para hacer mi vida», aclara. «Muchas veces las mujeres somos las que llevamos más la carga en casa. En cambio ahora llega el fin de semana y puedo salir con mis amigas, ir a hacer senderismo, ir a bailar, al teatro... mientras que cuando estás casada tienes que estar negociando, porque alguien se tiene que quedar con los niños, y casi siempre salimos perdiendo nosotras. Ahora, en esas dos semanas hago mi vida», recalca.

Gracias a esos quince días libres, Esther puede hacer todo tipo planes, incluso ha vuelto a estudiar y ha podido retomar algunos proyectos profesionales al margen de su trabajo. Ella es administrativa en un hospital en Vitoria. «Tengo tiempo para asistir a formaciones, a charlas. Incluso he podido hacer un curso de monólogos. Y eso me sirvió muchísimo para ganar autoestima. Son cosas que te ayudan a sentirte más plena», comenta. También la publicación del libro le ha permitido ayudar a gente que pasó por lo mismo que ella: «Ha sido muy gratificante, porque me han escrito y me han dicho que les ayudó a dar el paso. También hubo quien me escribió para pedir consejo. Y a partir de ahí, me formé en coaching para poder acompañar a personas que estaban en esa situación. Se me abrió un nuevo campo».

El Camino, lo mejor

Uno de esos últimos planes que más le ha llenado fue hacer el Camino de Santiago hace dos años. «Me fui sola y fue una de las mejores semanas de mi vida. Conocí a gente maravillosa e hice amigos para toda la vida. Hicimos un grupo de siete personas: dos alicantinas, dos madrileños, dos murcianos y yo», indica.

Esther reconoce que, de momento, no ha sentido la necesidad de rehacer su vida. Se siente tan bien como está, que le costaría tener que renunciar a algo. «Estoy bien sin pareja. No siento la necesidad de tener pareja. No es que diga que no quiero de ninguna manera. Si llega, llegará, pero me siento muy a gusto con esto de poder hacer lo que quiera sin tener que andar negociando. Y una vez que te acostumbras a eso, pues lo que venga te tiene que aportar mucho para que te compense», aclara.

Tampoco ha sido nunca muy activa en redes sociales, una fase por la que suelen pasar muchos divorciados: «A ver, tengo Tinder. Lo que pasa es que lo uso poquito. He conocido a chicos y he tenido varios ligues. Pero una pareja como tal, no». En cuanto al grupo con el que sale dice que no todas sus amigas son divorciadas. «Es un mix. Somos tres divorciadas, pero luego hay otras que son solteras o tienen pareja y que se unen, a veces. Es verdad que cuesta un poco hacer un grupo, porque pueden no coincidirte los turnos de la custodia. Por ejemplo, yo tengo a una amiga a la que no puedo ver nunca, porque la semana que yo estoy con mis hijas, ella está sola y al revés. Entonces, es complicado. Y tienes que intentar hacer un círculo nuevo, porque muchas veces las amistades que tenías son comunes con tu expareja. Y al divorciarte empieza una vida nueva y tienes que buscar un poco nuevas amistades».

Un éxito

Esther no puede decir que el divorcio haya sido lo mejor que le ha pasado porque no sería verdad: «Pero sí me ha traído muchas cosas buenas. Y llegada la situación de que estás mal en el matrimonio, es lo mejor que pude hacer. Me parece que la gente que enfoca el divorcio como un fracaso, está equivocada. Para mí es un éxito. Fracaso es quedarte en un matrimonio donde ya no eres feliz. Atreverte a dar el paso y todo lo que viene después, me parece un éxito. Es una etapa más, que te puede traer cosas buenas», dice. Y cree que la mayoría de los divorciados llegan a la misma conclusión al cabo de un tiempo: «Si estás en una relación que no está bien, tú tampoco puedes estar bien. Tienes más días malos que buenos. Entonces, lo más habitual es que estés feliz con tu divorcio. Pero puede haber diferentes velocidades entre las dos partes», confiesa esta mujer, que también reconoce que se encuentra en un gran momento: «No diría que estoy en una segunda juventud, pero sí que estoy disfrutando de la vida de una manera mucho más calmada que cuando era joven. Me siento muy tranquila y feliz».