La ONU pide una investigación ante los más de 300 cuerpos encontrados en fosas comunes en hospitales
25 abr 2024 . Actualizado a las 22:21 h.La guerra en Gaza cumplió el martes doscientos días. Doscientos días que podrían ser uno solo repetido en bucle: bombas, cadáveres (175 más cada 24 horas, de media), hambre, enfermedades e intentos de acercamiento que solo aumentan la distancia entre Hamás e Israel. En total, los muertos rozan los 34.200. Eso sin sumar los 10.000 que se estima que siguen bajo los escombros.
Los ataques del Ejército de Tel Aviv se centran ahora en las áreas costeras de Al Zawaida y Deir al Balah, en el centro de la Franja, y también en la playa del campamento de refugiados de Nuiserat, unos kilómetros más al norte. Las zonas sureñas viven un parpadeo de calma, temblorosas ante la archianunciada invasión de Rafah —pegada a Egipto—, y empiezan a vislumbrar las huellas de la destrucción. «Equipos de ambulancias y de la defensa civil han descubierto tres fosas comunes con 35 cadáveres en el Hospital Naser [Jan Yunis]», informó el martes la agencia Wafa. Con los que encontraron el lunes son más de 310, la mayoría niños y mujeres, algunos de ellos maniatados. Habrían sido enterrados «de forma colectiva» durante los cuatro meses de asedio israelí.
«Dado el clima de impunidad reinante, esto debería llevar a una investigación internacional», planteó el jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Turk, horrorizado. Según él, esa investigación tendría que abarcar también otros centros sanitarios, como el Hospital Al Shifa, en el norte del enclave. «El asesinato intencionado de civiles, detenidos y otras personas que están fuera de combate es un crimen de guerra», concluyó Turk.
Mar de lonas blancas
A los que han sobrevivido, muchos aún en Rafah, los espera un mar de lonas blancas. El Ejército israelí ya ha erigido un campamento con medio millar de tiendas al oeste de Jan Yunis —cerca de un cementerio, puntualiza Efe— y otro más está en construcción. Muchos lugareños vaticinan una evacuación forzosa de Rafah, el último reducto que aún no han pisado las tropas de Tel Aviv (no así sus bombas). Pero cientos de misiles no son suficientes para el primer ministro Benjamin Netanyahu, que quiere asegurar un exterminio completo del movimiento islamista.
Mientras tanto, Israel aseguró haber matado a dos miembros de la milicia chií Hezbolá en ataques aéreos contra el sur del Líbano. Como respuesta, el grupo atacó un cuartel del Ejército hebreo a 15 kilómetros de la frontera entre los dos países, y Tel Aviv volvió a insistir con otro bombardeo que acabó con la vida de una mujer y una niña en la localidad de Hanine, de nuevo en el sur del Líbano. Y entre las bombas, Israel se tiñó brevemente de júbilo por la festividad de Pésaj, la Pascua judía.
Catar reevalúa su rol mediador por la «falta de seriedad» y los ataques de Israel
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores catarí, Majed al Ansari, aseguró el martes que su país sigue «comprometido» con la mediación para alcanzar una tregua en Gaza, pero está reevaluando su rol por los «ataques» y la «falta de seriedad» de partes como Israel. Se refería a las «campañas» contra Catar emprendidas por responsables del Gobierno de Tel Aviv, que, según afirmó, muestran poco compromiso para llegar a una solución.
Es un secreto a voces, sostuvo Al Ansari, que hay declaraciones de altos cargos israelíes, incluidos ministros en la Administración de Netanyahu, que han hablado negativamente de la mediación de Catar. «Dicen mentiras sobre el papel de Doha únicamente para adherirse a sus posturas de cara a las próximas elecciones en el país y esto no puede justificarse», añadió.
Después negó los rumores difundidos por algunos medios, como The Wall Street Journal, de que los jefes políticos de Hamás están estudiando la posibilidad de trasladar su base fuera de Catar. «No hay justificación —sostuvo Al Ansari— ni ningún tipo de presión por nuestra parte» para que el movimiento islamista abandone Doha, donde tiene representación desde hace una década.
La UNRWA, inocente
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) tiene margen de mejora en cuestiones como neutralidad o transparencia, pero no hay pruebas de que ninguno de sus trabajadores esté vinculado a Hamás. Así lo ha determinado la investigación internacional encabezada por la exministra de Exteriores francesa Catherine Colonna, que ha negado que las autoridades israelíes hayan presentado pruebas que acrediten sus acusaciones.
Mientras Israel se quejaba de que la investigación no había sido «auténtica» ni lo suficientemente «minuciosa», Bruselas pedía a todos los países que dejaron de apoyar a la UNRWA que retomasen sus donaciones. El Congreso español, que nunca detuvo sus contribuciones a la agencia, aprobará previsiblemente una propuesta del PSOE para incrementar los fondos que le destina. «Los civiles palestinos dependen exclusivamente de la UNRWA», aseveró el partido.