Jorge Dezcallar: «No hay que descartar nada, la tercera guerra mundial es posible»
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Alerta de los efectos de la guerra de Ucrania y la escalada en Oriente Medio
24 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Diplomático de carrera, Jorge Dezcallar (Palma de Mallorca, 1945) ha sido embajador en Marruecos, la Santa Sede y EE.UU. y director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Es autor de libros como Abrazar el mundo. Geopolítica, hacia dónde vamos y el reciente El fin de una era. Ucrania: la guerra que lo acelera todo, ambos publicados por La Esfera.
—¿Cómo evalúa la crisis entre Israel e Irán?
—Ambas partes han jugado a restar importancia a lo ocurrido, estamos en lo que Barbara Tuchman llama la marcha de la locura, el título de su libro, en Oriente Medio. Esperemos que las cosas se queden aquí y se calmen, entre otras razones porque lo que quiere Israel en este momento es lanzar una ofensiva en Rafah.
—Irán actuó en represalia por el bombardeo de su consulado en Damasco, pero avisó del ataque.
—Destruir un edificio diplomático, matando a tres generales, es una quiebra del derecho internacional muy grave, una provocación. Irán se vio obligado a responder pero sabía que si lo hacía a gran escala se arriesgaba a una guerra abierta que tenía perdida. Así que ha sacado pecho sin provocar una respuesta israelí que hubiera sido terrible.
—¿A Netanyahu le interesa la escalada regional?
—Si hay alguien que está poco interesado en acabar el conflicto es Netanyahu. Primero, porque el día que acabe se convocan elecciones, pues la presión en Israel es muy fuerte. La segunda razón es porque va a haber una comisión de investigación para averiguar los fallos de seguridad del 7 de octubre que permitieron a Hamás llevarse una victoria muy superior a la que habría soñado nunca. Y tercero, porque se enfrenta a acusaciones graves de corrupción que lo van a llevar al banquillo cuando no sea primer ministro.
—¿Irán ha dado un balón de oxígeno a Netanyahu?
—Irán cometió un error al atacar a Israel. Netanyahu tenía a los ciudadanos protestando porque prioriza la guerra a la liberación de los rehenes y su imagen internacional estaba muy deteriorada, incluso por parte de EE.UU. Irán le ha dado un balón de oxígeno, el atacante se convierte en atacado y el que lo ataca es un régimen tan poco simpático como el de los ayatolás, donde dan palizas a las mujeres que van sin velo y cosas muchísimo peores. Se ha desviado la atención dejando libertad a Netanyahu para actuar en Gaza. Otro que lo está pasando mal es Zelenski. Todo lo que está pasando en Gaza y con Irán desvía la atención de Ucrania.
—¿Cómo ve el escenario bélico en Ucrania?
—La diferencia de fuerzas entre Rusia y Ucrania es brutal. El que Ucrania haya resistido hasta ahora tiene parte de milagro y parte de bravura, con un presidente que decidió resistir en lugar de huir. Pero la resistencia ucraniana depende de que les demos armas, dinero y, muy importante, inteligencia. La aprobación en EE.UU. del paquete de ayudas por valor de 61.000 millones de dólares a Ucrania es una muy buena noticia porque se está quedando sin munición de artillería, lo que estaba permitiendo a Rusia progresar hacia Járkov; y sin defensa aérea, lo que hace muy vulnerables sus infraestructuras estratégicas. Con este apoyo estará en mejores condiciones para defenderse y quizá contraatacar el año próximo.
—¿Vamos hacia una tercera guerra mundial? ¿Es posible?
—Si hubiera un enfrentamiento de Rusia con la OTAN sería la tercera guerra mundial, pero de momento no lo hay, lo que no quiere decir que no exista esa posibilidad. En los países bálticos creen que habrá una guerra. Hay mucha preocupación. En Europa hasta ahora teníamos el paraguas que nos daba la protección americana. Europa ha cometido tres errores graves: poner su seguridad en manos de EE.UU., que no es fiable y donde puede volver Trump, que dice que no cree en la OTAN y que no habría que defender a ningún país que no gaste el 2 % de su PIB en defensa; ha puesto nuestra energía en manos de Rusia y nuestro comercio en las de China. Puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. Un misil que lance Rusia sobre una ciudad del oeste de Ucrania puede caer en Polonia o en Riga, las armas las carga el diablo, no hay que descartar nada, y Europa debe ponerse las pilas. Si Putin decide lanzar un ataque sobre Europa y EE.UU. no participa, Europa no será rival para Rusia.
—¿Podría Putin recurrir a las armas nucleares?
—La doctrina rusa dice que solo se pueden utilizar en dos casos, cuando el territorio nacional o los arsenales nucleares rusos sean atacados. Ninguna de estas dos condiciones se da, pero si hubiera una guerra entre la OTAN y Rusia no hay duda de que podría utilizar la bomba nuclear. Estaríamos en la tercera guerra mundial.
«Los esfuerzos de Sánchez para reconocer el Estado palestino son un brindis al sol»
Dezcallar considera que los esfuerzos de Pedro Sánchez para promover la creación de un Estado palestino «son un brindis al sol, no entiendo sus giras diplomáticas con este objeto, que además están teniendo poco resultado». Señala que «el Estado palestino es un objetivo, todos estamos de acuerdo en que los palestinos necesitan justicia y una forma de dársela es que tengan su Estado, con fronteras reconocidas y viviendo en paz y seguridad junto a Israel».
Pero «lo que pasa es que no se da ninguna de las tres condiciones que el derecho internacional prevé: tener fronteras delimitadas y reconocidas, una población estable y el monopolio del uso de la fuerza en ese territorio». Considera que «reconocerlo antes de que se cree es poner la carreta delante de los bueyes, un acto simbólico. Es verdad que 140 países de Naciones Unidas lo han hecho, pero EE.UU. lo ha vetado».
«Una palmada en la espalda»
«Lo que está haciendo Sánchez es dar una palmada en la espalda a los palestinos, que lo están pasando muy mal, merecen más atención y queremos darles cariño, pero no va más allá». Además, «no es el momento, cuando Irán ha atacado a Israel. Esto debería retrasar una decisión, porque el momento en diplomacia es importante y no es el oportuno».
Dezcallar destaca que la situación en Gaza es «terrible, la desorbitada respuesta de Israel a los atentados de Hamás ha causado un desastre humanitario, y lo va a seguir causando, porque los efectos del hambre solo están comenzando».