El separatismo busca su mejor resultado en el País Vasco, pero solo el 22 % quiere la independencia

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago BILBAO / LA VOZ

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El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y el candidato de EH Bildu a lendakari, Pello Otxandiano.
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y el candidato de EH Bildu a lendakari, Pello Otxandiano. Adrián Ruiz de Hierro | EFE

Las últimas encuestas apuntaban a un récord de escaños secesionistas

19 abr 2024 . Actualizado a las 08:45 h.

Salvo vuelco de última hora o error mayúsculo de las encuestadoras, el País Vasco amanecerá el lunes con el parlamento más nacionalista de su historia. Los últimos sondeos, conocidos este lunes, vaticinaban un récord de escaños para la suma del PNV y EH Bildu, con ligera ventaja para los segundos, que podrían arrebatar por primera vez el puesto de primera fuerza al partido que fundó Sabino Arana.

Algunas previsiones situaban a las dos formaciones cerca de 60 de los 75 escaños de la cámara vasca. No sería la primera mayoría abrumadora nacionalista, pero sí la más abultada y también la más consistente, al concentrarse los escaños en solo dos partidos.

En el pasado, la representación de ese espacio político estaba más diluida. En 1990, por ejemplo, las formaciones de tendencia nacionalista sumaron 50 actas, pero distribuidas en cuatro grupos: PNV (22), Herri Batasuna (13), Eusko Alkartasuna (9) y Euskadiko Ezkerra (6).

Esa fragmentación se atribuía en parte a la violencia política, y se daba por sentado que se simplificaría con el fin de ETA. Pero el escenario vasco ha seguido siendo muy plural. De los comicios del 2020 salió un Parlamento con seis partidos, mientras en Galicia había solo tres. A primera vista es fácil atribuir esa situación a la irrupción de la nueva política. Pero un motivo importante es una particularidad del sistema electoral vasco. Sus tres provincias, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, eligen cada una 25 representantes. Pero la primera tiene más de 1,1 millones de habitantes, la segunda supera los 710.000 y la tercera no llega a 330.000. Es decir, es relativamente sencillo obtener representación por Álava. Hace cuatro años, Vox consiguió un escaño con solo 4.734 votos.

Pese a ello, las últimas encuestas publicadas vaticinan la esperada simplificación del escenario político vasco, con solo cuatro partidos: PNV, EH Bildu, PSE y PP. Advertían que el voto de la izquierda alternativa, dividido entre Sumar y Podemos, no bastaría para obtener representación y concedían a Vox una probabilidad mínima de mantener su acta.

Ese escenario no tendría que beneficiar necesariamente a los nacionalistas. Pero se suman otras circunstancias. El PSE, arrastrado en parte por la compleja situación nacional del Partido Socialista, no lograría rentabilizar la caída de la izquierda alternativa. El beneficiario sería EH Bildu, que lleva años reforzando su mensaje social. El PP sí podría mejorar a costa de Vox y de votantes más centrados, pero parte de un suelo muy bajo, seis diputados, y sus posibilidades de captar electores entre los vasquistas, como sí hace el PPdeG entre amplias capas sociales galeguistas, parecen todavía escasas.

Así las cosas, de confirmarse los vaticinios de las encuestas, el independentismo vasco tendría a su alcance su mejor resultado histórico y el nacionalismo, en su conjunto, un récord de representación. Todo ello, paradójicamente, en una sociedad que es menos independentista que nunca.

En su oleada de marzo del 2024, el Sociómetro del Gobierno vasco concluía que solo el 22 % de la población apoya la independencia, la cifra más baja de sus últimos estudios, y tres puntos menos que la primera encuesta de ese instituto, publicada hace 25 años. El apoyo a la independencia llegó al 30 % en el 2014, pero ha descendido desde entonces mientras subían quienes la rechazan, ahora en un 30 %.