El Gobierno de coalición da por salvadas las cuentas y quiere acelerarlas el próximo martes
08 mar 2024 . Actualizado a las 18:38 h.Mientras el PSOE, y sobre todo Sumar, respiraban aliviados y daban por encauzada la legislatura, como había augurado Pedro Sánchez la semana pasada en su viaje a Roma, con la inminente aprobación de los Presupuestos, fueron los independentistas los que volvieron a enfriar la euforia. En los pasillos del Congreso, con la votación en la Comisión de Justicia aún por realizar, se daba por hecho que el Gobierno podía presentar incluso las cuentas el próximo martes. Algo difícil de creer después de que el Senado rechazara el objetivo de déficit este mismo miércoles.
Fue Félix Bolaños el que vinculó las cesiones del PSOE a Junts con el compromiso de los de Puigdemont de aprobar los primeros Presupuestos del mandato, piedra angular de la legislatura.
Pero la euforia de los socialistas se evaporó pronto. Míriam Nogueras, la escudera del expresidente catalán en Madrid, fue la encargada de adoptar su tono más solemne para verbalizar el frenazo a los planes de Moncloa. «Primero una cosa, luego la otra», vino a decir, mezclando catalán y castellano y, sobre todo, marcando distancias con sus eternos rivales de Esquerra, mucho más proclives a dar luz verde a unas cuentas de las que esperan sacar grandes partidas para hacerse valer en las elecciones autonómicas catalanas que habrán de celebrarse como muy tarde en febrero del 2024.
También el PNV aprovechó la puesta de largo en Madrid de su candidato a lendakari, Imanol Pradales, para recordar a sus aliados habituales que «aún no hemos empezado a hablar», sin cerrar la puerta a ningún pacto, pero dejando claro que la cercanía del proceso electoral vasco, fijado para el 21 de abril, complicará todas las negociaciones.
Íñigo Errejón verbalizó la satisfacción de Sumar con un rotundo «tenemos amnistía, tendremos Presupuestos», que le animó a vaticinar además que quedan tres años y medio de legislatura por delante.
De momento, el Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda que dirige María Jesús Montero, pretende cerrar cuanto antes el borrador de las cuentas con una fuerte rebaja de más de cinco mil millones de euros para las comunidades autónomas y las entidades locales. Otro punto de fricción a la vista.
El perdón se aprobará el jueves en el Congreso antes de ir al Senado
La amnistía que Pedro Sánchez tardó casi tres meses en admitir desde el 23J —no pronunció la palabra hasta el 6 de octubre en un acto del PSOE— se convirtió ayer en motivo de sonrisa en las filas socialistas. Por unas horas podían aparcar el calvario que supone el sumario del caso Koldo. Apenas cien días después del inicio de la legislatura con el Gobierno más débil de la democracia (120 diputados del PSOE y 23 de Sumar), parece conjurado el peligro de un temprano final con el que buena parte de la oposición soñaba tras decaer un decreto ley clave en la política laboral y, sobre todo, al rechazar Junts, el principal beneficiado, el primer intento de sacar adelante la ley de amnistía.
De momento, solo ha cambiado de postura el PSOE, a pesar de que repitió en innumerables ocasiones —la última este mismo lunes— que no iba a hacerlo. Junts ha conseguido todas las concesiones que demandaba desde el principio sin renunciar a insultar a los jueces, a los que acusó ayer mismo de pretender prevaricar, ni a volver a desafiar el orden constitucional. «Ahora, a por la independencia», tuiteó Puigdemont contando los días para volver a España.
La amnistía se votará en pleno el próximo 14 de marzo, jueves, y saldrá adelante con los votos a favor del PSOE, Sumar, Podemos, Junts, ERC, Bildu, PNV, BNG y veremos si Ábalos, cuyo voto no sería necesario. Luego irá al Senado y se aprobará de forma definitiva a mediados de mayo, en la precampaña de las europeas.