Sara y Amar, rescatados en un balcón tras más de dos horas de angustia: «Damos gracias por estar vivos»
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«Solo pensábamos en que no queríamos morir quemados», relata Sara. Su agónico rescate fue seguido casi en directo a través de las cámaras y ahora han querido agradecer el trabajo de los bomberos
24 feb 2024 . Actualizado a las 17:11 h.El jueves cuando las llamas comenzaban a extenderse por todo el edificio de Valencia, las cámaras se fijaron en ellos. En uno de los balcones se movía una pareja. Intentaban taparse como podían y les gritaban y hacían gestos a los bomberos. Sentían que se les acababa el tiempo. Tras dos horas y media de agónico trabajo de los servicios de extinción, conseguían subirlos a la cesta del camión entre los aplausos de todos los presentes. Tras ver su rescate casi en directo, ahora les ponemos cara y oímos su voz, que usan para dar su relato de lo que vivieron en aquella terraza y sobre todo, para darles las gracias a los bomberos: «arriesgaron su vida». Sara y Amar, ella portuguesa y él belga, recordaron este viernes que «fue un momento muy estresante y no queríamos morir quemados, estábamos a merced de los bomberos».
Un dispositivo tremendamente complicado que se materializó de forma impecable, con dos grúas y cuatro bomberos, consiguió rescatarlos a tiempo de las llamas. Desde una de las grúas intentaban refrescar la zona con chorros de agua, para rebajar la temperatura. «Nos iban diciendo que estaban intentando apagar el fuego tanto arriba como abajo de la terraza. Insistían en que tuviéramos cuidado de que nada nos cayera encima», relató la pareja, que había elegido Valencia para teletrabajar por su calidad de vida y llevaba un año de alquiler en ese piso del barrio de Campanar. Raúl es uno de los bomberos que el jueves subió a rescatarlos en la otra grúa. «Los chicos estaban muy nerviosos, muy asustados. Yo los intenté tranquilizar y en cuanto vimos que podíamos acercar la escalera y el rescate era seguro, vamos...»
En el vídeo se ve cómo cuando estaban rodeados por las llamas, Amar arrancó la manivela del toldo para romper el cristal de la barandilla del balcón y detrás esperaba su pareja, Sara. Al final los dos tienen que huir saltando al balcón del vecino. Tal era su desesperación que pensaron en saltar desde el séptimo piso, soportando altísimas temperaturas y con las llamas alrededor. «Ahora estamos muy felices de estar vivos, es lo que importa», dice Sara todavía muy emocionada al recordar la pesadilla que por suerte, acabó bien y entre aplausos.