Chile, devorado por las llamas: «Es como una zona de guerra»

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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Restos de un barrio consumido por las llamas en Viña del Mar, Chile.
Restos de un barrio consumido por las llamas en Viña del Mar, Chile. RODRIGO GARRIDO | REUTERS

El presidente chileno, Gabriel Boric, comunicó que los incendios podrían haber sido provocados

06 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los helicópteros seguían arrojando toneladas de agua sobre los incendios de Valparaíso, en el centro de Chile. Los equipos de emergencia aún encontraban cuerpos entre los escombros, tres días después de que empezasen las llamas.

Era el peor desastre natural en años. El lunes ya se contaban 122 muertos, y se esperaba que el número aumentase mientras los que regresaban a las cenizas de sus hogares revivían una y otra vez lo sucedido: chispas y bolas de fuego salieron del bosque, alcanzaron zonas residenciales de Valparaíso y Viña del Mar y consumieron los edificios en cuestión de minutos.

«Es como una zona de guerra. Como si hubiera estallado una bomba», contó Jacqueline Atenas, de 63 años, a The Guardian. Había huido de su casa, en un barrio de Viña del Mar, el viernes, y el lunes regresó a los escombros con una pequeña mochila rosa a la espalda. En ella llevaba lo que había podido salvar. «Ardía como si alguien estuviese echando gasolina a las casas. No entiendo qué fue lo que pasó... Había mucho viento, mucho viento y grandes bolas de fuego que pasaban volando», añadió.

Calle abajo, Luis Parra narraba cómo apenas pudo escapar con su mujer y sus nietos. Cuando vio que las chispas estaban llegando a su casa, se había cortado la luz y no podían abrir la puerta del garaje para huir en coche.

Al final consiguieron subirse al de un amigo, pero su hermana y su padre ciego murieron. Encontraron sus cuerpos a unos pocos metros de su casa. «Nunca pensamos que esto podría suceder», lamentó Parra.

«Estamos frente a una catástrofe sin precedentes», reconoció Macarena Ripamonti, alcaldesa de Viña del Mar. La ciudad es uno de los cuatro puntos de la región —junto a Limache, Quilpué y Villa Alemana— donde se ha ordenado el toque de queda nocturno para facilitar las evacuaciones, el paso de vehículos de emergencia y la intervención sin descanso de los bomberos. Solo allí buscaban el domingo a más de 370 personas desaparecidas.

Las llamas también obligaron a cerrar varias carreteras y cancelar recorridos de tren, y en las calles se suceden las explosiones mientras el humo negro cubre el cielo. El propio presidente chileno, Gabriel Boric, comunicó que se está «investigando la eventual intencionalidad» de los fuegos, que avanzan a gran velocidad y han provocado daños en inmuebles por cientos de millones de dólares, informa Colpisa. En rincones como Quilpué, a unos 90 kilómetros de la capital, se ven barrios enteros carbonizados.

Quienes no han perdido sus hogares sufren constantes cortes de luz y de agua, y el tiempo no ayuda a que la situación mejore. Las previsiones meteorológicas advierten de otra semana de persistente calor.