Dos meses después del estallido de la guerra, Israel intensifica su ofensiva
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Casi 17.200 gazatíes han sido asesinados desde el inicio del conflicto bélico
08 dic 2023 . Actualizado a las 09:22 h.Se cumplieron ayer dos meses desde que el 7 de octubre el grupo islamista palestino Hamás lanzó un ataque sorpresa contra Israel. Cubiertos por el estruendo de toneladas de cohetes, miles de hombres armados cruzaron la frontera, entraron en más de diez ciudades a la vez, ejecutaron a 1.200 personas y secuestraron a otras 240. Fue la mayor masacre contra los judíos desde el holocausto.
«Nuestro país está en guerra», dijo el primer ministro, Benjamin Netanyahu, en una declaración televisada. Y su respuesta estuvo a la altura. El 9 de octubre ordenó un «asedio completo» a la Franja de Gaza, bloqueó la entrada de electricidad, alimentos, agua y combustible, y acribilló la región con intensos ataques aéreos. El 13 les pidió a los palestinos que evacuasen el norte. Decenas de miles recorrieron la céntrica carretera de Saladino hacia ciudades sureñas como Rafah o Jan Yunis, en medio de una tormenta de pánico y caos.
A finales de octubre, el 27, llegó una anunciada invasión por tierra envuelta en secreto y ambigüedad, y acompañada de cortes de cobertura e internet. Los soldados entraron en la Franja por tres puntos diferentes, aislaron el norte y empezaron a atacar hospitales en busca de cuarteles subterráneos de Hamás.
Pero la presión internacional por un alto el fuego se hizo insoportable casi un mes después, el 24 de noviembre. Con la mayoría de los civiles apiñados en el sur, hambrientos y sin recursos, Catar y Egipto consiguieron mediar entre los dos bandos para alcanzar una pausa temporal. Duró una semana. Hamás liberó a 102 rehenes, Israel a 200 presos palestinos, pero la violencia no se detuvo y ganó fuerza en Cisjordania, la otra región palestina. El 2 de diciembre, con 137 cautivos todavía en manos de los islamistas, se acabó la pausa.
Netanyahu ya había bombardeado toda la Franja y después invadido el norte, así que lo único que le quedaba era desplazar las tropas hacia el sur. Era la última parte de una invasión integral, con la que pretendía dominar el enclave y erradicar de raíz la amenaza de Hamás.
«Las operaciones al sur no llevarán tanto tiempo como en el norte», opina el experto en geopolítica Ryen Bohl. Ayer, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaban casa por casa en Jan Yunis y, según afirmaban, ya habían superado las líneas enemigas.
Después de que casi 17.200 palestinos hayan sido asesinados, centenares de familias se ven obligadas a desplazarse nuevamente —muchas por tercera vez—, todavía más al sur. La mayoría se dirigen a Rafah, junto a la frontera con Egipto, donde, además de sus 280.000 habitantes, están hacinados unos 470.000 desplazados. Y se espera la llegada de al menos medio millón más. «Una vez Jan Yunis caiga, Rafah será el siguiente, y es incluso más pequeño», añade Anadolu Bohl, analista de la empresa Rane.
«Régimen de seguridad»
Cuando termine la invasión, «una vez destruyamos a Hamás, entraremos en la segunda fase», explicó el ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, el 20 de octubre. Una segunda fase que ya sucede al norte, en Yabalia y distintos barrios de Gaza, en la que los combates continuarán con menor intensidad mientras las tropas refuerzan su control y «eliminan focos de resistencia».
«El tercer paso será la creación de un nuevo régimen de seguridad en la Franja, y una nueva realidad de paz para los ciudadanos de Israel», sentenció Galant.