Israel y Hamás combaten cuerpo a cuerpo en las profundidades de Gaza

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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Mueren bombardeados 145 palestinos en el campo de refugiados de Yabalia

31 oct 2023 . Actualizado a las 21:46 h.

La guerra ha llegado a lo más profundo de la Franja de Gaza. Tanques e infantería de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaban el martes varias entradas de los túneles en los que se esconde Hamás, entre feroces combates cuerpo a cuerpo que se volvieron espirales de muerte.

A primera hora, los misiles antitanque de las milicias islamistas empezaron a rugir. Los israelíes habían avanzado hacia la capital entre la niebla, con pasos meticulosos, desde dos direcciones y habían cortado la arteria más importante de la Franja —la carretera de Salah al Din— en un intento de dividirla en dos.

Bombardearon Yabalia, un campo de refugiados en la mitad norte, mataron a 144 personas y a un dirigente de Hamás. «Es la zona más condensada de Gaza», dijo un antiguo residente. «El mundo entero debería llorar la muerte de la humanidad». En Al Shati, otro campo de refugiados costero, diez civiles más fallecieron entre explosiones y el balance total de víctimas ya llega a 8.525 (3.542 niños).

Mientras tanto, al sur, cientos de miles de palestinos seguían hacinados, con el paso de Rafah todavía cerrado pero un rayo de esperanza en el horizonte: la promesa de que algunos heridos podrían entrar el miércoles en Egipto. Y los camiones, claro. 39 camiones cargados de medicinas, alimentos y mantas cruzaron la frontera. Sin embargo, con el combustible aún vetado por Tel Aviv, hospitales, panaderías y plantas desalinizadoras siguen bajo mínimos.

«Hemos pagado un alto precio durante el último día», afirmó Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí. Hablaba con los soldados en la base de la fuerza aérea de Palmachim, poco después de que las FDI anunciasen la muerte de dos de sus miembros en «encarnizados combates» al norte de la Franja.

El odio se seguía propagando por todos los frentes. «Es natural que los grupos de la resistencia no se mantengan en silencio ante los crímenes israelíes y el apoyo de Estados Unidos al régimen sionista», declaró el ministro de Exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian. Llamó a «usar las últimas oportunidades políticas para parar la guerra» y advirtió de que «si se pierde el control de la situación, ninguna parte estará a salvo de las consecuencias».

En la frontera con el Líbano hubo nuevos intercambios de fuego y las tropas israelíes desmantelaron una célula que iba a lanzar misiles antitanque hacia su territorio. Amnistía Internacional las acusó de disparar proyectiles con fósforo blanco (un arma prohibida) contra los libaneses.

Los rebeldes hutíes proiraníes de Yemen también reivindicaron tres ataques con misiles y drones contra Israel «en apoyo a nuestros hermanos oprimidos de Palestina», y aseguraron que las operaciones «continuarán» mientras no cesen las bombas.

El Mosad se plantea negociar «con el diablo» para liberar a 240 rehenes

De su masivo ataque contra Israel hace más de tres semanas, Hamás se llevó un valioso botín: al menos 240 personas que mantiene cautivas y espera poder canjear por miles de prisioneros palestinos. ¿Negociar o no negociar con el grupo islamista? Esa es la cuestión que divide a Gobierno y sociedad israelíes.

Aloni Emilia, de 5 años, Adar Yafa, de 85, Bibas Kfir, de 9 meses, Regev Itay, de 18 años... la lista de rehenes incluye a soldados y sobre todo civiles de todas las edades y 28 nacionalidades.

«Vivir sabiendo que tus seres queridos están en manos de Hamás es un calvario que no le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo», cuenta Itzik Horn, un judío de origen argentino de 71 años cuyos hijos —Eitan, de 37 años, y Yair, de 45— fueron capturados en la aldea de Nir Oz. «Para mí ya no hay día, no hay noche, hace semanas que no duermo», añade.

Abu Obeida, portavoz de las Brigadas Al Qasam —brazo armado de Hamás— exigió el sábado pasado la libertad de todos los presos palestinos en cárceles israelíes a cambio de la libertad de los rehenes, una propuesta que las autoridades israelíes han rechazado, al menos oficialmente.

El jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí, Tzachi Hanegbi, ha dicho que «Israel no negociará con un enemigo al que prometió borrar de la faz de la tierra», mientras que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, aseguró el domingo a los familiares de los rehenes que la oferta de Hamás es solo parte de su «guerra psicológica».

Pero el jefe del Mosad, la agencia israelí de inteligencia, David Barnea, viajó a Catar el fin de semana en una misión secreta para debatir la posibilidad de un acuerdo.

«Si me preguntas a mí, yo negocio con el diablo, yo quiero a mis hijos de vuelta», dice Horn, con la voz quebrada. Un 40 % de los judíos en Israel está a favor de la liberación masiva de prisioneros palestinos a cambio de los rehenes. Un 45 % está en contra.