Los asesores de la familia de Daniel Sancho: «La prisión en la que está en Tailandia atenta contra los derechos humanos»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

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Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás son los portavoces de la familia de Daniel Sancho y sus asesores en España.
Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás son los portavoces de la familia de Daniel Sancho y sus asesores en España. ALBERTO LÓPEZ

Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás, abogados madrileños, son los portavoces de los padres del joven chef acusado de asesinar y descuartizar a Edwin Arrieta en Tailandia. Han llevado varios casos en Galicia, como la acusación del crimen del Cash Récord en Lugo o el crimen del empresario de Vigo

17 ago 2023 . Actualizado a las 11:28 h.

El nombre de Daniel Sancho, hijo del conocido actor Rodolfo Sancho, seguramente haya sido el protagonista de la gran mayoría de conversaciones en platós, bares y tiendas españolas en los últimos días. El joven chef, de 29 años, ha sido acusado formalmente por la policía de Tailandia de asesinar y descuartizar a Edwin Arrieta, un cirujano colombiano con el que presuntamente mantenía una relación y junto al que se había ido de vacaciones. Ahora, se encuentra encarcelado en una prisión tailandesa y se enfrenta a la pena de muerte.

Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás son dos abogados y criminólogos madrileños. Su despacho ha tomado recientemente la representación de la familia de Daniel Sancho, con el objetivo de ejercer como portavoces y asesorar a sus padres desde España.

—¿Cuál es la postura actual de la familia Sancho?

—Lo primero, la colaboración absoluta. Segundo, cautela, porque dependemos de cómo siga el proceso de cara al juicio, que será en unos seis meses. Habrá que ver por dónde va la estrategia de defensa de sus abogados en Tailandia.

—¿Qué ocurrió ese 2 de agosto en el hotel de Tailandia donde se alojaban Daniel y Edwin?

—Sabemos cómo pasó y cuándo pasó, pero nos falta el porqué. La motivación. Daniel ha confesado, pero seguimos sin saber qué ocurrió. Parece ridículo que, cometiendo un crimen de estas características, vaya el autor a denunciar la desaparición de la víctima a la misma comisaría.

 

—¿Cuál es la situación actual de Daniel Sancho?

—Lo último que sabemos de él es que se encontraba muy mal. Y así se lo hizo saber a su familia y amigos. Hay un informe de Amnistía Internacional que muestra cómo no tiene nada que ver una prisión española con la tailandesa donde está Daniel. Hacinamiento, la comida terrible, duermen en el suelo... Atenta contra los derechos humanos.

—¿Han podido hablar con la familia o los representantes de la víctima?

—No se han puesto en contacto con nosotros, no. Lamentamos muchísimo, como no puede ser de otra manera, la muerte de Edwin Arrieta. Él es la víctima, sin duda. Pero ellos tienen sus letrados y están trabajando sobre el terreno, en Tailandia, y en Colombia.

—¿Estaba amenazado Daniel Sancho?

—Claro. Nosotros creemos que sí. Por eso hay que buscar la motivación, porque él siempre ha mantenido que estaba amenazado. Y también su familia. Lo que sabemos nosotros como criminólogos es que, para cometer un crimen así, tiene que haber una motivación enorme.

—El hijo de su cliente ya ha confesado el crimen. ¿Creen que fue algo pasional o económico?

—Para empezar, sabemos muy poco del caso. Todavía no nos han enviado los informes policiales, solo hemos visto lo que se ha ido filtrando y la rueda de prensa de ayer, nada más. Dudamos de que sea algo pasional, pero seguro que no es algo económico. Suponemos que va más por el tema de las amenazas.

—¿A qué pena se enfrenta?

—Han pedido para él la pena de muerte. Es verdad que, afortunadamente, nunca se ha ejecutado a ningún occidental en Tailandia. Lo habitual es que se sustituya por la prisión permanente o, en el mejor de los casos, 20 o 25 años por un homicidio.

—¿Tendría que cumplir la pena en Tailandia? ¿O es la extradición una opción realista?

—Extradición, como tal, no hay. Lo que sí hay es un convenio de cooperación del año 1983, que sí que facilita el intercambio para ejecución de sentencias. Lo normal sería que cumpliese parte de la sentencia allí. Para empezar, todo el tiempo de prisión provisional, que pueden ser ya varios años hasta que se agoten las vías de apelación. Los últimos españoles allí encarcelados llevan nueve y siete años esperando ser trasladados de vuelta a España.

—¿Puede ser perjudicial para Daniel Sancho el hecho de haber negado la autoría del crimen antes de confesar?

—Yo creo que la Justicia tailandesa ha valorado que, finalmente, confesase el crimen y colaborase en la investigación.

—¿Hubo algo de la rueda de prensa del subdirector de la policía tailandesa que les sorprendiera?

—Que dijesen tan categóricamente que la investigación policial ya ha finalizado. Nos faltan diligencias como la autopsia, la herida mortal de la víctima, o las copias de la inspección técnico-ocular. De todas formas, manejábamos varias hipótesis de lo que podía sostener la policía tailandesa y no hubo nada que nos pillase demasiado de sorpresa.

—¿Ha mostrado arrepentimiento el hijo de su cliente?

—No lo sabemos. Todavía no tenemos la copia de las actuaciones policiales.

—¿Por qué decidieron aceptar la asesoría de la familia en este caso?

—Primero, porque el caso es muy interesante para nuestro despacho. Pero, sobre todo, por la parte emocional, que es la de ponernos del lado de los padres teniendo hijos también nosotros.