Cronología del caso Daniel Sancho: «Soy culpable, pero era el rehén de Edwin. Me tenía prisionero y amenazaba a toda mi familia»
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Las claves de un asesinato premeditado o la sinrazón de un crimen atroz que en Tailandia se castiga con la pena de muerte
22 sep 2023 . Actualizado a las 17:24 h.La crónica negra de un crimen atroz, sorpresivo y mediático ha sacudido nuestro país y ha atravesado fronteras. Hace 15 días, Daniel Sancho, el primogénito del actor español Rodolfo Sancho era un desconocido y todavía no había llegado a la paradisíaca isla tailandesa de Koh Phangan, donde, según su propia confesión, asesinó, descuartizó y tiró los restos humanos de su víctima al mar y en contenedores de basura el 2 de agosto. La vida puede cambiar en solo unas horas. Daniel Sancho, chef deportista y viajero, duerme hoy en el suelo de una cárcel tercermundista, rodeado de reos y esperando una condena, que probablemente será de muerte.
El asesino confeso
Daniel Jerónimo Sancho Bronchalo. Cocinero, deportista y viajero de 29 años, es el hijo primogénito del actor Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, y nieto del también intérprete Sancho Gracia, el mítico Curro Jiménez. Trabajaba en el cátering La Bohème y la hamburguesería Boogie, ambos en Madrid. Mantenía una relación de cinco años con una joven, a la que pidió «que sea feliz y siga con su vida».
La víctima
Edwin Arrieta Arteaga. Cirujano plástico colombiano de 44 años, se crio en Lorica en el seno de una familia trabajadora. Su madre era maestra y su padre reparaba aparatos electrónicos. Tiene una hermana, Darling, que lo define como «el motor de la familia», ya que los ayudaba económicamente cada mes. Trabajaba en Colombia y en clínicas de estética del extranjero.
La relación
Entre víctima y verdugo. Sancho y Arrieta se conocieron a través de Instagram y tenían una relación desde hace más de un año. Según el detenido, mantenían relaciones sexuales esporádicas y para que estas no cesaran la víctima lo amenazó de muerte y con difundir fotografías íntimas de ambos para perjudicar a su familia.
El móvil
Económico o sentimental. El móvil del asesinato, que primero apuntaba ser pasional, podría ser económico, ya que el cirujano pudo haber ayudado al chef a abrir un restaurante. En la habitación del hotel donde se cometió el crimen, la policía tailandesa halló 80.000 euros y una cadena de oro.
La confesión
«Soy culpable». Aunque Sancho negó el crimen tras su detención, el 4 de agosto, al día siguiente lo confesó y se justificó: «Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin, me tenía prisionero y estaba amenazando a toda mi familia», aseguró el español. «Era una jaula de cristal, pero era una jaula. Me hizo destruir la relación con mi novia, me obligó a hacer cosas que nunca hubiera hecho», añadió «Estaba obsesionado conmigo. Me engañó, me hizo creer que quería era hacer negocios conmigo y meter dinero en la empresa de la que soy socio. Que hiciéramos cosas juntos, que fuéramos a México, Chile, Colombia, a abrir un restaurante. Pero era todo mentira. Lo único que quería era a mí, que fuera su novio», concluyó.
La investigación
Asesinato premeditado. Los agentes han recabado «evidencias suficientes» para acusar a Sancho de asesinato premeditado: miembros de la víctima, sus prendas de ropa y el tique de compra del cuchillo, las bolsas de basura y los productos de limpieza que el español adquirió la víspera del crimen. Además de los restos de sangre hallados en el hotel, hay grabaciones de varias cámaras de seguridad y la policía halló en el teléfono del chef mensajes con amenazas de muerte de la víctima a Sancho.
Prisión provisional
La cárcel de Koh Samui. Rodeada de cocoteros, hoteles, un templo budista y una playa de arena blanca, la cárcel de Koh Samui tiene celdas pequeñas, para unos 20 reos, y grandes, para hasta 40. Los casi 400 presos que alberga, con penas máximas de 15 años, duermen en el suelo. Pese a ello, es considerada una prisión «amable», en comparación con la de Bang Kwang, en Bangkok, una de las más brutales del mundo. Sancho está aislado hasta el jueves, por protocolo covid, en la zona hospitalaria.
El dolor de dos familias
Pésames y mensajes. «Sentimos mucho el fallecimiento de Edwin». Así dio el pésame la familia de Sancho a los parientes del médico que reclamaron su cuerpo para enterrarlo en Colombia y que el asesino cumpla la pena íntegra en Tailandia.
El proceso judicial: evitar la pena de muerte y el traslado a Bangkok
El código penal tailandés castiga el asesinato con la pena capital, la cadena perpetua o hasta veinte años de reclusión, aunque la primera suele ser conmutada por la segunda en la inmensa mayoría de los casos. De hecho, no hay datos recientes de extranjeros ajusticiados en este país asiático.
Dos bufetes de abogados trabajan ya en la defensa de Daniel Sancho, que se encuentra en prisión provisional a la espera de un juicio que podría durar más de tres meses. Aunque la policía todavía tiene más de 70 días para dar por concluida su investigación y entregar el informe al fiscal, Fernando Oca, director de una de los despachos que representa al español, opina que la colaboración del detenido puede acelerar esta investigación y el inicio del juicio. Otro de los abogados de este bufete y que visita a diario en la cárcel a Sancho, Khun Anan, aseguró que el juicio se celebrará en el Tribunal provincial de Koh Samui, que es donde se cometió el delito, y que su defendido permanecerá en la misma cárcel hasta entonces.
Los delitos que se le imputan hasta ahora son asesinato premeditado y ocultación de pruebas de un crimen y, aunque la policía podría legalmente añadir más cargos, sus letrados no creen que vaya a ser finalmente así.
El segundo bufete contratado por la familia de Sancho es el despacho de abogados madrileño Balfagón-Chippirrás, que colaborará con los letrados de Tailandia y ejercerá de portavoz. Una de sus socias es la criminalista y decana del Colegio Profesional de Criminología de la Comunidad de Madrid, Carmen Balfagón, que aseguró en el programa Así es la vida, de Mediaset, que Daniel Sancho tiene que haber tenido necesariamente un cómplice que le ayudara a desmembrar el cadáver.
Pedir la extradición
La defensa intentará evitar la condena y, si esto no es posible, que, al menos, la cumpla en España, evitando así que Sancho sea trasladado a una prisión de máxima seguridad de Bangkok, donde es realmente difícil sobrevivir. Emilio Ramírez, diputado responsable de Extranjería del Colegio de Abogados de Madrid, dice que, dado que hay una confesión, «la condena es más que probable» y no ve posible que el detenido pueda ser entregado a España.
En cambio, el penalista Álvaro Bernad, de Ospina Abogados, afirma que podrá pedirse la extradición si Sancho no es condenado a pena de muerte, y cuando la sentencia sea firme y haya cumplido una parte de la pena en Tailandia. «Hay un acuerdo en materia de ejecución de sentencias penales firmado por ambos países en el año 1983», explica. Pero si tenemos en cuenta el precedente existente, las posibilidades son mínimas. El español Artur Segarra, que también asesinó y descuartizó a un hombre, lleva ya siete años en la cárcel de Bangkok esperando su traslado a España.