Investigadores gallegos prueban en un ensayo preclínico realizado con el pez cebra que frena el avance del tumor
27 oct 2022 . Actualizado a las 19:59 h.Una mini proteína derivada del veneno de un pulpo podría convertirse en una terapia para un subtipo de melanona muy agresivo y para el que hoy en día apenas existen tratamientos verdaderamente eficaces. De momento aún es un proyecto de investigación, pero los ensayos preclínicos han revelado un gran potencial, según los resultados publicados en la revista científica British Journal of Pharmacology. Una de las pruebas en las que se demostró el efecto terapéutico y su escasa toxicidad fue realizado tomando como modelo al pez cebra, en un trabajlo que llevó a cabo el grupo Acuigen de la Universidade de Santiago (USC), liderado por los investigadores en genética del Campus Terra Laura Sánchez, Pablo Cabezas-Sains y Sabela Fernández Silva.
El estudio forma parte de un proyecto internacional dirigido por María Ikonomopoulou, del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA) y en el que también han participado investigadores de las universidades australianas de Queensland y James Cook.
En esta prometedora historia que puede suponer un importante avance para la ciencia se juntan dos protagonistas. Por un lado, el Octopus kaurna, o pulpo de las arenas del sur, una especie que habita en aguas de la Gran Bahía de Australia y en Tasmamia. En esta variedad, un equipo de la Universidad de Queensland identificó y reprodujo sintéticamente un grupo de compuestos venenosos, de los que seleccionó un péptido, una proteína, con potencial terapéutico.
Y es aquí donde entra en juego un subtipo de melanoma desencadenado por la mutación en un gen, el BRAF, que lo que provoca es una mayor proliferación y crecimiento de las células cancerosas. ¿La consecuencia? El tumor avanza más rápidamente y se vuelve más agresivo. Si bien es verdad que desde hace unos años existen tratamientos, basados en inmunoterapias y terapias dirigidas, que han cambiado la evolución de los pacientes con el cáncer de piel más mortífero, también lo es que los tratamientos todavía se resisten a los subtipos en los que el gen BRAF está mutado, que constituye en torno al 45 % de los casos.
Pues bien, la doctora María Ikonomopoulou advirtió que era posible utilizar el péptido obtenido del veneno del pulpo como potencial tratamiento de esta variedad de melanoma, lo que probó en modelos preclínicos en ratones. Había que dar, sin embargo, un paso más, y en esta colaboración internacional fue cuando entró en escena el equipo gallego, que utilizó como modelo experimental el pez cebra para ensayar los efectos del compuesto.
Y los resultados fueron más que prometedores, lo que servirá de base para que en el futuro puedan desarrollarse tratamientos contra este tipo de cáncer a partir del veneno del pulpo. Sin embargo, aún es pronto para conocer si acabará convirtiéndose en una verdadera terapia. «Estamos a falar de resultados dun estudio preclínico», advierte Laura Sánchez Piñón que, en todo caso, identifica un gran potencial en el hallazgo, en especial porque los resultados de dos grupos independientes y con dos modelos experimentales diferentes han coincidido en el potencial beneficio de la terapia. La genetista lucense también destacó que el compuesto apenas genera toxicidad, por lo que puede convertirse en un activo importante en la lucha contra el cáncer.
Los investigadores comprobaron que el péptido identificado en el veneno del pulpo australiano puede actuar como inhibidor, o cuando menos retardar de forma significativa el crecimiento de las células tumorales que tienen una mutación en el gen BRAF. O lo que es lo mismo, si se frena o ralentiza su actividad, el tumor será menos agresivo y tratable.