Optimista hasta la médula, «su mejor momento siempre está por llegar», disfruta tanto con los niños que grabar «La Voz Kids» tras el confinamiento le dio vida. Natural y de lágrima fácil, así es esta sevillana que quiere volver a la Ribeira Sacra: «Me impresionó»
22 may 2021 . Actualizado a las 10:53 h.Ella también es la voz, aunque diga que no cante, y nos abraza con su naturalidad cada viernes, aunque ahora no se pueda. Pero también se emociona - es de lágrima «facilísima»-, como lo hacemos todos en casa con La Voz Kids con esos artistas que tienen muy poco de pequeños. Así es Eva González, la presentadora que le pone acento propio a todo lo que hace. Y eso que dice que tiene un deje que «cuando va a Andalucía es castellano y cuando vuelve a Madrid es andaluz». Pero nos encanta y ella lo luce con maestría.
-Ha tardado, pero al fin puede emitirse «La Voz Kids».
-Claro, empezamos a grabar cuando no había pandemia. Luego tuvimos que parar las grabaciones y volvimos justo después del confinamiento. Estoy más que nerviosa, ansiosa de que se vea todo el trabajo que hemos hecho durante tanto tiempo y la ilusión que le hemos puesto a este programa en un año tan especial como este.
-No habrá sido fácil.
-Siempre recordaré esta edición como la más emocionante por todo lo que implicaba. Salíamos del confinamiento y todos íbamos con un poco de miedo, pero con los niños fue como volver a encender la vida. Ellos nos ayudaron a estar más libres. Y ese primer día cuando se volvió a encender el plató todos lloramos de la emoción de volver a estar ahí, de que estuviésemos todos, de que no faltase nadie y de que los niños volviesen a tener esa ilusión y a saber contagiarla a los demás.
-¿Sigues sufriendo por los niños?
-Ellos me han enseñado a no sufrir. Al principio lo pasaba fatal y decía: ‘Madre mía, nos estamos cargando la infancia de este niño', pero para nada porque en cuanto salen del plató, ellos saben que la experiencia ha sido maravillosa, se lo han tomado como un juego, y son muchas veces ellos los que consuelan a los demás. Todo es alegría y siempre dicen lo bien que se lo han pasado.
-Pero es imposible no derretirse con ellos.
-Con todos y desde que soy madre mucho más.
-¿Alguno que te haya marcado?
-Todos son muy especiales. Todos tienen algo. Además compartimos con ellos muchísimo tiempo porque las grabaciones son muy largas. Y yo siempre me voy con ellos, hago juegos y compartimos mucho tiempo juntos. Que luego eso no se ve en cámara Y la verdad es que les cojo cariño a todos.
-De todos modos, se te nota que eres niñera.
-Sí, me gustan los niños.
-No te gustaría volver a ser madre?
-¡Pero si estoy rodeada de niños todo el día! Ya estoy bien como estoy, calla, calla.
-¿Y tú cómo eras de niña?
-Yo no tenía ese talento innato que tienen ellos y de hecho yo no canto. Pero sí tenía mucha ilusión por hacer cosas, me encantaba disfrazarme, presentar a todas mis primas, les ponía disfraces a todas y las hacía desfilar mientras yo las presentaba y me lo pasaba muy bien. Lo veía como un juego. Supongo que ese punto común lo tenemos todos los niños.
-¿Cómo compaginas tantas horas de grabación con un niño pequeño?
-Como puedo. La conciliación al final son los abuelos. Y en mi caso es mi madre. Por desgracia, mi niño solo tiene una abuela y nos ayuda muchísimo.
-¿Con qué coach tienes más «feeling»?
-Yo aquí no puedo ser objetiva porque una de mis grandes amigas es Vanesa Martín. Cuando tienes una relación personal tan estrecha como la que tengo yo con Vane, evidentemente mi mayor apoyo entre los cuatro es ella. Con los demás, por supuesto, me llevo muy bien, pero es que a Vanesa la conozco desde hace muchísimos años. Pero son geniales los cuatro.
-¿Y cómo fue ponerte delante de tu ídolo, Alejandro Sanz?
-No solo con Alejandro, a los demás los admiro muchísimo, he ido a sus conciertos y trabajar ahora con ellos me parece la leche. Pero lo de Alejandro Sanz... Es que soy fan de él, de póster. De estos que daban en la Superpop en tamaño natural, lo tenía yo detrás de mi puerta de mi habitación.
-¿Te flojeaban las piernas?
-Al principio un poco sí. Recuerdo que la primera vez que vino a La Voz no era coach, vino a la final de la primera edición que yo presenté y recuerdo que, ¡madre mía!, me temblaba todo. Cuando ese hombre entró en plató pensé: ‘¿Y ahora tengo yo que hablar con Alejandro Sanz? ¡Me muero!'. Me salió la fan auténtica que vive en mí y además me acordé de todas las fans que son como yo. Y lo dije a cámara: ‘Chicas, estoy aquí pero soy cada una de vosotras. Me acuerdo de todas vosotras'. Lo que pasa es que luego ya, pues como todo en la vida, una se acostumbra. Y luego tuvimos la grandísima suerte de que al año siguiente el maestro, el jefe, viniese como coach y todo se normaliza un poco. Y ahora es un amigo, un compañero al que le tengo muchísimo cariño.
-¿Alejandro nunca decepciona?
-Jamás, nunca. Y creo que todos tenemos un poco esa sensación. Independientemente de que yo sea más fan y de que su música me haya acompañado en los grandes momentos de mi vida y que siga haciéndolo. Él es un maestro. Es de los mejores artistas que tiene este país y el mundo. Tenerlo sentado en una silla de coach, es algo que... ¡cuidado! Es muy importante.
-¿Estás en tu mejor momento profesional?
-Yo siempre pienso que el mejor momento siempre está por llegar. La vida te va sorprendiendo y yo no sé si es el mejor momento, pero lo estoy disfrutando muchísimo. Igual te digo que he disfrutado muchísimo muchos otros momentos de mi vida profesional. Por pequeño o grande que fuese el programa, mi máxima siempre es creer en lo que estás haciendo y dar de ti el cien por cien. Y cuando uno da el cien por cien, disfruta y lo pasa bien, al final eso traspasa la pantalla.
-¿Eres de lágrima fácil?
-Facilísima, pero que me supone hasta un problema. Me emociono muchísimo, no lo puedo evitar y me cuesta hasta hablar. Pero me ha pasado siempre.
-¿Cuál es tu secreto para lucir tan bien? Se te ve igual que hace 20 años.
-Igual no estoy. Pero no hago nada. Lo que pasa es que soy muy nerviosa y me muevo muchísimo. No paro quieta en todo el día, y yo creo que eso me consume todas las calorías. Porque comer, como de todo, y todo lo que quiero, no he tenido problema nunca. Y creo que es genética también.
-¿Nunca has hecho dieta en tu vida?
-Nunca, y doy gracias porque me costaría muchísimo. No tengo ninguna fuerza de voluntad. Para mí sería un suplicio tener que ponerme a dieta porque me encanta comer.
-¿Y deporte tampoco?
-Tres días llevo haciendo deporte. Y estoy muy orgullosa de mí misma. Acabo de empezar hace tres semanas. Pero voy una vez a la semana, que tampoco te creas tú ... [se ríe] pero a mí me parece mogollón.
-En «Masterchef» descubriste la Ribeira Sacra, ¿qué te pareció?
-Me impresionó porque realmente no la conocía y me volvió loca. Me gustaría visitarla de nuevo, y es algo que tengo pendiente porque cuando vas a grabar tampoco da mucho tiempo a disfrutar bien de las cosas.
-¿Es lo que más te gusta de Galicia?
-Lo que más me gusta es la gente. Me parece lo más. Aparte de los paisajes que son espectaculares y una arquitectura que es fantástica, pero la gente me encanta.
-¿Y qué le pides a este año tan convulso?
- Que me pueda quitar la mascarilla y darle un beso enorme a mi madre. Abrazar y besar. Eso es lo que le pido.