Evo Morales parte hacia México y deja a Bolivia sumida en el caos
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Los militares comienzan a patrullar las calles para intentar rebajar la violencia en las calles y los saqueos, en medio del vacío de poder
12 nov 2019 . Actualizado a las 15:57 h.Con Bolivia se sumió el lunes en el caos y el vacío de poder, Evo Morales partió anoche rumbo a México, país que le ha ofrecido asilo tras presentar su renuncia como presidente, forzado por el Ejército y la Policía. «Quiero pedir a nuestras Fuerzas Armadas no mancharse con la sangre del pueblo», fueron las últimas palabras de Morales en Bolivia antes de partir al exilio.
Un avión miliar mexicano recogió a Moralesa las 21.05 hora local (04.05 hora española del martes) en un lugar sin concretar del departamento de Cochabamba e hizo escala en Paraguay. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, detalló las dificultades para sacar a Morales de Bolivia y las negociaciones con varios países de la región -Paraguay, Brasil, Perú y Ecuador- para poder usar su espacio aéreo. La llegada del exmandatario tendrá lugar a media tarde de hoy.
Durante todo el lunes hubo fuertes protestas en las calles, con incendios de edificios públicos, la toma de la embajada de Venezuela y el saqueo de los domicilios de varios altos cargos. La residencia del expresidente en Cochabamba está entre las propiedades tomadas por los manifestantes opositores. «Los golpistas que asaltaron mi casa y la de mi hermana, incendiaron domicilios, amenazaron de muerte a ministros y sus hijos y vejaron a una alcaldesa, ahora mienten y tratan de culparnos del caos y la violencia que ellos han provocado. Bolivia y el mundo son testigos del golpe», señaló el dirigente aimara en Twitter.
Antes del ofrecimiento de México, Morales estaba en un lugar sin determinar en la región cocalera de Chapare, en el departamento de Cochabamba, bastión de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS).
El opositor Luis Fernando Camacho, que se ha erigido en líder de las huelgas y protestas contra Morales, afirmó que Evo Morales no tendría cómo salir del país por vía aérea, ya que los militares tienen en su poder el avión presidencial. También aseguró que está siendo buscado por policías y los militares, que tendría una orden de detención en su contra. Este extremo fue desmentido por el comandante nacional de la Policía, Yuri Calderón, que dimitió a las pocas horas de dar el comunicado.
Tras la renuncia del presidente, la situación se fue deteriorado con el paso de las horas en Bolivia. Mientras en Cochabamba, grupos de indígenas cercanos a Morales incendiaron edificios públicos y llamaron a la guerra civil, en La Paz se intentaba poner freno al vacío institucional. Tras la renuncia de Morales, llegó la de su vicepresidente, Alvaro García, once ministros, más de 30 altos cargos (desde gobernadores a alcaldes) y los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados. Con todas estas dimisiones, la legisladora opositora Jeanine Añez, vicepresidenta segunda del Senado, se presentó en La Paz para reivindicar su derecho a asumir la presidencia de Bolivia de forma interina, como fija la Constitución. «Creo que los bolivianos no merecemos esto y es urgente que le demos una certidumbre a la gente. Por lo tanto, si hay acompañamiento de las organizaciones civiles, voy a asumir. Pero si se decide otra vía, lo aceptó», señaló Áñez. Su intención sería crear un Gobierno de transición para renovar el Tribunal Supremo Electoral y convocar nuevas elecciones en un plazo de 90 días. Sin embargo, Camacho tiene otros planes y apuesta por la formación de un Ejecutivo temporal en coordinación con el Ejército y la Policía y celebrar comicios en 60 días.
Apoyo de los aliados
Políticos de la izquierda de Latinoamérica han dado su apoyo a Morales y calificado lo ocurrido como un golpe de Estado. Mensaje al que se ha unió en EE.UU. la congresista demócrata estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, y en España, Podemos, que pidió a Pedro Sánchez que ofreciera asilo político al ex mandatario. En el otro extremo, Donald Trump aplaudió al Ejército boliviano y aseguró que la salida de Morales es una señal para Nicolás Maduro y Daniel Ortega.
El opositor Camacho negó también la asonada y atribuyó la dimisión de Morales a la «primavera boliviana». «No tumbamos gobiernos, libramos un pueblo en fe, solo se llevó una biblia a palacio y una carta de renuncia», dijo en un mensaje de vídeo.
La OEA, por su parte, pidió que se reúna de forma urgente el Parlamento «a los efectos de asegurar el funcionamiento institucional».