PSOE y PP se lanzan a la caza de tres millones de votantes de Cs descontentos
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La polarización entre derecha e izquierda en el 28A deja paso a una lucha por el centro
09 oct 2019 . Actualizado a las 11:05 h.Son los mismos protagonistas que en las elecciones del pasado 28 de abril, con la excepción de Más País, pero el eje de la campaña ha cambiado por completo. Si en aquellos comicios el debate se estableció en torno a dos bloques muy polarizados entre izquierda y derecha, sin apenas espacio para ambigüedades, en estos la estrategia de los partidos se basa en tratar de ocupar el centro. Un espacio político en el que en este momento hay overbooking. La clave de ese comportamiento está en que tanto el PSOE como el PP han detectado que Ciudadanos, que en las pasadas elecciones obtuvo más de cuatro millones de votos, puede acabar sufriendo una debacle superior incluso a la que ya indican los sondeos. Según la encuesta de Sondaxe para La Voz de Galicia, solo un 45,5 % de quienes votaron a Cs el 28A están dispuestos a hacerlo ahora. Y, además, según la mayoría de sondeos, más de un 22 % de ex votantes del partido naranja están pensando en la abstención o el voto en blanco.
La «mayoría cautelosa»
A la caza de esa enorme bolsa de descontentos de Ciudadanos, que puede suponer más de tres millones de votantes y que resultarán clave para decidir el resultado, se han lanzado las principales fuerzas. En esa estrategia de ocupar el espacio de centro que dejaría libre el partido de Albert Rivera se enmarca el claro giro hacia la moderación de Pablo Casado o la inclusión en lugares preferentes de las listas de figuras destacadas de la etapa de Mariano Rajoy con perfil menos derechista como Ana Pastor, Elvira Rodríguez e Isabel García Tejerina.
Pero también el líder del PSOE, Pedro Sánchez, busca captar el voto de Ciudadanos con su giro en torno a Cataluña y a la aplicación del artículo 155 o con los duros ataques contra Unidas Podemos, a la que sitúa ahora en la extrema izquierda. El principal estratega de Sánchez, Iván Redondo, ya no habla de un cambio de izquierda y ni siquiera de un Gobierno progresista, sino que pone el objetivo en la «mayoría cautelosa». La ministra de Economía, Nadia Calviño, acaba de apuntalar ese viraje definiendo al PSOE como un partido de «centro progresista». Incluso la indefinición ideológica de Íñigo Errejón trata también de que Más País pesque en el caldero de voto más progresista del partido naranja.
El PP descarta la gran coalición
La constatación demoscópica de que una fuerte caída de Cs impediría a Rivera tener en su mano el desbloqueo apoyando al PSOE o al PP en función de quién gane las elecciones, hace sin embargo que ya esté en el debate público la idea de una gran coalición como única salida. Pablo Casado, no descarta un acuerdo de desbloqueo, pero teme que cunda la idea de que el PP sale en estos comicios a pactar con Sánchez. De ahí que enfríe esa posibilidad, por la que apuesta abiertamente Alberto Núñez Feijoo.
«Hay que empezar a pasar del debate del desbloqueo» al que alude permanentemente Sánchez, señaló ayer Casado, para pasar al «debate» de la «única alternativa» que, a su juicio, es el PP. El vicesecretario de comunicación popular, Pablo Montesinos, descartó también explícitamente una gran coalición entre el PP y el PSOE porque su partido es «la alternativa al sanchismo y a la izquierda», y sale «a ganar».