Países como India, China o Bangladesh cuentan con esta industria fraudulenta que infla las cifras de «likes»
17 mar 2019 . Actualizado a las 14:22 h.Ya en el año 2013, el diario inglés The Guardian advertía sobre la proliferación de granjas de clics en países del sudeste asiático y China. Estos centros de trabajo exprimen la tecnología de los teléfonos móviles para saltarse las restricciones de las redes sociales contra el spam. Miles de dispositivos colocados en estantes se dedican a inflar el número de interacciones en perfiles de Facebook, Instagram o aplicaciones de Google Play y Apple Store.
Utilizan métodos rudimentarios, manipulando los teléfonos móviles con la creación de perfiles falsos en las redes que permiten inflar las cifras de likes en cualquier página. Por ejemplo, multiplicando el número de comentarios y aumentando la valoración de bares o restaurantes. Estas granjas son fraudulentas y, en países como Bangladesh o China, se han llevado a cabo numerosas redadas.
No solo se utilizan para manipular las puntuaciones de aplicaciones o interacciones en redes sociales, sino que permiten incrementar las visitas a páginas webs.
La contratación de este tipo de servicios es relativamente sencilla. Los servicios pueden encontrarse haciendo una rápida búsqueda en Google. El diario Indian Times llevó a cabo una investigación para radiografiar una industria que, aún ahora, es bastante opaca. Descubrió que un reconocido cantante de Bollywood firmó un acuerdo con una de estas granjas para cumplir los objetivos que se había planteado para su nuevo single: medio millón de visitas en YouTube y 25.000 me gustas en Facebook.
«En un solo día, conseguíamos 10.000 nuevos usuarios pinchando en enlaces desde perfiles falsos», reconoce a este periódico indio un trabajador de estas granjas.
La investigación dio con varios partidos políticos de la India que habían contratado también estos servicios. Uno de ellos contrató a 200 personas, que se dedicaron de forma exclusiva a hacer clic y a compartir comentarios positivos y fotografías sobre el partido. «Es un trabajo a tiempo parcial para ellos. El perfil de los empleados estudiantes, dueños de tiendas e incluso oficinistas», señalaba otro miembro de estas granjas.
El modelo es ideal para saltarse las restricciones de WhatsApp, por ejemplo, que impide compartir el mismo mensaje a un máximo de cinco contactos.
Un fenómeno sobre el que las autoridades españolas deberán estar alerta en la precampaña electoral, durante la que proliferan grupos y canales de mensajería móvil desde partidos políticos y simpatizantes, capaces de extender desinformación de forma rápida y a gran escala a partir de este servicio. El Gobierno, por ahora, ha lanzado un plan antibulos para prevenir fenómenos que pueden manipular la opinión de los electores, como sucedió en Brasil con Jair Bolsonaro o, antes, en Estados Unidos con Donald Trump.