El maquinista del Alvia: «Me puedo sentir responsable, pero no culpable. Antes que yo fallaron más»
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«Si tengo que entrar [en la cárcel], entro, pero tengo la conciencia muy tranquila», dice
20 ene 2019 . Actualizado a las 22:56 h.«En el momento en el que van en el tren, esos pasajeros son míos, yo soy el que tiene que cuidarlos». La frase la pronunció ayer Francisco José Garzón, el maquinista que conducía el tren Alvia siniestrado en Angrois el 24 de julio del 2013. Lo hizo con lágrimas en los ojos ante una cámara de televisión. Las mismas que había derramado en su comparecencia en la comisión de investigación sobre el accidente que se desarrolla en el Congreso de los Diputados. Abatido, en una entrevista emitida ayer por el programa de La Sexta Liarla Pardo, Garzón apeló al diccionario para explicar cómo se siente: «El que mire el diccionario y vea la palabra culpable y vea la palabra responsable, lo entenderá bien». Y continuó su argumento: «Con todo el respeto a las víctimas, me puedo sentir responsable, pero no culpable. Responsable porque soy el último eslabón y el que no puede fallar. Pero soy humano».
En el accidente murieron 80 personas y más de 140 resultaron heridas, pero para Garzón «es igual una que ochenta, con todo el perdón y el respeto a las víctimas. ¿Cuánto vale una vida? No me cansaré de pedir perdón. Perdón, perdón, perdón». Y volvió a pedir perdón como ya había hecho, cuando se cumplía el primer aniversario del accidente, en una carta a las víctimas publicada en el libro El peor día de Galicia, de La Voz de Galicia.
Imputado, junto al exdirector de seguridad de ADIF, Andrés Cortabitarte, en el proceso judicial que se sigue en un juzgado de Santiago por el siniestro, Garzón sabe que la cárcel es una posibilidad. Y sobre ella dice: «Si hay que entrar, se entra, pero yo tengo la conciencia muy tranquila de que yo tuve un accidente. Nada más». E insiste de nuevo en las víctimas: «Les agradezco que no se ensañen conmigo y comprendo a las que no me puedan perdonar».
«No hice ninguna imprudencia»
Francisco José Garzón recuerda así el accidente: «Yo tenía la velocidad programada. ¿Qué pasó? Que al llegar a... cuando tenía que frenar, sonó la llamada y lo cogí, y pasaron esas fracciones de segundo y me desubicó». No debería haber ocurrido, pero repite: «Yo no hice ninguna imprudencia». En su comparecencia en el Congreso en julio había asegurado que directivos de Renfe y ADIF conocían la peligrosidad de esa curva y que la reducción de la velocidad a 200 kilómetros por hora solo dependía de «la memoria de los maquinistas». «Era un accidente anunciado», concluyó entonces.
Quizás por eso ayer, en la entrevista, insistió: «Antes que yo fallaron más». ¿Qué falló? «La seguridad». ¿Por parte de ADIF? «Sí». ¿Por parte de Renfe? «Puede que sí». Garzón es prudente. «Yo no soy quien para decir quién es y quién no es. Eso, el juez o los investigadores. Si él [el juez] lo ve claro, vale. Yo no, pero yo soy un imputado, lo que diga yo no vale».
El maquinista del Alvia cree que en un primer momento todas las miradas acusadoras se volvieron hacia él porque «había interés en proteger la marca España, estaba en ese momento en auge y había muchos intereses en que el culpable fuese el maquinista. Me machacaron vivo». Llora al recordar cuando lo esposaron en el hospital, en presencia de su madre y de su familia. Y cómo, cuando soltó algún exabrupto contra los agentes, su madre le dijo «tranquilo, nene, tranquilo», y él le contestó: «Mamá, tranquila, me voy a comportar, pero ahora tengo que desahogar».
Falta de sensibilidad
Insiste en que «había mucho interés en que el maquinista estuviera detenido» y reprocha: «No hubo sensibilidad hacia mi persona. Había interés en que saliera por la puerta principal con todos los medios, todo el público y todo eso. Y con la sensibilidad de la policía, que está para proteger a las personas y al detenido, me sacaron por la puerta de atrás. Que se lo tengo que agradecer a la policía», dice Garzón. Y vuelve a emocionarse.
La comisión de investigación encara la recta final
Un nuevo período de sesiones que arrancará mañana con cinco comparecencias previstas, entre ellas las del exministro de Justicia Rafael Catalá y el expresidente de Renfe Julio Gómez-Pomar, marcan la recta final de la comisión de investigación del Alvia.
Aunque no es la primera vez que se da un volumen tan abultado de intervenciones, no es lo habitual. La plataforma de víctimas del siniestro consideran que esta configuración responde a una «clara estrategia» para que las comparecencias «no tengan repercusión», tal y como ha indicado su portavoz, Jesús Domínguez, en declaraciones a Europa Press. La plataforma señala incluso a ambos como «los principales premiados» tras el accidente, dado que Catalá pasó a obtener el ministerio y Gómez-Pomar a alcanzar la Secretaría de Estado de Fomento desde la presidencia de Renfe.
Están llamados a comparecer por la mañana el exsubsecretario de Fomento Mario Garcés a las 10, el expresidente de Renfe José Teófilo Serrano a las 11 y el exministro Rafael Catalá a las 12 horas. Por la tarde, está prevista la intervención del exsecretario de Estado de Infraestructuras Víctor Morlán a las 17 horas y del expresidente de Renfe Julio Gómez-Pomar a las 18 horas.
Pendientes Blanco y Pastor
Tras esta jornada, tan solo quedarán pendientes dos comparecencias ante la comisión, que responden a dos de los nombres más potentes: los exministros de Fomento José Blanco y Ana Pastor. Una vez se produzcan, los grupos trabajarán con todo el material aportado para establecer conclusiones.
Para las víctimas, el hecho de que solo queden por comparecer Blanco y Pastor también se debe a la «estrategia pactada por PP y PSOE» para que los extitulares del ministerio, ahora eurodiputado y presidenta del Congreso, respectivamente, tengan la última palabra. La plataforma deseaba que fuesen los afectados de la tragedia a quienes se les reservase la última intervención, mientras que Blanco y Pastor, apuntan, podrán «contraprogramarse» al intervenir ambos el mismo día.