Tras dos meses sin ninguna pista, el triple crimen de Teruel ha reabierto otra posible vía de investigación
20 dic 2017 . Actualizado a las 07:36 h.La pista de Paula y Marc se perdió a finales de agosto en el pantano de Susqueda. Desde que compraron agua en un bar y sacaron dinero de un cajero, nadie les volvió a ver con vida. Su rastro parecía haberse esfumado, hasta que días después de que se denunciase su desaparición, comenzasen a aparecer pistas. Primero su coche, sumergido adrede en el pantando intentando borrar su rastro, más tarde su kayak, en un lugar muy lejos del punto en el que apareció el vehículo cargado de piedras para hundirlo,y un mes después hallaron los dos cadáveres de los jóvenes, con disparos, heridas de arma blanca y con mochilas cargadas de piedras para que sus cuerpos nunca emergiesen de las profundas aguas de Susqueda. Desde entonces, ni una pista, ni un indicio que halla desembocado en detenciones o en posibles sospechosos. A las pocas semanas, la crisis catalana eclipsó totalmente la actualidad catalana y española y el crimen de Susqueda quedó prácticamente en el olvido de la opinión pública. Los mossos, incansables, siguen pendientes de un crimen que conmocionó a Gerona hace unos meses.
Por eso, el triple crimen de Teruel, cometido por el exmilitar serbio Norbert Feher, alias Igor el ruso, ha devuelto a la actualidad el doble asesinato sin resolver de Susqueda. Y es que la investigación situaría a Igor el ruso en las cercanías de Gerona en fechas similares a cuando se cometió el crimen de Paula y Marc. Por eso, tras la operación de busca y captura de Igor el ruso que duró más de ocho horas, los investigadores comenzaron a preguntarse si era posible que Feher fuese el autor del crimen sin resolver de Susqueda. La gran violencia con la que actuó, matando en el acto al ganadero José Luis Iranzo y a los dos guardias civiles en Teruel, y su estela sanguinaria en Italia, donde también había asesinado a dos personas, hicieron sospechar que los caminos de Paula y Marc podrían haberse cruzado con los de Igor el ruso. Pero por el momento los mossos descartan relación alguna entre ambos asesinatos. Según publica La Vanguardia, por el momento esa posiblidad ha sido descartada. A falta de analizar las armas que se le incautaron a Norbert Feher en el momento de su detención, la principal razón por la que descartarían su intervención en la muerte de Paula y Marc es porque sospechan, casi desde el primer momento, que los asesinos de los jóvenes son al menos dos personas. Además, se trataría de gente que conocía profundamente la escarpada zona que rodea el pantano de Susqueda, algo bastante difícil para Igor el ruso, un fugitivo que llegaría a Cataluña huyendo desde Italia.
Además los investigadores consideran a Igor el ruso un «lobo solitario» y según apuntaba hace unos días la periodista de especializada en sucesos Mayka Navarro en el programa Expediente Marlasca, «el crimen no se produce cuando la pareja llega a Susqueda. Creíamos que a las pocas horas son asesinados, pero una vez que estás en el pantano descubres que eso es imposible», apuntaba.
Así que, sin descartar un giro radical de la investigación, Igor el ruso no tiene nada que ver con el crimen de Susqueda, y los mossos siguen buscando al autor o autores de la muerte de Paula y Marc el pasado mes de agosto.
Dos meses sin pistas del crimen de Susqueda
¿Quién asesinó a Paula y Marc a finales de agosto en el pantano de Susqueda? Las autopsias, a las que han tenido La Vanguardia y El programa de Ana Rosa, revelaban numerosos datos de cómo fueron asesinados los dos jóvenes a finales del mes de agosto, pero aún quedan muchas incógnitas por conocer sobre quién pudo cometer este doble crimen y los motivos que le llevaron a terminar con las vidas de Paula y Marc. Y es que la autopsia de la joven indicaba que a Paula le asestaron un tiro en la sien, que tenía orificio de entrada y salida. La joven habría sido «ejecutada» con un arma corta, y los investigadores incluso se aventuran a sospechar que pudo ser con una pistola de nueve milímetros o muy parecida. Se descarta así (o al menos deja de ser una línea de investigación prioritaria) una de las hipótesis que se barajó en un primer momento, que los disparos que tenían los dos jóvenes en su cuerpo pudiesen ser a causa de una escopeta de caza, ya que en la zona era frecuentada por furtivos. Así la pistola que los investigadores creen que estaría relacionada con estas dos muertes sería muy común entre los delincuentes y también la utilizada por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. ¿Estaban Paula y Marc en el momento y en el lugar equivocado? ¿Vieron algo que no debían? Estas hipótesis, que nunca fueron descartadas por los mossos, parecen tomar de nuevo fuerza tras los datos que revelaron las autopsias de los dos jóvenes.
Pero por desgracia, el estado en el que se encontraban los cadáveres de Paula y Marc no ha permitido a los investigadores saber si la joven sufrió abusos sexuales o cómo murió el joven. El cuerpo de Paula fue el primero en subir a la superficie del pantano de Susqueda. Pese a que intentaron que su cadáver se fuese al fondo del embalse al carga su mochila con piedras, por alguna razón se soltó y subió a la superficie. Pero antes de hallar su cuerpo, estuvo al menos un día entero fuera del auga y bajo altas temperturas que complican la obtención de pruebas debido al estado de descomposición. El caso de Marc es aún más complicado. Tras la autopsia, los investigadores aún no han podido definir cómo murió, ya que presentaba marcas de arma blanca y tiene varios orificios de bala. Tampoco han logrado reconstruir quién de los dos habría muerto primero ni han encontrado sus móviles, ni la mochila de Paula.
Las incógnitas del crimen de Susqueda
¿Pero qué pudo pasar para que asesinaran a Paula y Marc? La policía, que desde el primer momento desconfió de que pudiese ser una huida voluntaria y temió que a los dos jóvenes les hubiera ocurrido algo terrible en Susqueda, baraja varias hipótesis desde el móvil sexual (que no ha podido ser comprobada por el momento por la autopsia), hasta que los dos jóvenes hubiesen visto algo indebido. El coche, un Opel Zafira que fue recuperado días después por los investigadores del fondo del pantano de Susqueda, tenía los asientos abatidos y una madera a modo de cama, algo que indicaría que los asesinos les habrían sorprendido desnudos dentro del vehículo, según informa Informativos Telecinco.
Una prueba que apunta a este extremo sería que la ventanilla del coche apareció rota de fuera hacia dentro. Tanto Paula como Marc tenían heridas de bala realizadas por un arma corta.
Poco a poco los Mossos han reconstruido los últimos momentos de Paula y Marc y creen que fueron sorprendidos a media tarde en el lugar en el que habían decidido montar su campamento durante los días que pasasen en el pantano de Susqueda. Ese mismo día una persona que vive cerca del pantano y que asegura que el día de la desaparición oyó cuatro disparos y un grito.
Los asesinos llevaron el coche de Paula y Marc hasta la playa fluvial del pantano de Susqueda, donde lo hundieron de forma premeditada introduciendo una piedra dentro.
Y por último llevó los cuerpos de los dos jóvenes a otro punto del pantano, con muchas zonas de difícil acceso y abruptas, a las que es difícil llegar sin conocerlas bien. En total habría recorrido unos once kilómetros por carretera y unos tres si se movieron a través del agua. A los investigadores les chocó desde un primer momento que los jóvenes hubiesen llegado por sí solos al lugar donde apareció el coche, ya que para llegar allí es necesario conocer bien las pistas que llevan a ella y es complicado llegar a ese lugar si no es con un vehículo todoterreno.
Los investigadores rastrean ahora el pantano en busca de nuevas pruebas relacionadas con el caso. La policía cree que se trata de un doble crimen y que, al menos, serían dos los asesinos que acabaron con la vida de la pareja y que intentaron que los cadáveres desaparecieran bajo el agua con mochilas llenas de piedras. Los dos cuerpos aparecieron desnudos, uno flotando en el agua y el otro sobre una pared del pantano, posiblemente a causa de un descenso del nivel del embalse al término del verano.
Lo que sí está claro es que los asesinos hicieron todo lo posible por intentar hacer desaparecer cualquier resto posible de Paula y Marc en Susqueda, que se encontraban de vacaciones en el momento de la desaparición y tenían previsto visitar Tamariu, en Palafrugell (Girona), y el Montseny, así como hacer una excursión en un kayak por el pantano de Susqueda. Hundieron su kayak y su coche, poco después de que se les hubiese visto por última vez en un restaurante próximo tras realizar una extracción de un cajero automático de La Cellera de Ter.