Uno de los miembros admite que la denunciante no consintió de palabra la relación sexual
22 nov 2017 . Actualizado a las 20:22 h.Este miércoles, con las declaraciones de los cinco acusados de presunta violación grupal durante los sanfermines del 2016, se vive un día clave en el juicio, algo que se ha podido notar tanto dentro como fuera del Palacio de Justicia de Navarra. En el interior de la sede judicial, el primero de los cinco sevillanos acusados ha mantenido su versión de que la relación sexual fue consentida, aunque ha reconocido que ese consentimiento no se produjo de palabra.
El abogado Agustín Martínez Becerra, que defiende a tres de los cinco miembros de La Manada, entre ellos al que ha declarado ya, ha señalado, no obstante, que hay otras formas de consentir, respecto a esa falta de consentimiento de palabra admitido por su defendido y puesto de manifiesto por la acusación. «El Prenda» también reconocía que la joven no había dado su consentimiento explícito o de palabra, pero sostenía que el grupo interpretó que la denunciante estaba de acuerdo con la práctica de relaciones en grupo por «sus gemidos» en el momento de los hechos.
Martínez Becerra, que ha dicho que sus clientes están «tensos» porque se juegan 25 años de cárcel, ha calificado de «puntilloso» el interrogatorio de la fiscal, una concreción que puede ser la causa, ha ironizado, de la actitud del resto de acusaciones. Según ha añadido, su defendido ha respondido al interrogatorio «con educación y respeto», aunque, al igual que tienen previsto hacer el resto de acusados, se ha negado a responder a las acusaciones populares ejercidas por el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona.
Una concentración obliga a parar la declaración de los acusados
Después de que tuviese lugar la primera declaración de los acusados, el ruido de una protesta convocada frente a la sede judicial con el lema «¡No es no! Justicia» ha obligado al tribunal a suspender la declaración de los acusados durante 45 minutos.
Unas 200 personas se han concentrado a las 12 horas durante la celebración de la octava sesión de la vista oral por la supuesta violación grupal a una joven madrileña en los sanfermines de 2016, una concentración en la que se han gritado frases como «Yo sí te creo» o «Venimos en manada», ruido que ha provocado la suspensión temporal de los interrogatorios a los acusados.
La concentración ha sido convocada por Andrea, Lunes Lilas y Gafas Moradas y con el acompañamiento de la Asociación Eunate y tenía como lema ¡No es no! ¡Justicia! Ezetza, ezetz da! Justizia!'
Tres portavoces de los colectivos han leído un comunicado con el que han criticado que el tribunal aceptara como prueba documental el informe de los detectives, que exista «un sistema judicial machista que cuestiona la versión de la víctima» y juzgue «su vida posterior a un proceso traumático como es una violación».
En el manifiesto se señala que «este juicio es un ejemplo claro de lo que significa la cultura de la violación» y que en la vista «está en juego la respuesta que el Estado y el poder judicial, en concreto, vayan a dar a una agresión especialmente brutal». Las portavoces de los convocantes han recordado el proceso judicial del asesinato de la joven Nagore Laffage a manos del navarro José Diego Yllanes en los sanfermines del 2008. En opinión de estos colectivos, aquel fue «un juicio injusto que despreciaba los derechos de las mujeres, ya que se concedió credibilidad absoluta al acusado».
El abogado de tres de los acusados, Agustín Martínez Becerra, ha considerado «increíble» que se autorice esta concentración durante el juicio y ha considerado que se podría haber hecho «antes o después».
En la primera sesión se declararon inocentes
Durante la declaración preliminar de la primera sesión del juicio los acusados se declararon «inocentes» y negaron todos los cargos a excepción de uno de ellos, un guardia civil, que admitió la «sustracción» del teléfono móvil de la joven denunciante, una madrileña que ahora tiene 20 años.
Según el escrito de la acusación, los imputados, que se hacen llamar La Manada (este es el nombre del grupo de WhatsApp que compartían con otros amigos y donde se vanagloriaban de sus correrías sexuales), bajaron la ropa interior de la joven y le obligaron a realizar felaciones a todos ellos. También le penetraron, uno anal y vaginalmente, sin usar preservativo y «valiéndose de su superioridad física y numérica» y de la «imposibilidad» de la joven de «ejercer la más mínima resistencia».
Mientras, dos de ellos, «sin el conocimiento ni consentimiento» de la chica, hicieron grabaciones de vídeo y fotografías con sus móviles, «con la intención de vulnerar la intimidad de la víctima y posteriormente mostrarlos, enviarlos y difundirlos a su grupo de amigos».
La acusación añade que cuando «se dieron por satisfechos» y antes de abandonar el lugar, un portal de un céntrico edificio de Pamplona, se apoderaron del móvil de la víctima para que «no pudiera solicitar auxilio».
La Fiscalía pide para cada uno de ellos 22 años y 10 meses de cárcel por los delitos continuado de agresión sexual, contra la intimidad y robo con violencia.
96 segundos de grabaciones «repugnantes»
El testimonio de los cinco acusados llega después de que la sesión de ayer estuviese dedicada al visionado de los siete vídeos, de una duración total de 96 segundos, grabados por La Manada, catalogados por Carlos Bacaicoa, abogado de la joven denunciante, como «repugnantes».
La representación letrada de tres de los acusados considera, sin embargo, que las imágenes «acreditan» que no hubo violación, sino que había «consentimiento» en los hechos. En opinión de esta defensa, los vídeos son «clarificadores» porque considera que «no hay fuerza y no hay intimidación», y «encaja más en la versión» que dan los acusados. «La conducta de ella no acredita ni que sea violación ni lo contrario. A día de hoy ninguna de las pruebas ha acreditado violación», manifestó un representante de esta defensa a los periodistas en el Palacio de Justicia.
Las imágenes fueron emitidas en la sala por primera vez este martes, una prueba a la que se le dedicó un total de cinco horas. Antes, declararon los policías forales que analizaron los vídeos grabados por los imputados en el portal donde ocurrió la supuesta violación en la madrugada del 7 de julio de 2016 y las peritos forenses del juzgado que evaluaron psicológicamente a la joven en octubre.
El informe de los agentes sostiene que de las imágenes, 96 segundos en total, no se desprende que la chica participara sino que mantuvo una actitud «pasiva, neutra», y «los ojos cerrados», a lo que ayer añadieron en la sala, según explicó el abogado de la denunciante, que hubo «humillación» a la mujer por parte de los acusados.
Las peritos forenses por su parte afirmaron que la chica presenta síntomas de estrés postraumático, algo que negaron los técnicos que la evaluaron por encargo de la defensa, que además aseguraron que las relaciones fueron «consentidas».
La tesis de los policías es compatible con el relato de la joven, que explicó que no opuso resistencia dada la superioridad numérica y física de los procesados, situación que le hizo entrar en shock y desear únicamente que todo terminara lo antes posible.
El ministro Catalá: «Nunca las víctimas tienen que demostrar la agresión sufrida»
Esta mañana el ministro de Justicia, Rafael Catalá, también se ha manifestado en relación al mediático juicio y a toda la controversia generada alrededor de la estrategia de la defensa de los acusados de cuestionar lo realizado por la joven denunciante tras la supuesta violación. Catalá ha incidido en que las víctimas no han de ser nunca quienes demuestren que han sufrido una agresión aunque ha recordado que todo delincuente tiene derecho a la defensa.
«Nunca, nunca las víctimas tienen que ser quienes demuestren que tienen alguna responsabilidad en la agresión sufrida, más bien al contrario», ha indicado Catalá en el Pleno del Congreso.
En una respuesta a la diputada socialista Adriana Lastra sobre la intención del Ejecutivo de impulsar medidas para proteger los derechos de las víctimas de agresiones sexuales, el ministro ha sostenido que los tribunales independientes y profesionales no se dejan «contaminar por argumentos que no sean firmes y por pruebas que no sean ciertas».
Lastra ha sido muy crítica con el proceso judicial que se está desarrollando en Pamplona contra cinco acusados de violar a una joven de 18 años y ha lamentado que «cada vez que hay una agresión sexual contra una mujer, el primer juicio sea sobre la víctima».
«Estamos hartas de que las estrategias de defensa de los agresores pasen por difamar, denigrar y humillar a las víctimas con la tolerancia de los órganos que debieran protegerlas», ha subrayado. «También de que las víctimas de salvajes violaciones múltiples y en manada se sientan solas y desamparadas», ha añadido.
Por ello, ha reclamado tanto al ministro como al Parlamento «un mensaje nítido» de apoyo a las víctimas: «Que sepan que las creemos, que no están solas, que no aceptamos de nadie que las culpabilice».
Lastra ha insistido en que las víctimas necesitan un «mensaje de esperanza» de que los poderes públicos van a hacer todo lo posible para que casos como este no vuelvan a suceder.
Catalá ha coincidido en que es necesario seguir adoptando medidas para proteger a las mujeres: «Es una auténtica prioridad tener mejores leyes para erradicar la lacra de la violencia».
«Las víctimas de agresión sexual saben que tienen a su lado a toda la democracia y a todas las instituciones y en ello vamos a seguir trabajando», ha concluido el responsable de Justicia.