McCain se venga de Trump e impide derogar el Obamacare

Francisco Espiñeira Fandiño
FRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

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AARON P. BERNSTEIN | Reuters

El fiasco legislativo aumenta los nervios en la Casa Blanca y Scaramucci llama esquizofrénico y paranoico a Priebus

29 jul 2017 . Actualizado a las 09:07 h.

Casi un año ha tardado John McCain en cobrarse la venganza de los insultos y desprecios que le dedicó Donald Trump durante la campaña electoral, cuando el senador por Arizona puso en duda la idoneidad del magnate neoyorquino como presidente y este le respondió poniendo en duda su condición de héroe de guerra tras haberse pasado un año preso en Vietnam.

Durante los últimos meses, McCain ha sido una chinita en el zapato de Trump, cuestionando muchas de sus decisiones, especialmente las relacionadas con el Rusiagate. Por eso sorprendió su reaparición en los pasillos del Senado el martes, recién operado de un tumor cerebral. Y más cuando decidió votar a favor de abrir el debate para derogar el Obamacare, una promesa estratégica de Trump en la que no ha parado de coleccionar fracasos en sus primeros seis meses en la Casa Blanca.

La decisión de McCain impactó a buena parte de sus seguidores, que le recordaron que cientos de miles de personas con problemas de salud similares a los suyos se quedarían sin cobertura médica si se derogaba una de las leyes estelares de Obama.

Este viernes, el senador por Arizona tenía en la mano la decisión final para conseguir la anulación parcial del decreto. Pero esta vez no le falló a los suyos y dijo no a la decisión presidencial. Su voto, junto con el de las senadoras Lisa Murkowski y Susan Collins, frustró al presidente. «Tres republicanos y 48 demócratas abandonan al pueblo estadounidense», escribió el magnate desde su residencia oficial, amenazando con dejar morir el Obamacare mediante la falta de fondos.

Navío a la deriva

El enésimo fracaso legislativo de los republicanos en los seis primeros meses de mandato de Trump no hace más que agravar la enorme división interna entre los seguidores del presidente. Lejos de apagar el incendio creado por él mismo al acusar a Reince Priebus de filtrador, el director de Comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramoucci, echó más gasolina al mismo. Eligió para ello una conversación con un periodista que lo había criticado en las redes sociales. Y se despachó a gusto: «Priebus es un puto paranoico esquizofrénico al que vamos a echar», explicó con un repertorio de vulgaridades que ha asombrado a los políticos de Washington.

Scaramucci, que apenas lleva una semana en el cargo, no solo atacó al jefe de gabinete de Trump, sino también al director de Estrategia, Steve Bannon, del que dejó entrever que busca crearse un perfil propio al margen del presidente.

En Washington, la versión más extendida es que el Gobierno es un barco a la deriva en el que el presidente no para de atacar a su propia tripulación: ha puenteado a Rex Tillerson, con yerno, amenaza e insulta a Jeff Sessions por su papel en el Rusiagate, critica al secretario de Sanidad por ser incapaz de aprobar la derogación del Obamacare, ha quemado en seis meses a varios colaboradores cercanos... Sin embargo, aunque su nivel de popularidad es bajísimo, conserva intacto el apoyo de buena parte de su masa electoral. Un misterio por resolver.