El pasado sábado otro volcán hizo erupción en Canarias. Este volcán llevaba tanta lava acumulada que estalló en todo el archipiélago. Las calles de todas las capitales de las islas se inundaron de manifestantes contra el turismo masivo.
Como insisten los convocantes, no es «turismofobia». Lo que denuncian es un modelo depredador. Un modelo que degrada la sociedad, el medioambiente y que es la base de que Canarias sea la comunidad autónoma española con más población en riesgo de pobreza y también la que tiene más personas en pobreza severa: 350.000. Como cantaban en las manifestaciones «no es sequía, es saqueo».
Pero España tiene más Canarias, cada vez más. Cataluña, la Comunidad Valenciana, Andalucía…llevan años sufriendo el turismo masivo. Un hecho que tiene un efecto inmediato en el encarecimiento de la vivienda. En Baleares el personal sanitario que llega de fuera no puede alquilar pisos. Comunidades como Asturias, hasta hace poco ajenas a este fenómeno, padecen síntomas alarmantes: en estos momentos casi la mitad de la vivienda se vende a extranjeros.
Estos índices son la fiebre que provoca un modelo productivo enfermo. No es sólo el «modelo de desarrollo turístico», el problema es el modelo productivo en su conjunto. En España el turismo es el sector que más aporta el PIB. ¿Es bueno que haya turismo? Sí. Pero no es nada bueno que sea el principal motor del crecimiento económico en nuestro país.
Que España sea en un «parque temático» con grandes cadenas hoteleras, muchas de ellas multinacionales, además de efectos nocivos como la subida de precios de la vivienda, el daño al medioambiente, la degradación de las ciudades… nos convierte en un país dependiente con una economía totalmente subordinada a las grandes potencias. Un país sin un proyecto propio, ni otro futuro para nuestra juventud más que ser mano de obra barata en el «parador nacional».
Es el momento de decir basta ya como ha dicho Canarias.
Es el momento de decir basta al turismo masivo poniendo medidas concretas y efectivas. Sigamos el ejemplo de países como Canadá que ha prohibido la compra de viviendas por extranjeros para frenar la escalada de precios exceptuando a los residentes permanentes.
Es el momento de que se abran paso alternativas como Recortes Cero que propongan un proyecto para este país, diferente al que los sucesivos gobiernos han llevado adelante en las últimas décadas, porque esto viene de largo.
Somos un país rico y lleno de recursos. Somos la cuarta economía de la zona euro; tenemos un potencial incomparable en energías renovables; el tercer mejor sistema sanitario del mundo; un envidiable cuerpo de científicos, investigadores y profesionales; estamos a la cabeza de Europa en agricultura ecológica; somos el tercer país del mundo con más Patrimonio de la Humanidad.
Es el momento de poner todo este capital al servicio de abrir otro camino para redistribuir la riqueza y generar un nuevo modelo productivo nacional, moderno y sostenible.