El independentismo y su batalla por recuperar medio millón de votos

Carlos Peralta
C. Peralta REDACCIÓN / LA VOZ

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De izquierda a derecha, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el presidente de la Generalitat y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès.
De izquierda a derecha, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el presidente de la Generalitat y coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès. Lorena Sopêna | EUROPAPRESS

La irrupción del personalismo de Puigdemont revoluciona el tablero político

31 mar 2024 . Actualizado a las 21:42 h.

El independentismo buscará en las elecciones del 12M los votos que se dejó por el camino en los comicios anteriores. ERC, Junts y la CUP cedieron 350.579 apoyos en las municipales y pasaron de un millón y medio a 920.000 sufragios en las generales. A menos de mes y medio para la cita con las urnas, así afrontan la precampaña los partidos con representación en el Parlamento, marcados por el adelanto electoral y la irrupción de Carles Puigdemont y su órdago: volverá a España si es el candidato a la investidura.

ERC

Continuismo útil. Esquerra Republicana tratará de hacer valer sus tres años al frente del Ejecutivo catalán. Lluís Orriols, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford, destaca que la formación se proyectará como un partido que «más allá de los órdagos al Estado, gobierna la Generalitat. No se va a salir de la línea de competir con Junts, pero sin olvidar esa vertiente de gestión». El Gobierno autonómico cuenta con una media estable de valoración por parte de los catalanes según el Centro de Estudios de Opinión —el llamado CIS catalán—. Pere Aragonès es el primer presidente de Cataluña de ERC en esta etapa democrática. «Es un líder muy pragmático. No entrará en determinados discursos y defenderá con coherencia y firmeza su política», destacó Magda Gregori, analista política y biógrafa del presidente republicano en el libro Pere Aragonès, l'independentisme pragmàtic.

ERC ratificó al presidente como candidato el 18 de enero y, recientemente, presentó a la vicepresidenta de la Generalitat, Laura Vilagrà, como número dos. «Es una campaña muy continuista porque tiene un sentido: es una manera de decir al electorado que han hecho bien las cosas», argumenta Marga Gregori, que intuye que la campaña electoral no será «una batalla entre Junts y ERC, porque [los republicanos] tienen que hacerla con el PSC».

JUNTS PER CATALUNYA

Todo a Puigdemont. La candidatura Junts + Puigdemont per Cataluña es, para Lluís Orriols, «un claro ejemplo» del personalismo que marcará la campaña de los posconvergentes. Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la UPF Barcelona School of Management, plantea una pregunta que muestra al partido como una contraposición a la estrategia de ERC: «¿Cómo va a ir más allá de un discurso focalizado en el 155 y la regresión si le toca gobernar? Habrá gente que diga que Puigdemont pone todos sus esfuerzos en la independencia y no lo ve como un gestor del día a día».

Puigdemont es el líder más conocido en Cataluña según CEO y los votantes de ERC valoran casi por igual su actuación política que la de Aragonès, con un 6,12 por el 6,51 que registra el actual presidente autonómico. «Junts tiene esa idea de ser un partido político que avanza a trompicones», remarca Aira. Lluís Orriols coincide en el diagnóstico: «Necesita consolidarse de una vez por todas como partido». Además, en referencia a la amnistía, afirma que «a nadie se le escapa que Junts está más preparado para sacar rédito de los logros que ha tenido». Principalmente, por una cuestión de tiempos: ERC lleva años como socio parlamentario del Gobierno y los posconvergentes apenas unos meses.

«Junts lo juega todo a la carta de Puigdemont. Está poniendo la responsabilidad en el electorado diciéndole que si lo votan podrá volver a Cataluña», argumenta Gregori, que ve en la salida de este partido del Ejecutivo catalán, en octubre del 2022, una situación que hará que «no tengan que justificarse por ninguna de las crisis de gobierno que hay sobre la mesa».

La cup

Elecciones a contrapié. La CUP se topó con el adelanto electoral en pleno proceso de reflexión, el llamado procés del garbí, que debía finalizar antes del verano. El partido, que ya anunció a la diputada Laia Estrada como candidata, advirtió a Junts y ERC de que no aceptará pactos si mantienen sus negociaciones con el Gobierno central. «La CUP tiene problemas de posicionamiento», remarca Aira, que asegura que «ha estado bastante desaparecida de una parte de la legislatura hasta aquí». Lluís Orriols, por su parte, añade que la implantación del partido a nivel municipal le permitirá, al menos, mantener su presencia en el Parlamento: «Nació desde el municipalismo. Tiene raíces mucho más implementadas en el territorio y eso hace que los vaivenes, que podrían tumbar otros árboles como Ciudadanos, no puedan con la CUP». Magda Gregori coincide en que, si las elecciones se hubieran celebrado en febrero del 2025 —la fecha esperada y la intención inicial de Aragonès— «estarían internamente más preparados».