Bomberos asturianos colaboraron en 1966 en la extinción de las llamas que quemaron la cubierta del templo. El fuego sirvió para establecer unas pautas de actuación en edificios de gran valor histórico
Carta abierta de una viajera del tren entre Madrid y Gijón que no pudo llegar a un entierro familiar después de padecer dos transbordos imprevistos y un retraso de hora y media