Dice que los afectados son víctimas de un «dobre engano», por parte de los bancos y, ahora, por los partidos políticos «que se aproveitan da desesperación da xente»
La solución apremia porque tras presentar el banco pérdidas al cierre del 2011 no puede reintegrar el dinero de las preferentes a sus clientes, ni pagar los intereses que da este producto